La mala uva
PARA EL pinochetismo, cualquier excusa es buena para retrasar el retorno a la democracia. La ¨²ltima es el esc¨¢ndalo surgido con ocasi¨®n del descubrimiento en EE UU de dos uvas chilenas contaminadas con cianuro -en dosis no letal y procedente, al parecer, de la fumigaci¨®n para la desinfecci¨®n de los contenedores en los que se exporta la fruta- Las autoridades estadounidenses interrumpieron temporalmente las importaciones de uva chilena. Tambi¨¦n lo hicieron Jap¨®n y Canad¨¢.Las autoridades chilenas han aprovechado la circunstancia para asegurar que miles de temporeros corr¨ªan el riesgo de quedarse sin trabajo, que la situaci¨®n era pr¨¢cticamente "de guerra" con EEUU, que la culpa la ten¨ªa la conjura norte americano-comunista y que el incidente estaba poniendo en peligro la transici¨®n misma hacia la democracia. Reacciones que deben tomarse con la condescendencia con que debe tratarse toda paranoia nacionalista.
En todo caso, el incidente de la uva -ya superado tras la decisi¨®n de Estados Unidos de levantar, el viernes, las restricciones a las importaciones- viene a recordar la fluidez de una situaci¨®n interior dominada por la resaca del plebiscito perdido por la dictadura el pasado oto?o. La oposici¨®n se enfrenta a un triple objetivo: impedir que Pinochet se convierta, en tanto que jefe de las FFAA, en custodio de una democracia a la paname?a; conseguir presentar a un candidato ¨²nico a las elecciones presidenciales de fin de a?o, y lograr que todo el Parlamento, y no s¨®lo una parte de ¨¦l, sea elegido por sufragio universal.
El eje de todo ello es la discusi¨®n sobre la reforma constitucional en que se ha embarcado el general dictador. El resultado negativo del plebiscito le dej¨® tan debilitado que su actual pretensi¨®n de controlar el nombramiento de un candidato-heredero (ya que ¨¦l no puede serlo) ha sido rechazada incluso desde las filas de la derecha. Entre otras cosas, porque los conservadores quieren ahora presentar a un candidato que rescate solamente lo bueno del Gobierno de Pinochet. Ante este contratiempo, la soluci¨®n para ¨¦ste estar¨ªa en una reforma constitucional que acortara el mandato presidencial de ocho a cuatro a?os, lo que le permitir¨ªa presentarse a las siguientes elecciones.
Pero, sobre todo, con una democratizaci¨®n constitucional m¨ªnima, Pinochet podr¨ªa aprovechar el valor propagand¨ªstico de un gran voto afirmativo en el refer¨¦ndum de reforma constitucional, tratar de dividir a la oposici¨®n neg¨¢ndose a aceptar la presencia de la izquierda en las negociaciones y devaluar cualquier intento posterior de reforma en profundidad. Para ello cuenta con un proyecto de provisi¨®n de cargos parlamentarios que incluye a senadores de designaci¨®n directa.
Mientras tanto, la oposici¨®n est¨¢ jugando sus cartas con realismo y sensatez. Consciente de que, por el momento, el ¨²nico interlocutor que la dictadura acepta sin reticencia es Patricio Aylwin, l¨ªder de la Democracia Cristiana (DC), ha enviado a ¨¦ste a una reuni¨®n con el ministro del Interior en representaci¨®n de la concertaci¨®n de 17 partidos vencedores en el plebiscito. Lo primero que ha hecho Aylwin ha sido exigir que, en cualquier reforma constitucional, el Parlamento sea electivo en su totalidad; quiere con ello evitar que la DC y una derecha ayudada por el dictador puedan contribuir a quebrar el juego democr¨¢tico, borrando del mapa electoral a la izquierda, que quedar¨ªa as¨ª peligrosamente marginada.
Tan inteligente postura ha sido completada por los sectores de la izquierda -desde los socialistas hasta los comunistas-, que han expresado su convencimiento de que "¨¦sta no es la hora de la izquierda", sino, m¨¢s bien, la de un candidato ¨²nico. Una aproximaci¨®n realista que, al igual que en el caso del plebiscito que gan¨® el arco iris, dar¨ªa la victoria a la libertad y a la democracia en las elecciones presidenciales de diciembre.
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