Kraus: "Hay que tener otras cosas adem¨¢s de la voz"
El tenor cantar¨¢ en Madrid 'Rigoletto', ¨®pera con la que debut¨® hace 33 a?os
El tenor canario Alfredo Kraus debut¨® en 1956, en El Cairo, con el Rigoletto de Verdi. La cr¨ªtica habl¨® bien de aquel principiante, que pronto fue incluido en la primera fila mundial. Hoy, 33 a?os despu¨¦s, Kraus sigue en el mismo puesto, entre muy pocos nombres. A su edad, 61 a?os, otros cantantes se han retirado o son sombra de su pasado. Kraus, no. "Son muchas las cosas que hay que tener adem¨¢s de voz", dice, refiri¨¦ndose a la t¨¦cnica como veh¨ªculo acoplado a un estilo y a una sensibilidad. A partir del pr¨®ximo mi¨¦rcoles, cantar¨¢ en Rigoletto, uno de los t¨ªtulos m¨¢s esperados de la temporada de la Zarzuela de Madrid.
"Creo que podr¨¦ seguir cantando siempre que mis condiciones risicas se mantengan como hasta ahora", dice Kraus, que acaba de regresar de Viena, donde, en un mes, ha actuado en tres ¨®peras, una de ellas, La favorita, de Donizetti. "Hac¨ªa seis a?os que no la cantaba", comenta. "Es una ¨®pera dif¨ªcil, con agudos, sobreagudos, medias voces, dos sostenidos y naturales, una romanza a media voz... En fin, todo lo que contiene el bel canto. Se piensa que un cantante va perdiendo facultades con los a?os, y yo ten¨ªa mi preocupaci¨®n, no sab¨ªa si podr¨ªa mantener el tipo. Y mi sorpresa vino al comprobar que no s¨®lo la canto mejor que antes, sino que me canso menos. Es incre¨ªble, no me lo pod¨ªa creer, y, bueno, se volvi¨® a demostrar lo que siempre he dicho: que la t¨¦cnica se va depurando con los a?os y que cada vez es mayor el trabajo de concentraci¨®n y menor el f¨ªsico".Lo que cuenta podr¨ªa sonar a falta de abuela en boca de alguien de trayectoria irregular, pero no es el caso de un tenor de quien los cr¨ªticos siempre han destacado su enorme profesionalidad: Kraus nunca defrauda, no ha cancelado ninguna representaci¨®n de ¨®pera en su larga carrera y siempre da una media muy alta en todas sus actuaciones. En el extranjero, algunos titulares de Prensa se han referido a "la ciencia y el alma", o "monsieur Werther", o "el divino Alfredo".
"Fui un tenor tard¨ªo, pero porque la mayor¨ªa de la gente empieza demasiado joven. Hay que esperar el momento oportuno, de madurez de voz, de ideas, de cuerpo y de cerebro". Ese momento lleg¨® para Kraus en Italia. Hab¨ªa escuchado a muchos cantantes en La Scala y comprob¨® que ten¨ªa las mismas o m¨¢s posibilidades que la mayor¨ªa.
Aria dificil¨ªsima
"En Mil¨¢n particip¨¦ en una audici¨®n en la que estaba el organizador de la temporada en El Cairo. Este empresario me ha dicho muchas veces que lo que le llev¨® a contratarme fue escuchar el aria de Rigoletto 'Parmi veder le lagrime'. Lo curioso es que yo la ten¨ªa dominada, pues mi profesora, Mercedes Llopart, me obligaba a interpretarla al final de cada clase; en su opini¨®n, era un aria dificil¨ªsima, y si un tenor la hac¨ªa bien podr¨ªa cantar cualquier cosa".
El mi¨¦rcoles Kraus volver¨¢ a cantar ese fragmento en el teatro de la Zarzuela, con un reparto que incluye a la soprano Patricia Wise y al tenor John Rawnsley. Se trata de una de las ¨®peras de Verdi consideradas por los manuales populares como "tesoros de gloriosa melod¨ªa", junto a La Traviata y El trovador. De ah¨ª la gran expectaci¨®n craeda.
"Es posible que Rigoletto sea una de las ¨®peras por excelencia", dice Kraus, "pero no en lo que hace a mi parte, ya que no me gusta demasiado mi personaje, no est¨¢ bien construido. El duque participa demasiado poco para poder construir la figura de un libertino: esta ¨®pera se centra en Rigoletto y en su hija".
En su casa de Madrid Kraus tiene dos perros, uno llamado Werther (un schnauzer), y el otro Romeo (un peque?o malt¨¦s que suele atacar a las visitas). Dos de sus interpretaciones cl¨¢sicas son el Werther, de Massenet, y el Romeo y Julieta, de Gounod. "Mis ¨®peras favoritas", dice, "est¨¢n en funci¨®n de lo que yo hago, de papeles en los que puedo construir un personaje e identificarme con ¨¦l. Soy muy poco modesto al hablar de las pocas ¨®peras que componen mi repertorio, ya que les he dedicado mucho esfuerzo porque he querido dejar huella. Por eso siempre he elegido papeles que respond¨ªan a mis caracter¨ªsticas vocales y los he tratado como un especialista. En Los puritanos, por ejemplo, no hay nadie que haya superado lo que yo he hecho. En Rigoletto, en el aria Parmi veder le lacrime hay un momento de arrepentimiento, lo que, unido a la dificultad t¨¦cnica, me crea un reto emocional y vocal".
Grabaciones hist¨®ricas
Hay quien piensa que el deb¨² de Kraus no fue con Rigoletto en 1956, sino con La Traviata dos a?os m¨¢s tarde, en Lisboa. Y ello por la existencia de al menos dos grabaciones hist¨®ricas de esa ¨®pera en la que el joven tenor comparti¨® cartel con Maria Callas. "Los agentes, en aquella ¨¦poca, y no como ahora, se preocupaban de sus representados, era gente del teatro que entend¨ªa de voces y que procuraba que los cantantes j¨®venes fuesen arropados de cuando en cuando por grandes nombres. Mi agente propuso mi actuaci¨®n con la Callas. Ella dijo: '?Y qui¨¦n es ¨¦ste?', pero acept¨®, qued¨® contenta y se port¨® muy bien conmigo; no estuvo celosa ni envidiosa, como dicen que era. Incluso ofreci¨® actuar m¨¢s veces conmigo, pero distintos compromisos lo impidieron".
En el principio de su carrera Kraus se manifest¨® como un cantante de t¨¦cnica apabullante, como demuestran esas grabaciones de La traviata, y su carrera parece estar determinada por la fuerza de la raz¨®n y el respeto al p¨²blico y a s¨ª mismo. Los que le ponen peros hablan de frialdad; sus incondicionales cambian ese adjetivo por el de depuraci¨®n. En cualquier caso, nadie cuestiona su prestigio, y es desde esa altura que Kraus desciende a impartir lecciones. Dice no tener tiempo para dedicarse a la docencia, y tampoco confla en ese tipo de clases, "a las que es dif¨ªcil que concurra gente preparada e inteligente. Para hacer una buena carrera hay que tener el sexto sentido de entender el canto. Con la voz se nace".
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