Locos por las tragaperras
Creada la Asociaci¨®n Madrile?a de Jugadores en Rehabilitaci¨®n
No juegan ni detr¨¢s de un bal¨®n ni por batir un r¨¦cord. Juegan simplemente por gastar dinero. Y lo hacen de tal forma que su ocio se convierte en enfermedad. En Madrid se calcula que hay unas 25.000 personas adictas a los juegos de azar, capaces de consumir su fortuna en un d¨ªa, sin importarles ganar o perder, sino ¨²nicamente jugar. La reci¨¦n creada Asociaci¨®n Madrile?a de Jugadores en Rehabilitaci¨®n (Amajer), la primera de la comunidad aut¨®noma, pretende ayudar a aquellos cuya afici¨®n por las apuestas les hace perder salud, dinero y familia.
El juego, dice el diccionario, es una actividad recreativa sujeta unas reglas en la cual se gana se pierde. Y los adictos al juego siempre pierden. "Lo peor que le puede pasar a un enfermo de juego es que en una m¨¢quina tragaperras, mesa de p¨®quer, bingo o casino gane una fortuna, porque entonces no parar¨¢ de apostar hasta que se quede sin un duro", afirma Manuel Melgarejo Gonz¨¢lez, presidente y fundador de la asociaci¨®n.Seg¨²n estudios de expertos, la adicci¨®n al juego afecta al 1 % de la poblaci¨®n activa, lo que supondr¨ªa que en la Comunidad de Madrid hay entre 20.000 y 25.000 enfermos, la mitad de ellos adictos a las tragaperras.
?Pero c¨®mo empieza la adicci¨®n? Primero se juega por puro ocio. Luego se va a jugar cuando se tiene alg¨²n problema, y finalmente, siempre que se tiene dinero. "Un jugador se ha convertido en enfermo cuando juega sin hacerlo f¨ªsicamenente, cuando mentalmente, est¨¦ donde est¨¦, est¨¢ metido en una partida", afirma Melgarejo.
Y poco a poco los enfermos llegan a situaciones l¨ªmites. "En los tel¨¦fonos de nuestra asociaci¨®n y de mi casa he recibido llamadas de gente a punto de suicidarse. En la asociaci¨®n tenemos el caso de un hombre que lleg¨® a prostituirse por conseguir m¨¢s dinero para jugar", asegura el presidente. "S¨¦ de un jugador que se hizo un seguro de vida para luego matarse y resarcir a su mujer del mal que le hab¨ªa causado por el juego".
El caso del mismo Melgarejo es un ejemplo: "Yo he pasado 25 de los 43 a?os de mi vida recorriendo los 18 casinos de Espa?a. Perd¨ª a mi familia, ped¨ªa dinero a los amigos que luego no llegaba a devolver. Me consideraba un sinverg¨¹enza sin darme cuenta de que en realidad era un enfermo. Calculo que en mis a?os de adicci¨®n he gastado 25 millones de pesetas jugando, sin contar el dinero que he ganado y que luego me he gastado". Manuel Melgarejo, ya rehabilitado, ha llegado a estar 72 horas seguidas sentado en una mesa de p¨®quer.
40 asociados
La asociaci¨®n, creada el pasado mes de marzo, est¨¢ integrada por unas 40 personas, "aunque cada d¨ªa aparece una persona con ganas de curarse", afirma Pedro Mu?oz, p¨¢rroco de la iglesia de la Encarnaci¨®n, en la calle de los Hermanos Garc¨ªa Noblejas, 49, que ha cedido parte de su parroquia para que sirva de sede de la asociaci¨®n.Por el momento, Amajer cuenta con pocos medios. Dos psic¨®logas, conseguidas por el p¨¢rroco, ayudan a los asociados. Otro psic¨®logo municipal ha encontrado un hueco en su horario con el mismo fin. "Lo primero que hay que hacer es reconocer que se es adicto al juego. ?se es el paso m¨¢s importante, porque pocos son capaces de darlo", dice Melgarejo.
Pero adictos hay muchos. Diariamente recorren Madrid unas 7.000 personas en busca de una m¨¢quina tragaperras donde gastar su dinero. Seg¨²n c¨¢lculos de la Comisi¨®n Nacional del Juego, los bingos madrile?os recaudaron 95.985 millones de pesetas en 1987. El casino recaud¨® en el mismo a?o 4.488 millones, y fue visitado por 685.613 personas, que s¨®lo en las m¨¢quinas tragaperras se dejaron 356 millones. Durante el a?o pasado, cada madrile?o gast¨® 13.428 pesetas en loter¨ªa. En cuanto a m¨¢quinas tragaperras, no hay datos sobre Madrid, aunque en 1988 los espa?oles se jugaron casi dos billones de pesetas en estos artilugios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.