El alcance de la reforma const¨ªtucional
El refer¨¦ndum celebrado el pasado 23 de febrero en Argelia para reformar la Constituci¨®n es, seg¨²n el autor de este art¨ªculo, el paso m¨¢s decisivo dado por este pa¨ªs desde la adopci¨®n de la v¨ªa socialista, en 1962. El cambio constitucional sit¨²a al pa¨ªs magreb¨ª en una posici¨®n progresista dentro de la comunidad internacional.
Para muchos, en nuestro pa¨ªs, el abandono del socialismo que consagra la nueva Constituci¨®n argelina habr¨¢ supuesto un fracaso. Ese ingrediente formaba parte de la aureola de Argelia como defensor del derecho de los pueblos oprimidos en un mundo en el que se han perdido los valores de solidaridad internacionalista. La revuelta argelina de octubre hab¨ªa destrozado, sin embargo, la imagen del r¨¦gimen idealizada por una amplia opini¨®n favorable y mostrado el divorcio, de un lado, entre la poblaci¨®n que desea participaci¨®n real (en la vida pol¨ªtica, en la gesti¨®n econ¨®mica de la riqueza e incluso -en tiempo de crisis- de una austeridad compartida) y, de otro, unas instituciones que dec¨ªan prohibir la explotaci¨®n del hombre por el hombre pero que no le permit¨ªan expresarse. Los j¨®venes argelinos, ni?os de las piedras tambi¨¦n, no encontraron otra salida que la que les indicaban sus desesperados hermanos palestinos.Para muchos, tambi¨¦n aqu¨ª, la claudicaci¨®n argelina no habr¨¢ sido m¨¢s que un nuevo episodio de la hegemon¨ªa occidental en un proceso de distensi¨®n pol¨ªtica que consagra el liberalismo econ¨®mico como el modelo hacia el que tienden -o deben tender- todos los pa¨ªses que quieran sobrevivir en el mundo del a?o 2000.
Y sin embargo la significaci¨®n del refer¨¦ndum constitucional del 23 de febrero va mucho m¨¢s all¨¢ de eso. Por primera vez desde la independencia, una consulta popular arroja un resultado veros¨ªmil. No es la hora de los plebiscitos, y el 73% de voto afirmativo y el 78%. de participaci¨®n distan mucho del 99,18% y del 92,91%, respectivamente, con que fue aprobada la anterior Constituci¨®n de 1976. Con raz¨®n titulaba un soci¨®logo argentino un reciente trabajo: Fin del populismo de Argelia. Fin tambi¨¦n del unanimismo y la demagogia, lo que puede suponer tal vez el salto m¨¢s decisivo que Argelia haya dado desde la adopci¨®n en junio de 1962 de la v¨ªa socialista, sin la que, por otra parte, el pa¨ªs no hubiera podido efectuar la industrializaci¨®n que permiti¨® que en 1987 el producto interior bruto medio por cabeza fuese para los argelinos el doble que para los tunecinos y el cu¨¢druple que para los marroqu¨ªes, por ponerlo en referencia con los dos principales pa¨ªses del ¨¢rea veteranos en seguir las directrices del Fondo Monetario Internacional (FMI). Cierto que no ha podido evitar la deuda exterior de 22.000 millones de d¨®lares, que est¨¢ en la ra¨ªz de la crisis actual.
Nuevo documento
Dificilmente puede hablarse de modificaciones constitucionales en el texto aprobado el d¨ªa 23. Se trata, de hecho, de un nuevo documento inspirado en una filosof¨ªa bien diferente de la Carta Nacional de 1976 (modificada en febrero de 1986), considerada hasta ahora "fuente suprema de la pol¨ªtica de la naci¨®n y de las leyes del Estado", documento ideol¨®gico de referencia que, aprobado en refer¨¦ndum, se encontraba por encima de la Constituci¨®n del 19 de rioviembre de 1976.
No deben extraerse interpretaciones simplistas del encabezamiento "en el nombre de Dios, clemente y misericordioso" (menos a¨²n en los vientos que corren para el islam en Occidente) con que se inicia el nuevo texto, frente al arranque de la Ordenanza de 26 de noviembre de 1976 que proclamaba "en el nombre del pueblo" la anterior Constituci¨®n. No pasa de una referencia cultural como las que se hacen en el nuevo pre¨¢mbulo a la historia, desde el reino n¨²mida a la epopeya del islam, para desembocar en la atribuci¨®n al Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN) de la restauraci¨®n en plenitud de un Estado moderno y soberano al servicio exclusivo del pueblo, que ha recuperado sus riquezas nacionales. Libertad, soberan¨ªa, justicia social, participaci¨®n ciudadana, componen el leit motiv de la nueva Constituci¨®n que inserta a Argelia en (por este orden) tierra del islam, en el Gran Magreb, en el contexto ¨¢rabe, mediterr¨¢neo y africano. A lo largo de los 13 p¨¢rrafos del pre¨¢mbulo se encuentran nueve acepciones -adjetivadas o sustantivadas- del concepto libertad, ausente del pre¨¢mbulo de 1976.
El nuevo texto ha sido aligerado en 20 art¨ªculos, y de ¨¦l han desaparecido los cap¨ªtulos m¨¢s program¨¢ticos, que convert¨ªan a la Constituci¨®n en una declaraci¨®n de principios m¨¢s que en un documento operativo. As¨ª, el cap¨ªtulo segundo (Del socialismo), que centraba los ejes fundamentales de la edificaci¨®n socialista y defin¨ªa la sociedad como "fundada sobre el trabajo". O tambi¨¦n el Cap¨ªtulo VI (Del Ej¨¦rcito Nacional Popular), que consideraba al ENP como "adarga" e "instrumento" de la revoluci¨®n, copart¨ªcipe en la edificaci¨®n del socialismo. 0, por ¨²ltimo, el s¨¦ptimo (De los principios de pol¨ªtica extranjera), declaraci¨®n meramente testimonial, m¨¢s propia de un t¨ªtulo preliminar que del articulado.
Tambi¨¦n se ha introducido orden en el T¨ªtulo Segundo: se habla ahora de "poderes", no del poder. Como se?alaba un estudioso del tema (M. Camau), el r¨¦gimen argelino -como por otra parte los dem¨¢s magreb¨ªes- part¨ªa del principio de la concentraci¨®n del poder con una separaci¨®n de funciones, pero no de poderes. Expresamente los seis cap¨ªtulos que integraban el Segundo T¨ªtulo trataban De la funci¨®n... pol¨ªtica, ejecutiva, legislativa, judicial, de control y constituyente, subordin¨¢ndolas todas a la raz¨®n de Estado, enmascarada detr¨¢s del concepto de defensa y protecci¨®n de la revoluci¨®n socialista y de los intereses de ¨¦sta. En el nuevo texto se eliminan todas las trabas que desde el papel escrito imped¨ªan, por ejemplo, a la Asamblea Popular Nacional (que conserva el nombre) elaborar y votar la ley de manera soberana sin m¨¢s cors¨¦ que la fidelidad "al mandato del pueblo y a la escucha permanente de sus aspiraciones" (art¨ªculo 94). Asimismo, por primera vez en la historia constitucional argelina se expresa que "el poder judicial es independiente" (art¨ªculo 129).
Pero sin duda los cambios de contenido m¨¢s importantes vienen introducidos por el art¨ªculo 40, que reconoce el "derecho a crear asociaciones con car¨¢cter pol¨ªtico", as¨ª como por la desaparici¨®n en los 167 art¨ªculos de toda referencia al hasta ahora partido ¨²nico, el FLN, relegado, como se ha dicho, al pre¨¢mbulo. Aunque no tanto al desv¨¢n de la historia, ya que sin duda resurgir¨¢ en los pr¨®ximos meses con otro nombre (partido, reagrupamiento..., pero en cualquier caso autodenomin¨¢ndose democr¨¢tico) para convertirse -como en el Egiptode Mubarak o en el T¨²nez de Ben Al¨ª- en el partido dominante. Ciertas huellas de que la situaci¨®n est¨¢ bien controlada por Benyedid pueden encontrarse en la nueva Constituci¨®n.
El texto sigue siendo fuertemente presidencialista. El jefe del Estado preside el Consejo de Ministros, dirige la pol¨ªtica exterior, puede someter las leyes a una segunda lectura, convocar referendos o decretar, sin efectivo control, los estados de urgencia, de sitio o de excepci¨®n. Tambi¨¦n designa al que habr¨ªa de ser, en caso de fallecimiento, su virtual sucesor, el presidente de un consejo constitucional de nueva factura, como lo es el Alto Consejo Isl¨¢mico, que con car¨¢cter consultivo establece el art¨ªculo 161. Sus 11 miembros son todos designados por el presidente entre las personalidades religiosas, lo que podr¨ªa ser un ensayo de integraci¨®n oficial de cierto islamismo con el fin de restar adeptos a un posible frente o movimiento isl¨¢mico que ya anuncia, como otros grupos, berber¨®filos o comunistas, su constituci¨®n.
La introducci¨®n del control parlamentario del Gobierno, la instauraci¨®n del pluripartidismo, el sometimiento de la imprenta a la ley, exigiendo un mandato judicial para todo secuestro de publicaci¨®n (art¨ªculo 36), tal vez no tengan para muchos tanto valor como el remachar a bombo y platillo la fidelidad a los principios y fines del no alineamiento, la militancia por la paz o por la solidaridad con todos los pueblos de ?frica, Asia y Am¨¦rica Latina en su combate por la liberaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica. Pero no ser¨¢ la desaparici¨®n de estas declaraciones lo que impida que Argelia siga ejerciendo una pol¨ªtica progresista en la comunidad internacional. Ser¨¢ la voluntad expresada por el pueblo la que de ahora en adelante marque dicha orientaci¨®n a trav¨¦s de unas elecciones que deber¨¢n ser libres, como promulga, tan insistentemente, el pre¨¢mbulo de la Constituci¨®n.
Bernab¨¦ L¨®pez Garc¨ªa es profesor de Sociolog¨ªa del Mundo ?rabe.
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