La vida misma

Antes de Mujeres al borde de un ataque de nervios Pedro Almod¨®var hab¨ªa salpicado de emociones, en plan catarata neur¨®tica, diversos escenarios reales como la vida misma. Ocurr¨ªa en sus pel¨ªculas anteriores, en las que invent¨® desde situaciones rococ¨®-contempor¨¢neas -animada charla en una tienda de l¨¢mparas-, hasta una infinidad de personajes nunca vista en el cine espa?ol, pasando por nuevas f¨®rmulas cinematogr¨¢ficas -la panor¨¢mica rotonda, o visi¨®n de la Gran V¨ªa desde el primer piso de la cafeter¨ªa Manila-

Posiblemente ten¨ªa que hacerlo as¨ª para poder introducirse sin escr¨²pulos en la alta comedia.

Y alta comedia es, para Pedro Almod¨®var, que los taxistas no sean bordes o que las porteras digan la verdad. Y eso es lo que incluy¨®, entre gazpachos alucinogenos, en Mujeres..., comedia tan alta que ahora andan en tr¨¢mites en Estados Unidos para que Jane Fonda protagonice el remake en ingl¨¦s.

Cambiar¨¢ en ¨¦l el perfil arquitect¨®nico madrile?o, al que miran esperanzadas Carmen Maura y Rossi de Palma en la ¨²ltima escena de la pel¨ªcula, esta ¨²ltima con una mirada fren¨¦tica, porque est¨¢ reci¨¦n despertada de un sue?o er¨®tico tan intenso que le ha servido para perder la virginidad.

Es la audacia final, la p¨¦rdida de la inocencia para alguien ante cuyos ojos se abre un panorama -urbano, naturalmente-, en el que la ¨²nica redenci¨®n posible es la de dar rienda suelta a las emociones y los sentimientos.