El viaje de Gorbachov a Cuba anima a los disidentes
![Antonio Ca?o](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fbeac12ba-699c-4d3e-89c6-e30be1d9a86c.png?auth=74fed457e58f28ed1f5682cefdc437f0ffd7a482e0124e2212ab78e056c83af2&width=100&height=100&smart=true)
La carta se deshace en elogios de Gorbachov, a quien llega a calificar como "uno de los grandes reformadores sociales de nuestro tiempo", y afirma que "la inmensa mayor¨ªa del pueblo cubano tambi¨¦n desea cambios democr¨¢ticos".El mensaje fue presentado en una conferencia de prensa por Elizardo S¨¢nchez, de la Comisi¨®n de Derechos Humanos; Samuel Mart¨ªnez, del Partido Pro Derechos Humanos, y Hubert Jerez, del Comit¨¦ Martiano por los Derechos del Hombre. Este ¨²ltimo gestiona en la actualidad su salida hacia Espa?a. Los tres anunciaron que no convocar¨¢n actos p¨²blicos de protesta durante los tres d¨ªas de la visita de Gorbachov.
Nunca hubiera esperado nadie en Cuba que la visita de un dirigente de la Uni¨®n Sovi¨¦tica suscitara tanto inter¨¦s y esperanza como la que inicia el pr¨®ximo domingo el presidente de la URSS, Mijail Gorbachov, quien tendr¨¢ la primera oportunidad de pisar suelo latinoamericano para enfrentarse al mismo tiempo con el m¨¢s histri¨®nico l¨ªder vivo del Tercer Mundo y el m¨¢s severo detractor de la perestroika, encuentro dif¨ªcil que puede comprometer el futuro de ambos.
Las autoridades cubanas han hecho todo lo posible en los ¨²ltimos meses para relajar el ambiente y rebajar la tensi¨®n que precedi¨® a la visita anunciada para el pasado mes de diciembre, finalmente aplazada por el terremoto de Armenia. Esta vez se ha optado por la discrecci¨®n y el tono bajo de las declaraciones para evitar ahondar diferencias con el principal aliado de Cuba, el sost¨¦n de su econom¨ªa.
El ¨²ltimo pronunciamiento oficial sobre el proceso de renovaci¨®n, hecho el pasado jueves por el ministro del Interior, Jos¨¦ Abrantes, reconoci¨® que "no hay duda de que estamos en presencia de cambios", y advirti¨® que no se pueden cerrar los ojos ante estos cambios". Algo distinto a los discursos en los que el jefe del Estado cubano, Fidel Castro, encontraba el pasado mes de diciembre peligrosas coincidencias entre la perestroika y el modelo de desarrollo capitalista.
La televisi¨®n de EE UU
M¨¢s moderaci¨®n en el lenguaje, y tambi¨¦n se observa mayor voluntad por favorecer el ¨¦xito de la visita. Hasta la sala de prensa, en la que se espera dar cabida a medio millar de corresponsales extranjeros, est¨¢ mejor dotada que en el anterior viaje frustrado. Las principales cadenas de la televisi¨®n norteamericana han desplazado hasta La Habana equipos nunca vistos en la isla para transmitir en directo bajo la conducci¨®n de sus principales figuras.El ¨¦xito de p¨²blico, por supuesto, est¨¢ garantizado. Cientos de miles de personas, tal vez hasta un mill¨®n, saldr¨¢n a las calles de La Habana el domingo para escoltar la entrada triunfal de Gorbachov en la misma ciudad que hace 23 a?os asisti¨® impasible a la visita de Le¨®nidas Breznev, el ¨²ltimo dirigente sovi¨¦tico que- viaj¨® a Cuba despu¨¦s de Nikita Jruschov.
Grupos de trabajadores dan los ¨²ltimos retoques en la carretera que une la ciudad con el aeropuerto reci¨¦n inaugurado y ponen los ¨²ltimos clavos en los carteles que proclaman la reafirmaci¨®n socialista del r¨¦gimen de Castro, frente a lo que aqu¨ª se interpreta como titubeos procedentes del Este.
Fidel Castro ha insistido en sus ¨²ltimas tribunas que la perestroica, aun siendo buena para la URSS, no es posible en un pa¨ªs situado a 150 kil¨®metros de las costas de Estados Unidos. Frente a este proyecto, Cuba, que se cree m¨¢s amenazada por el capitalismo que los dem¨¢s pa¨ªses socialistas, camina en la actualidad por la senda del purismo ideol¨®gico, y apuesta por la ortodoxia frente a la confusi¨®n ideol¨®gica, por lo que se ha convertido en la castroika.
El inter¨¦s principal de este viaje, que finalizar¨¢ el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, radica en comprobar cu¨¢l de los dos proyectos cedem¨¢s para conseguir una convivencia necesaria. Los m¨¢s destacados observadores creen que la visita de Gorbachov no va a ser escenario para la enfrentamiento sino, por el contrario, para el entendimiento y la b¨²squeda de espacios comunes.
Como prueba puede citarse el protocolo de intercambio comercial para 1988, firmado el pasado fin de semana en Mosc¨² por ministros de ambos Gobiernos y cuyo monto total asciende a cerca de 10.000 millones de d¨®lares, casi 1.000 millones m¨¢s que el del a?o anterior.
La eficacia del sistema
Gorbachov sabe probablemente que no puede torcerle el brazo a un personaje como Fidel Castro sin poner en peligro su credibilidad en el Tercer Mundo, y Castro sabe que no puede agotar la paciencia de Gorbachov sin tener una alternativa muy clara sobre la que sustentar la econom¨ªa del pa¨ªs.Esto no va a evitar, sin embargo, que el l¨ªder del Kremlin anime a sus aliados cubanos a poneren pr¨¢ctica m¨¦todos de producci¨®n y de comercio que aumenten la eficacia del sistema y, sobre todo, alivien la pesada carga de la ayuda sovi¨¦tica a este pa¨ªs. Gorbachov llega a una Cuba acosada por la peor crisis econ¨®mica de su historia, sin divisas para comprar en el exterior y sin la capacidad productiva necesaria para llenar los escaparates de las tiendas.
Al mismo tiempo, Fidel Castro ha ganado en el ¨²ltimo a?o mucho terreno en cuanto a sus relaciones con los pa¨ªses latinoamericanos. En siete meses ha visitado Ecuador, M¨¦xico y Venezuela para asistir a la toma de posesi¨®n para sus respectivos presidentes.
La situaci¨®n en el continente americano, crecientemente amenazado por la deuda externa, y en Centroam¨¦rica, donde la agudizaci¨®n del conflicto salvadore?o eleva el papel de Cuba -partidaria de la guerrilla- van a ser tambi¨¦n temas importantes de las conversaciones entre un impetuoso reformista y un prudente conservador que han intercambiado sus papeles.
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