Hay que escuchar siempre a las dos partes
El lunes 20 de marzo, el corresponsal en C¨®rdoba, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez, se hac¨ªa eco en EL PA?S (edici¨®n de Andaluc¨ªa) de la solicitud de dimisi¨®n de la concejala comunista Blanca Ciudad Imedio (teniente de alcalde) formulada por Antonio Moral, portavoz del grupo municipal independiente del Ayuntamiento de aquella capital. Rodr¨ªguez contaba que Moral ped¨ªa que dimitiera Ciudad porque entend¨ªa que hab¨ªa actuado irresponsablemente en la adjudicaci¨®n de unas obras a dos empresas en las que participan dos ex concejales del Partido Comunista de Andaluc¨ªa y un empleado del Ayuntamiento.El mi¨¦rcoles 22 (tambi¨¦n en la edici¨®n de Andaluc¨ªa), Rodr¨ªguez volv¨ªa sobre el asunto: el grupo municipal del Partido Popular del Ayuntamiento de C¨®rdoba -anunciaba- presentar¨¢ una moci¨®n para que se constituya una comisi¨®n investigadora sobre el tr¨¢fico de influencias. Y recordaba de nuevo la petici¨®n de dimisi¨®n de la concejala Blanca Ciudad.
El mismo d¨ªa 22, Blanca Ciudad remit¨ªa por telefax al director del peri¨®dico una carta rogando que se desmintieran aquellas afirmaciones, que consideraba "calumniosas y falsas", respecto a su persona. La teniente de alcalde dec¨ªa: "Lo menos que hubiese debido hacer ese corresponsal, seg¨²n el Libro de estilo de ese peri¨®dico, era cotejar esas opiniones con las m¨ªas y, de no poder conversar conmigo, haber hecho la salvedad en sus informaciones de que no hab¨ªa confrontado las afirmaciones contenidas en ellas".
Copia de la carta de Ciudad fue transmitida de inmediato al delegado de EL PA?S en Andaluc¨ªa, Fernando Orgambides, quien encomend¨® a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez que recabara la opini¨®n de la teniente de alcalde. "Rodr¨ªguez hizo una gesti¨®n telef¨®nica ese mismo d¨ªa", explica el delegado, "y me comunic¨® que la se?ora Ciudad estaba ausente de C¨®rdoba". Fue localizada 24 horas despu¨¦s por el corresponsal. Y hablaron. Entonces Rodr¨ªguez comunic¨® a Orgambides que le llegar¨ªa la informaci¨®n solicitada en breve plazo.
Orgambides convers¨® telef¨®nicamente con Blanca Ciudad. "Le coment¨¦ dos cuestiones", cuenta, "la primera, que no pod¨ªa acusar al corresponsal de una informaci¨®n que ¨¦l simplemente se hab¨ªa limitado a recoger de boca de personas f¨ªsicas, y la segunda, que s¨ª, en cambio, ten¨ªa raz¨®n en que debi¨® ser consultada". Blanca Ciudad le dijo entonces que ya hab¨ªa hablado con el corresponsal, por lo que Orgambides le anunci¨® que en los pr¨®ximos d¨ªas saldr¨ªa publicada su versi¨®n de los hechos. Y as¨ª ocurri¨® en las p¨¢ginas de la edici¨®n de Andaluc¨ªa del martes 28. Pero ya el d¨ªa anterior Blanca Ciudad hab¨ªa transmitido por telefax una nueva carta, en esta ocasi¨®n dirigida al defensor de los lectores, en la que reiteraba los t¨¦rminos de la primera. Con posterioridad al d¨ªa 28, el defensor habl¨® con la teniente de alcalde cordobesa. Pese a que se hab¨ªa publicado su versi¨®n de los hechos, Ciudad insisti¨® en que EL PA?S hab¨ªa faltado a una de sus normas y era un asunto para ser tratado por el ombudsman.
El corresponsal Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez admite: "Efectivamente, como dice la concejala en su escrito, no acud¨ª a pedir su versi¨®n ante las declaraciones de dos portavoces de grupos municipales del Ayuntamiento". En su descargo explica que s¨®lo contaba con 15 l¨ªneas para exponer la situaci¨®n general y los planteamientos de los protagonistas. "El reflejo directo del contenido de una conferencia de prensa", dice Rodr¨ªguez, "es pr¨¢ctica diaria en todos los medios de comunicaci¨®n espa?oles, y no equivale a no respetar el derecho a la r¨¦plica, sino que responde posiblemente a criterios de agilidad y al gran n¨²mero de declaraciones pol¨ªticas que se producen, como en este caso las que corresponden a compa?eros de corporaci¨®n municipal de Blanca Ciudad".
No es la primera vez que en esta secci¨®n se recuerda que, efectivamente, el Libro de estilo de EL PA?S establece que en los casos conflictivos -como el que nos ocupa- hay que escuchar o acudir siempre a las dos partes litigantes. "La falta de voz de una de las partes", hemos escrito aqu¨ª hace tiempo, "da?a no s¨®lo a esa parte, sino tambi¨¦n a la credibilidad del autor y de la publicaci¨®n". La opini¨®n de Blanca Ciudad fue publicada -la voluntad de reparar el fallo es manifiesta-, pero lo fue seis d¨ªas despu¨¦s de la anterior informaci¨®n en que se recog¨ªa la acusaci¨®n de tr¨¢fico de influencias. Y despu¨¦s tambi¨¦n de que la interesada enviara dos quejas al peri¨®dico. Para quienes leyeran s¨®lo las primeras noticias, Blanca Ciudad no fue escuchada.
"Cabellos de punta"
"...esas dos personas que han dicho 'no va m¨¢s', esgrimiendo pretextos sorprendentemente pueriles -y en todo caso escandalosamente insuficientes para justificar la muerte de seres humanos-, han sido capaces...". Esta frase del editorial titulado ETA quema sus naves (EL PA?S, 5 de abril), con motivo, ha "erizado los cabellos" y "puesto piel de gallina" a un lector. "No puedo ni nunca podr¨¦ entender", escribe al defensor de los lectores, "la necesidad de adje tivar los pretextos para justificar la muerte de seres humanos". Agrega: "En definitiva, siempre ser¨¢n insuficientes, y por consiguiente no ha lugar a que lo sean de modo escandaloso". Lo que m¨¢s le preocupa "es la posible interpretaci¨®n que se puede hacer de la lectura de que pudiesen llegar a ser suficientes". El editorialista se apresura a reconocer: "En mi opini¨®n, el comunicante tiene raz¨®n".
Lo que se quiso decir en esa frase no era ni por lo m¨¢s remoto lo que le¨ªda en fr¨ªo result¨®, como -impl¨ªcitamente admite el lector. Tampoco el autor del titular (los viejos periodistas aseguran que se public¨® hace much¨ªsimo en no sabemos qu¨¦ diario) Mata a su madre sin causa justificada pretendi¨® decir la barbaridad que encerraba.
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