Cristiani: "No soy el jefe de los 'escuadrones de la muerte"
El candidato de la derechista Arena trata de borrar la siniestra imagen de su partido y promete dialogar con la guerrilla
A. C. ENVIADO ESPECIAL "Yo no soy el jefe de los escuadrones de la muerte", dice Alfredo Cristiani, candidato de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y principal aspirante a la victoria en las elecciones presidenciales de hoy en El Salvador. Moderado, h¨¢bil y conciliador, Cristiani, un empresario recientemente metido en la pol¨ªtica, trata de borrar la siniestra imagen de su partido, promete un Gobierno "verdaderamente neoliberal" que dialogar¨¢ con la guerrilla. Promesas de paz que no todos creen. La sede de la Unidad Nacional de Trabajadores Salvadore?os (UNTS), sindicato pr¨®ximo a la guerrilla, est¨¢ rodeada de sacos terreros por el miedo a los ataques de la ultraderecha. No son ellos los ¨²nicos que temen una noche de cuchillos largos si gana Arena.
Alfredo Cristiani no piensa que nadie se deba sentir amenazado por la victoria de su partido y advierte, tajante, en una conferencia de prensa: "No vamos a ser los causantes de un ba?o de sangre en El Salvador". El candidato arenero niega que su partido est¨¦ involuerado en actos de violenta. "?Usted cree", pregunta, "que si Arena estuviera matando salvadore?os votar¨ªan por nosotros?".Distintos observadores relacionan, sin embargo, Arena con el terror ultraderechista de a?os pasados, y uno de sus m¨¢s destacados dirigentes, el mayor Roberto D'Aubuisson, est¨¢ acusado por la justicia salvadore?a del asesinato, en 1980, de monse?or Arnulfo Romero.
Cristiani no disculpa del todo a su compa?ero de filas en este caso, pero considera que el asunto ha sido politizado en favor del gobernante Partido Dem¨®crata Cristiano. El candidato de Arena promete que, en caso de llegar a la presidencia, el caso Romero seguir¨¢ abierto a investigaci¨®n y que el mayor D'Aubuisson, no formar¨¢ parte de su Gobierno.
Movimiento t¨¢ctico forzado por la p¨¦sima reputaci¨®n de D'Aubuisson, en Estados Unidos, o diferencias reales con el l¨ªder de la ultraderecha, lo cierto es que Cristiani quiere presentarse alejado del antiguo oficial del Ej¨¦rcito salvadore?o, quien, sin embargo, ha participado activamente en la campa?a electoral y ha llenado m¨ªtines con su tradicional discurso incendiario y su programa populista.
No hay de qu¨¦ preocuparse, dice Cristiani a la opini¨®n p¨²blica internacional. Su Gobierno, asegura, velar¨¢ por los derechos humanos y tratar¨¢ de erradicar la violencia. Cristiani reconoce que, por el momento, no consigue convencer a ciertos pa¨ªses de su buena voluntad, pero manifiesta que cada vez que habla con gobernantes extranjeros les explica: "Aqu¨ª hay un partido pol¨ªtico que ha estado haciendo un esfuerzo dentro del proceso democr¨¢tico; permitan que el pueblo salvadore?o, si quiere llevar a ese partido al Gobierno, lo lleve. Ustedes juzguen por lo que vean despu¨¦s, no por lo que crean que va a hacer ese partido".
Eso mismo, a?ade, le dijo hace un par de meses al vicepresidente de Estados Unidos, Dan Quayle, quien le asegur¨®, seg¨²n Cristiani, que la Administraci¨®n norteamericana "est¨¢ dispuesta a trabajar con cualquier partido pol¨ªtico que resulte electo" hoy A cambio, el candidato arenero le manifest¨® que "no existe ning¨²n problema en que se mantengan las condiciones impuestas hasta ahora" por Estados Unidos para la concesi¨®n de una generosa ayuda (unos 600 millones de d¨®lares al a?o) a El Salvador, entre ellas, la del respeto a los derechos humanos.
"La carta de la generosidad"
El rector de la Universidad Centro Americana (UCA), Ignacio Ellacur¨ªa, no cree que un Gobierno de Arena imponga, al menos en una primera etapa, un r¨¦gimen de violencia. "Puede haber turbulencias, se puede mover el avi¨®n e incluso abrirse una puerta y caerse algunos pasajeros, pero no creo que la l¨ªnea de Arena sea la del recrudecimiento de la violencia, y menos de la violencia terrorista".
"Van a jugar", dice Ellacur¨ªa, "la carta de la generosidad, la negociaci¨®n y la apertura democr¨¢tica. S¨®lo si esto les fuera muy mal habr¨ªa la posibilidad de que una corriente interna dura rebrotase". Pero hay algunas razones para que esto no ocurra. A la presi¨®n de Estados Unidos, que no quiere ver ahora su trabajo de ocho a?os en El Salvador en manos de un grupo de semifascistas odiado por el Congreso norteamericano, hay que sumar el inter¨¦s concreto de la derecha salvadore?a en que vuelva la paz para permitir el desarrollo.
Arena es el partido de los empresarios, de los terratenientes, de los grandes comerciantes, de todos aquellos que antes cre¨ªan, como dec¨ªa D'Aubuisson, que pod¨ªan acabar con la guerrilla en tres d¨ªas a tiros y que hoy dicen apostar por la negociaci¨®n. "Hay que hacer la apertura necesaria para intentar la incorporaci¨®n del Frente Farabundo Mart¨ª de Liberaci¨®n Nacional (FMLN) al proceso democr¨¢tico", afirma Cristiani.
El candidato de Arena tiene previsto iniciar el di¨¢logo con la guerrilla inmediatamente despu¨¦s de conseguir la victoria, pero cree que esa negociaci¨®n debe hacerse sin la publicidad que tuvo anteriormente; debe ser un di¨¢logo "permanente y productivo" y, preferentemente, deber sostenerse fuera de El Salvador.
Esta puerta abierta a un di¨¢logo serio es una de las razones que han llevado al FMLN a apostar por un triunfo de Arena, pero no la ¨²nica. Con la victoria del partido de la derecha recalcitrante, la guerrilla considerar¨ªa definitivamente fracasado lo que se llama el proyecto norteamericano, que consiste en favorecer la creaci¨®n de un centro democr¨¢tico entre dos proyectos radicales: el marxista y el ultraderechista.
Con Arena en el poder, el FMLN conf¨ªa en que le sea m¨¢s f¨¢cil agrupar en la oposici¨®n un conjunto de fuerzas progresistas en torno a "una alternativa popular". "Arena es la alternativa m¨¢s arriesgada, pero si sale bien es como el que apuesta por un caballo al que nadie da vencedor y luego se lleva todos los dividendos", considera Ellacur¨ªa.
"No habr¨¢ pasos atr¨¢s en la reforma agraria", promete Cristiani para desvanecer uno de los principales temores de los votantes m¨¢s humildes. "La reforma agraria (uno de los pocos ¨¦xitos reconocidos al Gobierno de Napole¨®n Duarte) necesita una revisi¨®n para que sea productiva, porque, en la actualidad, la inmensa mayor¨ªa de los campesinos no se considera todav¨ªa propietaria, pero no vamos a regresar la tierra a sus antiguos propietarios".
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