Vac¨ªo legal
A estas alturas, el pa¨ªs se ha convertido en un inmenso agujero negro sin fondo que los expertos han dado en llamar vac¨ªo legal.
Gracias a este fen¨®meno jur¨ªdico y gratificante, algunas piezas apresadas por el cazadefraudadores se?or Borrell han conseguido evadir la trampa macabea derramando l¨¢grimas de ignorancia legislativa o cachonde¨¢ndose de la se?ora Hacienda de forma inmisericorde.
Lola, la Faraona, ha conmovido a los incautos contribuyentes a base de un llanto enternecedor, enjugado con pa?uelitos de seda bordados por sus fans. Y Pedrito Ruiz, el de los chistes c¨¢usticos y dientes debidamente afilados contra Borrell y compa?¨ªa, se ha permitido el regodeo maquiav¨¦lico de exhibir el tel¨¦fono privado del secretario de Hacienda para que todos los oyentes comiencen a tocarle la campanilla del aparato. Al d¨ªa siguiente, como es obvio, su amigo, el antiguo presidente de la Telef¨®nica, se?or Solana, ya le hab¨ªa colocado otra g¨®ndola menos cantarina.
El susodicho vac¨ªo legal, tan socorrido por los defraudadores relevantes, ha hecho mella incluso en los cimientos de ese gran saco recaudatorio de impuestos que llamamos Hacienda. Hasta tal extremo que este organismo se ha visto obligado a demorar el llanto de los declarantes hasta el tercer trimestre del a?o, con el consiguiente retraso para almacenar la cosecha.
Algo huele a podrido en este pa¨ªs cuando la justicia no tiene otro remedio que salvar de la c¨¢rcel a defraudadores en millones mientras llena las c¨¢rceles de piqueros que s¨®lo han distra¨ªdo unas cuantas pesetas patrias. Como le pas¨® el otro d¨ªa a un ratero de Yeser¨ªas, que rob¨® de una cabina telef¨®nica el contenido miserable de 350 pesetas ?y le ha salido un maco de seis meses! Para que pueda meditar a la sombra la forma de reintegrar a la Telef¨®nica una cantidad tan despreciable.
Este vac¨ªo legal es la trampa saducea que algunos listos del pa¨ªs han colocado a los cazadores fiscales con el fin de salir inocentes como una rosa. Para que puedan continuar cantando buler¨ªas de evasi¨®n y hacerle chistes al lucero del alba. Sus gotas ben¨¦ficas no han salpicado a los rateros de tres al cuarto, defendidos por abogados mal motivados y con el bostezo de la indiferencia a flor de labios.
As¨ª que, como dec¨ªa Massimo d'Azeglio: "Puede uno muy bien hacer las cosas plenamente legales, escapar de la c¨¢rcel con la cabeza aureolada por la inocencia, y ser al mismo tiempo un pillo redomado".
Todo gracias a un vac¨ªo legal. En fin-
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