Otra vez el T¨ªbet
Por tercera vez en a?o y medio ha corrido la sangre en Lhasa, en donde las fuerzas chinas del orden reprimieron con violencia, el pasado domingo 5 de marzo, la manifestaci¨®n de centenares de tibetanos -entre ellos, numerosos lamas- que representaban sin duda las reivindicaciones de la mayor parte de la poblaci¨®n. D¨ªas antes del 30? aniversario de la insurrecci¨®n de 1959 que condujo al exilio en la India al Dalai Lama, Pek¨ªn no sabe ya c¨®mo salir del barrizal tibetano. Poco importa si han sido los manifestantes los primeros en tirar piedras o disparar tiros, como han asegurado las autoridades, o si fueron ¨¦stas las que primero hicieron uso de sus armas de fuego. "Una chispa puede incendiar la llanura", como escrib¨ªa anta?o Mao Zedong, cuya pol¨ªtica de ocupaci¨®n brutal del techo del mundo es responsable, de la situaci¨®n actual. Veinte a?os de represi¨®n y 10 de relativa liberalizaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica no han ahogado el nacionalismo de un pueblo. Parad¨®jicamente, ha sido la dulcificaci¨®n de la tutela china durante estos ¨²ltimos a?os lo que ha hecho posible nuevos problemas. Por un lado, la apertura del T¨ªbet ha permitido la multiplicaci¨®n de los contactos con los exiliados reagrupados alrededor del Dalai Lama. Pero, por otro, las m¨²ltiples declaraciones de los dirigentes chinos sobre su voluntad de negociar con el dios viviente pesan poco frente a su rechazo de encarar la autodeterminaci¨®n de la regi¨®n aut¨®noma, lo que hace imposible toda negociaci¨®n., 6 de marzo
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