Menores sin ley
Los tribunales carecen de un texto penal para juzgar con garant¨ªas a los ni?os y adolescentes acusados de cometer delitos
Los menores de edad penal que llegan ante un juez quiz¨¢ ignoren que no existe una ley que pueda ser aplicada a su caso. A pesar de todo, se les juzga: "Con las garant¨ªas constitucionales y a la luz de la ley de Enjuiciamiento Criminal", dicen en un juzgado de menores de Madrid. Por delitos que figuren en el C¨®digo Penal como graves, estos j¨®venes pueden ser privados de libertad en centros de reforma. Lugares a los que, seg¨²n un experto, s¨®lo llegan personas de los sectores sociales marginados.
Los nuevos jueces de menores acceden a sus cargos tras hacer unos cursos "apresurados", seg¨²n un magistrado, y con la legislaci¨®n tutelar de 1948, inaplicable por inconstitucional. A diferencia de los anteriores jueces, que pod¨ªan no pertenecer a la carrera judicial, todos proceden de la judicatura.Actualmente la justicia de menores est¨¢ sometida a debate en varios pa¨ªses. La revisi¨®n afecta sobre todo a la llamada ideolog¨ªa tutelar, que define al menor como sujeto sin responsabilidad, al que no se puede atribuir o imputar la comisi¨®n de delitos. Los magistrados Perfecto Andr¨¦s Ib¨¢?ez y Claudio Movilla coinciden en asimilar esa idea "al paternalismo m¨¢s trasnochado", y proponen que la atribuci¨®n de responsabilidad delictiva a los menores se acompa?e de las garant¨ªas jur¨ªdicas, fiscales y de defensa de la jurisdicci¨®n ordinaria.
El anteproyecto provisional de la ley Penal de Menores, fechado en marzo de 1987, "est¨¢ congelado", declara Juan Mato, director general de Protecci¨®n Jur¨ªdica del Menor. Entre sus art¨ªculos no aparece la tutela. Establece una distinci¨®n entre menores y j¨®venes, si bien no la relaciona con la elevaci¨®n de la edad penal a los 18 a?os. Prev¨¦ asimismo la posibilidad del juicio con jurado, y se fija en dos a?os el tiempo m¨¢ximo de reclusi¨®n.
No todos son delincuentes
"Me llevan los demonios cuando incluso desde instancias oficiales se dice que en Espa?a hay 25.000 menores delincuentes". El comentario es de una juez de Madrid, que a la vista de m¨¢s de 2.000 expedientes en 1988, afirma: "S¨®lo,40 merecen ese calificativo". "No es lo mismo", contin¨²a la juez, "el chico que tira piedras al tren que el que viola o mata". La resoluci¨®n m¨¢s frecuente en estos juzgados es la amonestaci¨®n.Entre 12 y 15 a?os tienen la mayor¨ªa de los que cometen delitos graves. El robo, en solitario o en pandilla, es lo m¨¢s habitual; la violencia sexual se incrementa. Las lesiones y casos aislados de muertes son los hechos que pueden conducir a un menor a los centros de reforma.
Los trabajadores sociales que act¨²an en los centros cerrados, colegios, residencias y pisos, han sustituido a las ¨®rdenes religiosas, salvo en algunos colegios para chicas. La Direcci¨®n General de Protecci¨®n Jur¨ªdica del Menor se encarga de la reforma en Baleares, Ceuta y Melilla, y tambi¨¦n gestiona directamente centros de car¨¢cter nacional como el de Renasco, en Madrid. En el resto del Estado las competencias corresponden a las comunidades aut¨®nomas.
Las historias personales que manejan los traba adores sociales suelen ser penosas y repetitivas. "Los casos m¨¢s frecuentes se enmarcan en la marginaci¨®n absoluta, con el dato caracter¨ªstico de disoluci¨®n del n¨²cleo familiar", afirma una experta de la Comunidad de Madrid.
En el juzgado y en la Comunidad madrile?a califican de "desalentadores" los resultados de los trabajos de reforma. Se?alan la dificultad de restaurar un sistema de valores sociales y familiares que desconoce el adolescente. Sus or¨ªgenes: barrios desastrosos, viviendas sin las m¨ªnimas condiciones y la calle por escuela. El juzgado y el correccional se convierten en meros tr¨¢mites antes de ir a la c¨¢rcel, y sus progenitores tuvieron una biograf¨ªa similar.
"El proletariado tiene una vida privada transparente, que transcurre en la calle. Las paredes oyen, sobre todo si son de mala calidad", dice Juan Mato. Se puede "ejercer un control social formal, o informal y sin garant¨ªas, como vemos ahora ante la inseguridad o las drogas".
A los juzgados tambi¨¦n llegan hijos de padres mejor situados, generalmente por asuntos relacionados con drogas o conducci¨®n de veh¨ªculos. Pero de ah¨ª no pasan: "Se soluciona todo en la familia", aseguran en el juzgado de Madrid. Los padres pagan los desperfectos o internan al hijo en un colegio privado.
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