El sue?o de Yoko

Dentro de pocos a?os, cuando el flamenco haya desaparecido de este pa¨ªs, los que se interesen por esta peculiar forma de expresi¨®n tendr¨¢n que irse al Jap¨®n a tratar de entender qu¨¦ era aquello.El cuidado con que la bailaora y flamenc¨®loga japonesa Yoko Komatsubara ha montado su Yo eleg¨ª el flamenco, el buen gusto con que lo presenta, la calidad de los int¨¦rpretes y maestros andaluces de que se ha sabido rodear, contrastan con la horterez desaforada y el entreguismo sin resistencia a la comercializaci¨®n que con tanta frecuencia dominan este tipo de espect¨¢culos.

El baile de Yoko quiz¨¢ carezca de jondura, pero su amor por el flamenco es m¨¢s profundo que el de muchos de sus colegas nacidos en la piel de toro. Entre otros signos de buen hacer. Yoko ha desterrado los micr¨®fonos -omnipresentes incluso en los festivales m¨¢s puristas- de la escena, con lo que el hilo de emoci¨®n del cante de Mar¨ªa la Burra, llegaba, con su carga de a?os y sabidur¨ªa, hasta el fondo del gallinero del Espa?ol sin deformaciones.

Miguel Narros ha ideado y dirigido este espect¨¢culo sin excesivos alardes y el maestro Manolo Mar¨ªn ha montado una coreograf¨ªa que cumple con el objetivo de hacer evidentes las razones de la fascinaci¨®n que el flamenco puede ejercer sobre alguien que, como la Komatsubara y sus alumnas, vienen de un mundo en principio tan distante.