Entre promesa y realidad

Con su segundo disco, el grupo granadino La Guardia ha conseguido una situaci¨®n envidiable en el panorama del pop hispano. Mimados por algunos medios de comunicaci¨®n, han conseguido vender 60.000 copias de su elep¨¦ y arrastrar a una audiencia muy joven. En directo, La Guardia demostr¨® que todav¨ªa le queda un largo camino por recorrer para alcanzar un nivel equiparable al de muchos grupos espa?oles con menos suerte -La Frontera, Mermelada, Los Elegantes, Desperados, Los Secretos y tantos otros-, aunque tiene a su favor el disponer de tiempo para desarrollar su trabajo y las facilidades que proporciona el ¨¦xito temprano.Las canciones compuestas por Manuel Espa?a y Joaqu¨ªn Almendros, guitarristas del grupo, han dado en la diana por su comercialidad, ligereza y habilidad para desarrollar melod¨ªas asequibles y cantables. Sus temas de ¨¦xito, Mil calles llevan hacia ti y El mundo tras el cristal, siguen la l¨ªnea emprendida por los donostiarras Duncan Dhu, lo que significa que la aceptaci¨®n est¨¢ asegurada a pesar de lo esquem¨¢tico de su planteamiento y la escasa originalidad de su m¨²sica, influida por el country-rock norteamericano.

Canciones, arreglos e interpretaci¨®n muestran en directo excesiva linealidad, ausencia de matices y cierta falta de potencia, a pesar del buen trabajo del bater¨ªa Emilio Mufloz, que lleva buena parte del peso de la actuaci¨®n. El desarrollo del concierto present¨® altibajos, fruto de la biso?ez del cuarteto, pero la entrega del p¨²blico les permiti¨® obtener un ¨¦xito sonado, logrando una comunicaci¨®n directa y vital. De la juventud de La Guardia y su f¨¢cil inspiraci¨®n para c¨®mponer cabe esperar un futuro prometedor, si son capaces de personalizar a¨²n m¨¢s su l¨ªnea, plantear un directo m¨¢s estudiado y contundente y, en definitiva, dar ese paso que separa la promesa de la realidad.