Rosas rojas para Penderecki
De nuevo Penderecki (1933) entre nosotros, esta vez con una de las m¨¢s destacadas orquestas alemanas, la NDR. Su presencia peri¨®dica se ha convertido en algo familiar. Casi un cuarto de siglo hace ahora de su primera visita a Madrid. Reciente est¨¢ a¨²n su investidura -abril de 1987- de doctor honoris causa por la universidad Aut¨®noma, organizadora de este concierto. Con Penderecki ocurre algo parecido a lo que, en otro campo, el teatro, sucede con su compatriota Tadeusz Kantor. Se han convertido, aqu¨ª, en los amigos polacos. Los dos vienen, adem¨¢s, con sus fantasmas de la memoria y con ese sentido obsesivo de la religi¨®n en su pa¨ªs, que en Penderecki es menos laico, m¨¢s trascendental.La Segunda sinfon¨ªa del compositor polaco, encargada y estrenada en abril de 1980 por Zubin Mehta en el Avery Fisher Hall, de Nueva York, es una evocaci¨®n de la Navidad. 32 minutos en un solo movimiento, a considerable volumen, en que con un lenguaje cercano al expresionismo posrom¨¢ntico, lo fundamental es la creaci¨®n de un clima sonoro. Algunos recuerdos, intervalos, motivos musicales breves, emergen, incluso por dos veces, el conocido Noche de paz. Con apoyos continuos en la cuerda baja, sin dar respiro, la obra sub raya preferentemente la impor tancia de la fe.
Orquesta Sinf¨®nica de la Radio del Norte de Alemania (NDR)
Director: Krzysztof Penderecki. Programa: Sinfon¨ªa n¨²mero 2. K. Penderecki; Sinfon¨ªa en mi menor, opus 95, Del Nuevo Mundo, A. Dvorak. Lunes 20 de marzo de 1989. Madrid. Auditorio Nacional.
Compacta y equilibrada
Posee una buena factura y se sigue con inter¨¦s. La orquesta estuvo muy c¨¢lida en la cuerda, compacta y equilibrada entre las diferentes familias. ?Qu¨¦ envidiable nivel el de las orquestas de la radio en Alemania! En la primera parte hab¨ªan ofrecido una m¨¢s que notable versi¨®n de la popular Sinfon¨ªa del Nuevo Mundo, de Dvorak (1841-1904). Penderecki, como director, es tosco de gestos, sin gran variedad de recursos, pero tremendamente eficaz. Atiende especialmente a la arquitectura de la obra, sin hacer demasiado hincapi¨¦ en refinamientos t¨ªmbricos o detalles luminosos. La exposici¨®n de los temas mel¨®dicos fue intimista y no careci¨® de emoci¨®n.La capacidad de comunicaci¨®n de Penderecki es enorme. Tras los aplausos finales, unas chicas de la Aut¨®noma repartieron rosas rojas al maestro y a todos los miembros de la orquesta, en clima de gran ¨¦xito.
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