El imperio contrataca
Time Warner se convierte, tras su fusi¨®n, en el nuevo l¨ªder de la comunicaci¨®n global
"A mediados de los a?os noventa, la industrila de los medios informativos y del entretenimiento estar¨¢ compuesta por un n¨²mero limitado de gigantes globales. Y nosotros seremos uno de ellos". Esta predicci¨®n, realizada hace unos meses por el presidente de Time Incorporated, Richard Munro, acaba de convertirse en realidad con la creaci¨®n de la mayor empresa de comurticaciones del mundo, Time Warner Incorporated, producto de la fusi¨®n de la revista Time con la principal empresa norteamericana de producci¨®n de televisi¨®n (Dallas, Falcon Crest) y discos y una de las principales del mundo de las pel¨ªculas, Warner Communications.
Una operaci¨®n de 9.000 millones de d¨®lares, coste del intercambio de acciones entre las dos empresas, que generar¨¢ un multimedia con un valor combinado de 18.000 millones de d¨®lares. Y lo que es m¨¢s importante, la capacidad de inundar la aldea global con sus productos -material editorial, v¨ªdeos, pel¨ªculas de Hollywood-, que puede diseminar por los cinco continentes amortizando costes que ser¨ªan imposibles para empresas convencionales o simplemente regionales.Los estudiosos de la informaci¨®n alertan sobre el peligro del monopolio universal de unos pocos. Frente a "lo peque?o es maravilloso", esto es la magia de lo colosal. Ser¨¢n, junto con los Murdoch, Bertelsmann, Hachette y Maxwell, los nuevos due?os del universo, con una inmensa capacidad de decidir sobre el ocio y la cultura de la humanidad.
Un futuro de "s?nergias"
Es el aprovechamiento, gracias a la integraci¨®n vertical de las compa?¨ªas, de las abstrusamente denominadas por los economistas "sinergias" producidas por la combinaci¨®n de sus productos y recursos complementarios. A Time Warner Incorporated s¨®lo le faltar¨¢ prensa diaria, pero Madonna o U-2, cantantes de la cuadra Warner, pueden ser biografiados en un libro de la editorial de Time, que distribuir¨ªa su club de libros por correspondencia y serializar¨ªa Time (4,7 millones de ejemplares semanales) o People (el ?Hola! norteamericano).
Los v¨ªdeos de Madonna ser¨ªan producidos por el gigante, que los di1stribuir¨ªa en EE UU a trav¨¦s de sus empresas de cable HBO, Ciriemax o ATC, o por sat¨¦lite a todo el mundo. Tambi¨¦n cabr¨ªa que hicieran miniseries de televisi¨®n. Y sus estudios podr¨ªan realizar una pel¨ªcula. Y las cr¨ªticas, presumiblemente favorables, podr¨ªan leerse en los 30 millones de ejemplares que en todo el pllaneta distribuye ahora Time Incorporated.
Hasta la fusi¨®n de Time y Warner, a¨²n no concluida (712 millones de d¨®lares de beneficios netos entre ambas en 1987), una empresaalemana occidental que trabaja sin hacer ruido, Bertelsmann AG -nacida hace 136 a?os como editora de himnos religiosos-, era el principal holding mundial de comunicaciones, con unas ventas anuales de 6.600 millonesde d¨®lares y unos beneficios netos tambi¨¦n anuales de 193 millones de d¨®lares. Pero con Time Warner Incorporated Estados Unidos se sit¨²a a la cabeza de la competici¨®n global de los medios de comunicaci¨®n cara al a?o 2000.
Munro, Ross y N. Nicholas -quien, pasados cinco a?os, presidir¨¢ en solitario Time Warner- pasan a liderar un club exclusivo de magnates de los medios de masas. Son los Mohn, Murdoch, Lagard¨¦re y Maxwell. "S¨®lo empresas norteamericanas de comunicaci¨®n muy fuertes sobrevivir¨¢n en el mercado europeo unificado de 1992", explicaba Ross para justificar la formaci¨®n del gigante. Este club, de los m¨¢s fuertes, no tendr¨¢ m¨¢s de media docena de plazas.
El desconocido Reinhard Mohn, que posee el 89% de las acciones de Bertelsmann, es el primer socio. Adem¨¢s de la editorial Doubleday, tiene en Estados Unidos Bantam, Dell y Literary Guild, as¨ª como RCA, y edita las revistas Parents y Young Miss. El 29% de las ventas del grupo proviene del mercado norteamericano. Las leyes antimonopolio le impiden extenderse m¨¢s en la Rep¨²blica Federal de Alemania y Bertelsmann ha entrado en la televisi¨®n privada francesa. Mohr ha dicho que no se precipitar¨¢ para responder al reto de Time Warner.
Murdoch, nacido en Australia y nacionalizado norteamericano, es el tercer socio de esta pe?a especial, con su holding News Corporation (4.400 millones de d¨®lares de ingresos anuales y 11.000, millones de activos). Los norteamericanos le consideran como el miembro "m¨¢s agresivo y brillante" de la fraternidad que puede llegar a decidir lo que leemos, escuchamos o vemos los ciudadanos del planeta Tierra.
El franc¨¦s Jean-Luc Lagard?re, con Hachette (4.000 millones de d¨®lares de ingresos al a?o, la mitad fuera de Francia), el mayor editor de revistas del mundo (74 en 10 idiomas), es otro de los grandes.
Su empresa, fundada en 1826 como editora de libros de texto, es una subsidiaria de Matra, que fabrica misiles. Hachette (40 millones de d¨®lares de beneficios en 1988) vende cuatro millones de ejemplares de la revista Elle en 14 pa¨ªses, incluida la Rep¨²blica Popular China. En Espa?a controla Salvat.
El peque?o brit¨¢nico
Y no hay que olvidar, aunque sea el m¨¢s peque?o, a sir Richard Maxwell, brit¨¢nico de origen checo, y su Maxwell Corporation, con 1.400 millones de d¨®lares de ingresos anuales. Posee el grupo Mirror de peri¨®dicos en el Reino Unido y compr¨® el pasado a?o, por 2.500 millones de d¨®lares, la editorial norteamericana MacMillan.
Por volumen de negocio (4.400 millones de d¨®lares el pasado a?o), la norteamericana Capital Cities, propietaria de la cadena nacional de televisi¨®n ABC, podr¨ªa formar parte del club. Pero sus due?os aseguran que no les interesa por el momento el destino global.
"El mundo ser¨¢ nuestra ostra", ha prometido el presidente de Warner Communications, Steven Ross, quien hace dos a?os cruz¨® la calle, desde su edificio del Rockefeller Center, en Nueva York, para presentar a su colega de Time Incorporated, Munro, la idea en bruto de alg¨²n tipo de colaboraci¨®n entre sus dos empresas (una fuerza laboral de 30.000 empleados y unos ingresos en 1987 de unos 4.500 millones de d¨®lares cada una). Se trataba de responder al desaf¨ªo de los multimedia europeos y japoneses, que, al amparo de un d¨®lar barato, iniciaban la compra de editoriales, casas discogr¨¢ficas y otros medios de comunicaci¨®n en Estados Unidos. Ross no pensaba entonces en una fusi¨®n de iguales, sino que cada compa?¨ªa mantendr¨ªa su independencia.
Desde aquel d¨ªa, la inversi¨®n extranjera, que ya estaba comprando t¨ªtulos estadounidenses del Tesoro -ayudando a financiar el d¨¦ficit-, rascacielos en Nueva York o Los ?ngeles y empresas en todos los sectores industriales, se fij¨® tambi¨¦n en los medios de comunicaci¨®n, poniendo 12.000 millones de d¨®lares en la adquisici¨®n de editoriales, productoras de discos, peri¨®dicos, revistas, imprentas y productoras de cine, v¨ªdeo y televisi¨®n.
Bertelsmann se hac¨ªa con Discos RCA-Ariola, compr¨¢ndoselo a General Electric, y la editorial Doubleday. Todo el paquete por 800 millones de d¨®lares. En 1987, la francesa Hachette compraba, por 450 millones de d¨®lares, la editora de enciclopedias Grollier, convirti¨¦ndose en el principal productor de enciclopedias del mundo.
La japonesa Sony pagaba por esa misma ¨¦poca 2.000 millones de d¨®lares por quedarse con la compa?¨ªa discogr¨¢fica de la CBS. Y este pie en los Estados Unidos le desat¨® el hambre por un estudio de cine. Quiso hacerse el pasado a?o con la filmoteca de 1.000 pel¨ªculas de la Metro-Goldwyn Mayer-UA pensando en 1990, cuando en Jap¨®n distribuir¨¢ 24 horas de televisi¨®n v¨ªa sat¨¦lite. Fracas¨¦ en el intento, pero Sony le ha echado el ojo ahora a Columbia Pictures.
La competencia de Murdoch
Para entonces, ya el magnate australiano-norteamericano Rupert Murdoch hab¨ªa comprado la 20 Century Fox y siete estaciones de televisi¨®n en EEUU, con la idea de crear un cuarto canal nacional, Fox Broadcasting, para hacer la competencia a CBS, NBC y ABC. Recientemente, Murdoch engord¨® su imperio comprando por 3.000 millones de d¨®lares (la mayor cantidad pagada por medios escritos) la millonaria gu¨ªa de televisi¨®n TV Guide y Triangle Publications, editora de varias revistas de difusi¨®n masiva.
Su imperio es todav¨ªa m¨¢s completo que el de Time Warner, ya que cuenta con peri¨®dicos diarios en Australia, el Reino Unido y Estados Unidos, y el embri¨®n de una cadena de televisi¨®n nacional, no de pago, en este pa¨ªs. La legislaci¨®n norteamericana, que proh¨ªbe poseer una emisora de televisi¨®n y un diario en la misma ciudad, forz¨® recientemente a Rupert Murdoch, propietario de The Sun y de The Times de Londres, a vender el tabloide sensacionalista neoyorquino New York Post. En 1983 hab¨ªa intentado ya comprar Warner.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.