Fr¨¦goli en persona
Tir¨ªo de John McLaughlinColegio Mayor San Juan Evangelista.
Madrid, 6 de marzo.
John McLaughlin tiene aspecto de arist¨®crata ingl¨¦s, pero fiense ustedes de las apariencias. En realidad es un maestro del disfraz. La viva encarnaci¨®n de Proteo, o de Fr¨¦goli, que cae m¨¢s cerca. No ha parado de cambiar y de a?adir cap¨ªtulos a su historia. Ahora, todo de negro hasta los pies vestido, evoca uno de los m¨¢s antiguos, aquel que dej¨® como obra m¨¢s memorable una versi¨®n de Goodbye Pork-pie hat.
Lo hace con una humildad franciscana. Le basta con una guitarra que suena razonablemente ac¨²stica salvo al golpearla, momento en que parece que se viene abajo un armario de tres cuerpos. En cuanto a acompa?antes, se conforma con un bajo el¨¦ctrico y un percusionista, muy eficaces los dos.
El percusionista, Trilok Gurtu, no perdona la inevitable exhibici¨®n de efectos especiales, pero en general es serio y da colorido y dimensi¨®n a la m¨²sica en los momentos de influencia india, que son bastantes porque ¨¦ste es recurso f¨¢cil para los guitarras con pocas ganas de trabajar. El bajista, Kai Eckhardt, estuvo tranquilo en el primer solo, pero al segundo ya estaba venga a prodigar efectos. Eso s¨ª, se queda muy quietecito: sentado en su silla, mueve los pies siempre igual, talones adentro, talones afuera. Sus solos no son m¨¢s variados, pero no hace muchos y acompa?a bien.
Hicieron hasta una exhibici¨®n de percusi¨®n vocal. Tuvo mucho ¨¦xito, as¨ª que para la pr¨®xima gira pueden prescindir de instrumentos y presentarse as¨ª, a cappella, como una versi¨®n ecum¨¦nica de los Swingle Singers. Ser¨ªa un nuevo paso en la carrera de John McLaughlin.
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