Lola no mola
Salieron los c¨¦sares de la justicia a la tribuna y levantaron el pulgar hacia el cielo. El pa¨ªs entero se disolvi¨® en un polif¨®nico suspiro, y ah¨ª, en la arena, la m¨¢rtir de Espa?a sac¨® los dolores de su nombre y se mof¨® de los leones fiscales, que ya se relam¨ªan en el circo. Lola absuelta y el coraz¨®n civil precariamente dividido. En este pa¨ªs nuestro, tan infantil y tan patio de escuela, cuando jugamos a polis y a ladros a¨²n no sabemos de qu¨¦ bando ponernos. Pero las l¨¢grimas de Lola y la gravedad del Tribunal Constitucional evitaron que la sangre llegara al r¨ªo y que la copla de la tonadillera encarcelada rezumara por todos los transistores.Lola absuelta y todo el pa¨ªs insospechadamente contento. La buena gente, porque es tan buena que nunca podr¨¢ alegrarse de que nadie vaya a la c¨¢rcel. La derecha cerril, porque ha hecho de Lola su mascar¨®n de proa y, si el mascar¨®n no se hunde, se?al que la nave de la defraudaci¨®n sigue a flote. Los imb¨¦ciles de siempre, porque consideran que contra ese Gobierno vale todo, incluso la glorificaci¨®n de la estafa social. Y el resto del personal porque, a estas alturas, ya no podr¨ªamos resistir una lacrim¨®gena conexi¨®n diaria con la cautiva de Yeser¨ªas. Absuelta, pues, y bien absuelta est¨¢. Ahora, que pague lo que nos debe y que nos libre de la verg¨¹enza ajena que supone escuchar que no se declar¨® a Hacienda porque nadie le dijo que fuera obligatorio.
Pero m¨¢s all¨¢ de la raz¨®n jur¨ªdica existe otro tipo de razones morales que colocan al pa¨ªs en un aprieto. Alegrarse de la existencia de un vac¨ªo legal equivale a que el pa¨ªs se convierta en un r¨ªo revuelto para que los pescadores de siempre hagan sus ganancias. Y frotarse las manos ante una presunta amnist¨ªa fiscal f¨¢ctica es insultar a los miles de ciudadanos que nunca defraudaron. Algo huele a podrido en este pa¨ªs cuando la justicia no tiene otro remedio que salvar de la c¨¢rcel a defraudadores de millones y en cambio las llena de raterillos a los que les fue dificil elegir su vida. Eso es demagogia, tal vez. Pero es la propia demagogia de los hechos.
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