Desnuda, que algo queda
La denuncia de una joven obligada a desvestirse por la Polic¨ªa Municipal desencadena una investigaci¨®n del Defensor del Pueblo sobre los cacheos abusivos
La denuncia de una joven, obligada a desnudarse por una patrulla de la Polic¨ªa Municipal, desencaden¨® la actuaci¨®n del juez de instrucci¨®n, que, tras investigar los hechos y tomar declaraci¨®n a los intervinientes en los mismos y a los testigos, estim¨® que la joven fue "sometida gratuita y abusivam¨¦nte a un trato indigno y vejatorio" que podr¨ªa constituir delito. Ante los datos obtenidos sobre la habitualidad de cacheos injus tificados a cargo de la Polic¨ªa Municipal, el juez comunic¨® el caso al Defensor del Pueblo, que ha iniciado una investigaci¨®n sobre la materia.
Los hechos ocurrieron el 26 de enero ¨²ltimo, cuando a primera hora de la tarde, M. del V. L. S., de 26 a?os, paseaba por Madrid y fue abordada por una patrulla de la Polic¨ªa Municipal y minutos despu¨¦s, en un despacho de unas oficinas pr¨®ximas, una funcionaria le orden¨® que se desnudara. La denuncia policial recoge que la joven formaba parte de un grupo de personas que ,ante la presencia de veh¨ªculos policiales se pon¨ªan nerviosas" y del que ella sali¨® "precipitadamente", as¨ª como que, cuando la polic¨ªa femenina "iba a realizar un registro personal a la citada individua, comenz¨® a proferirle insultos tales como hija de puta y que ninguna cerda la tocaba, llegando a dar una bofetada a la funcionaria". "Yo paseaba con un amigo en la confluencia de las calles Huesca e Infanta Mercedes, cuando ¨¦l se par¨® a saludar a un chico de un grupo y yo me qued¨¦ a unos metros", relata M. del V. Entonces llegaron varios polic¨ªas municipales en un coche patrulla y comenzaron a pedir la documentaci¨®n y a registrar los bolsillos. "Me miraron el bolso muy amablemente, hasta que lleg¨® la municipala", dice, "en otro coche. De malas maneras, me volvi¨® a registrar el bolso y me dijo: 'Tienes muchas cosas para los pies'. Le contest¨¦ que si no sab¨ªa leer, que eran almohadillitas para las orejas, para los pendientes". Mientras tanto, los otros po lic¨ªas pidieron permiso en unas oficinas de la empresa Merca dos en Origen, SA, y "a empujones", recuerda, "me metieron en un despacho, donde la municipala me dijo que me desnudara". "Conf¨®rme me iba quitando la ropa, ella la tiraba, hasta que me qued¨¦ completamente desnuda y entonces", prosigue, "me dijo que me agachara. Yo le dec¨ªa que para qu¨¦ y ella me repet¨ªa que me agachara o me pegaba con la porra. La verdad es que yo no sab¨ªa para qu¨¦ quer¨ªa que me agachara, y te m¨ªa que me metiera el dedo en el culo o algo as¨ª, porque nunca me hab¨ªa detenido ni parado la polic¨ªa. As¨ª es que me negu¨¦, in sisti¨® en que me pegar¨ªa y me peg¨® con la porra en el hombro hasta que se la sujet¨¦ con la mano y le dije 't¨ªa cerda' o algo as¨ª y que qu¨¦ me quer¨ªa hacer".'Protecci¨®n ciudadana'Seg¨²n el relato de la joven, la funcionaria le dijo "te vas a comer la porra". Ya vestida y fuera del despacho, dos polic¨ªas sujetaron a M. del V., quien continuaba protestando contra la mujer y, al ver el distintivo que los polic¨ªas municipales llevaban en el hombro del uniforme con las palabras protecci¨®n ciudadana exclam¨®: "?Qu¨¦ verg¨¹enza, a esto es a lo que llaman protecci¨®n ciudadana!". "Yo me encontraba hist¨¦rica", admite M. del V., "y cuando la municipala, delante de unas 50 personas que estaban mirando, me volvi¨® a dar dos veces con la porra, me dio un ataque, me solt¨¦ de los policias y le d¨ª un bofet¨®n". "Inmediatamente se lanzaron sobre m¨ª varios polic¨ªas", prosigue la joven, "me pusieron las esposas y, con ellas puestas, la se?ora municipala me volvi¨® a pegar con la porra. Me metieron en un coche y, yo le ped¨ª a los polic¨ªas que no la sentaran a mi lado. Me hicieron caso y, ya de camino hacia la. comisar¨ªa, yo empec¨¦ a llorar y a decir que no me extra?aba que la gente odiara a la polic¨ªa y que si yo fuera un delincuente ir¨ªa a esperarla a la puerta de su casa. Los polic¨ªas permanec¨ªan en silencio, hasta que uno, de pronto, me dijo: 'C¨¢llate, que todav¨ªa te voy a partir yo la boca.
La historia continu¨® con dos horas de espera en un banco de la comisar¨ªa de Tetu¨¢n, en donde la joven intent¨® ponerse en la cola de los denunciantes, pero no la dejaron. "No, t¨² est¨¢s detenida", le dijeron. M. del V. dice que el comisario le permiti¨® declarar delante de un abogado de oficio y la trat¨® bien. "Adem¨¢s, impidi¨® que me esposaran con otro detenido yoblig¨® al polic¨ªa que nos traslad¨® a la Puerta del Sol", recuerda, "a jue me llevara sin esposar, bajo su responsabilidad. Por el camino, el funcionario protestaba". Tras el paso por la inspecci¨®n m¨¦dica de la dlirecci¨®n general de la Polic¨ªa, hacia las de la noche volvi¨® a la comisario de Tetu¨¢n, donde fue puesta en libertad.
Investigaci¨®n Judicial
El atestado policial remitido al juzgado de guardia puso en marcha la investigaci¨®n del titular del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 12 de Madrid, el magistrado Perfecto Andr¨¦s Ib¨¢?e, quien tom¨® declaraci¨®n a los protagonistas del incidente y decidi¨® archivar la denuncia coi tra la joven, tras considerar la bofetada dada por ella a la funcionaria como "un desahogo umanamente explicable y, desde luego, penalmente irrelevante. En cambio, el magistrado estima que existen indicios de que M. del V. L. S. "fue golpea la por la agente con la porra reglamentaria durante el cacliec y tambi¨¦n una vez en la calle, momento en que aquella le dio z su vez una bofetada". El jue2 coinsidera "deplorable" el fundamento alegado por los agente para su intervenci¨®n [el presunto nerviosismo de unos j¨®venes y afirma que "es evidenle" que la actuaci¨®n policial "fue rigurosamente arbitiraria ya en su origen" y adquiri¨® "perfiles de extraordinaria gravedad" en lo relativo a la chica. Sin embargo, ante los concretos Indicios de criminallidad apreci, dos en la polic¨ªa municipal Natividad Berruguete Ruiz, el juez recuerda que en 1986 cuestiDn¨® ante el Tribunal Coristitucional la norma que atribuye a las audiencias el conocimiento de los delitos cometidos por polic¨ªas e impide a los jueces instruir causas penales contra tales funcionarios. En consecuencia, hasta tanto se pronuncie el alto tribunal, icord¨® suspender el tr¨¢mite contra la polic¨ªa Berruguete. , Asi: nismo, la investigaci¨®n realiza la permite al juez considerar c ue "la modalidad del registro corporal o cacheo con desnudez integral se practica por los componentes de las patrullas de la Polic¨ªa Municipal de Madrid con alg¨²n grado de habitualidad en el curso de actuaciones rutinarias de vigilancia callejera". En consecuencia, y dada la incidencia de estas pr¨¢cticas sobre derechos constitucionales como el de la intimidad y la dignidad de la persona, el magistrado estima que podr¨ªa justificarse la actuaci¨®n del Defensor del Pueblo, al que traslada los datos obtenidos en su investigaci¨®n. El titular de esta intituci¨®n, ?lvaro Gil.-Robles, ha asumido el caso y ha declarado a EL PA?S que actualmente la Polic¨ªa Municipal se encuentra a la cabeza de las quejas ciudadanas contra cuerpos poiciales por malos tratos.
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