Jos¨¦ Angel Valente, "al dios del lugar"
El escritor presenta hoy en Madrid su ¨²ltimo libro de poemas
El nuevo libro de Jos¨¦ Angel Valente, Al dios del lugar, ser¨¢ presentado en la Academia de Bellas Artes de San Fernando por Antoni Mar¨ª, director de la colecci¨®n Nuevos Textos Sagrado de Tusquets y catedr¨¢tico de Est¨¦tica y por el escritor ?lvaro Valverde. Pregunta. ?Por qu¨¦ no ha regresado a Espa?a?Respuesta. S¨ª he regresado. He regresado a la Espa?a de la periferia, a la que pertenezco por nacimiento y por opci¨®n. Me interesa la Espa?a de los l¨ªmites extremos, la que me deja ver con cierta distancia los centros de dependencia y poder.
P. Pero ?ha regresado el ¨²ltimo exiliado a Espa?a?
R. No hay una vara para medir eso, salvo la fatuidad propagand¨ªstica. Yo he regresado a Espa?a procurando no ser v¨ªctima de una dependencia que no deseo.
P. ?Se refiere usted a la de pendencia de las sinecuras diversas?
R. ?A qu¨¦ otras? La independencia es algo que hay que armar a costa del esfuerzo propio, generar medios de vida independientes. Pero es esa posici¨®n la que permite no enga?arse ante el poder; por eso, para un creador, es mejor vivir en la periferia. El exilio es como una segunda naturaleza que yo he decidido retener.
P. ?Cu¨¢l es el riesgo de la dependencia?
R. Servir como instrumento al poder. La creaci¨®n exige como primera condici¨®n la libertad de criterio y de pensamiento, y no se puede vivir en esa esfera cuando se depende de la d¨¢diva oficial. En definitiva, servir a una ideolog¨ªa es vivir solamente dentro del reino de lo posible. Un escritor tiene por misi¨®n rebasar, mediante la creaci¨®n en forma permanente, la ¨®rbita de lo posible. Es el poder lo que determina la posibilidad. El que crea est¨¢ siempre posibilitando la realizaci¨®n de lo imposible.
P. Sin embargo, hay hostilidad hacia la independencia, hacia el esp¨ªritu cr¨ªtico.
R. En Espa?a se ha suscitado la curiosa man¨ªa de que quien critica se coloca en la posici¨®n de lo que se ha dado en denominar "antifranquismo residual". El poder parece no reconocer la necesidad de que se le hostigue desde la imaginaci¨®n.
Moda y marginaci¨®n
P. ?Cree que hay alg¨²n v¨ªnculo entre esta moda y la marginaci¨®n del lenguaje esencial del hombre?R. Todos los v¨ªnculos son obvios. O acaso la defensa del sue?o tecnol¨®gico, la entronizaci¨®n de la opulencia material como fin supremo del hombre, no sume en la sombra lo que es esencial a la humanidad.
P. ?Cu¨¢l es el antagonismo entre la lengua po¨¦tica y dimensi¨®n tecnocr¨¢tica y opulenta de la sociedad contempor¨¢nea?
R. En la sociedad actual, incluyo a Espa?a, el lenguaje se define cada vez m¨¢s por su nivel de eficacia, por la relaci¨®n ¨®ptima input-output. La ciencia parece haber perdido como destino la verdad, sustituy¨¦ndola por el principio de resultado... La tecnolog¨ªa desplaza la verdad. La imaginaci¨®n creadora reacciona contra esos lenguajes y la creaci¨®n vuelve a tener una funci¨®n fuertemente ¨¦tica por su mero proceso. Al desarrollarse como tal, como f¨®rmula libre e independiente en su generaci¨®n de algo nuevo, acusa a ver la futilidad de lo otro. ?ste es el papel de la poes¨ªa frente a los lenguajes orientados al rendimiento.
P. Ya. Pero quien recurre a la memoria recurre al deseo, a cierta huella elemental que est¨¢ en la ra¨ªz de la lengua po¨¦tica.
R. Frente a la esfera tecnol¨®gica del mundo, el territorio de la creaci¨®n es el de la memoria. Pero incluso la noci¨®n de memoria -un elemento inmerso en la pasi¨®n- ha degenerado. La memoria es, para la sociedad contempor¨¢nea, un inmenso contenedor. Si se quiere, la diferencia fundamental entre el contenedor y la memoria sigue existiendo en lo elemental, en la capacidad de la memoria.
P. ?Y c¨®mo vive la verborragia contempor¨¢nea?
R. Mal. Estamos aplastados por la presi¨®n del verbalismo instrumental. Mi b¨²squeda est¨¢ en la econom¨ªa del lenguaje; me he acercado a otras artes, a la pintura, a la arquitectura o a la m¨²sica, en busca de las est¨¦ticas de la condensaci¨®n, de la precisi¨®n de los lenguajes.
P. ?Existe la palabra verdadera?
R. Preferir¨ªa hablar de la palabra instrumental, de aquella de la que nos apropiamos, y de la palabra que se apropia de nosotros. Una condici¨®n de la creaci¨®n es la negaci¨®n de la propiedad sobre la palabra. As¨ª, el creador pertenece al lenguaje, del cual se convierte en instrumento. Novalis lo defini¨® bien cuando dijo: "No es escritor quien usa el lenguaje, sino quien permite que el lenguaje hable en ¨¦l". El lenguaje planteado s¨®lo como expresi¨®n es un medio de presi¨®n.
P. Pero si el lenguaje no es unilateral, unidireccional, exige ser abierto, deshojado.
R. Es que el texto debe inscribirse en lo que bellamente describe el Zohar, en el centro de la tradici¨®n cabal¨ªstica, cuando describe al rab¨ª Sime¨®n "en el momento de abrir el vers¨ªculo". Esa noci¨®n de abrir la escritura es una est¨¦tica. Para m¨ª, topar con la c¨¢bala y su simb¨®lica supuso, adem¨¢s de descubrir de alguna manera mi estirpe, poder leer de otra manera mi escritura anterior.
P. ?Eso es una posici¨®n m¨ªstica?
R. S¨®lo en la medida en que nos remite a una experiencia del lenguaje. De all¨ª mi noci¨®n de autoridad del texto. La idea de una palabra qu¨¦ se abre es el reconocimiento de que no hay totalitarismo en la lengua po¨¦tica.
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