Sabios y entusiastas
El jazz tiene leyes precisas de comunicabilidad, y son ¨¦stas Ias que hacen entender el club como lugar afortunado. M¨¢s all¨¢ de la posible, o discutible, comodidad, de la copa y el humo, est¨¢ la proximidad. Estamos cerca de quien toca, pero tambi¨¦n quien toca est¨¢ cerca de nosotros. Y cuando un club se llena cada noche, el p¨²blico llega antes que la cr¨ªtica, y el entusiasmo de quien escucha llega al escenario... es precisamente entonces cuando el jazz empieza, cuando lo que acontece va m¨¢s all¨¢ de lo esperable.As¨ª han podido suceder las cosas a lo largo de esta semana con Max Suriy¨¦, Carles Benavent y Salvador Niebla, tr¨ªo diestro y catal¨¢n que ha sabido ser tan generoso como su p¨²blico. Estos tres caballeros tocan mucho. Forman parte de la leyenda del jazz-rock catal¨¢n, han alcanzado a jazzistas y a rockeros y sus manifiestas capacidades como instrumentistas se han desenvuelto desde el coraz¨®n del entusiasmo. Suny¨¦ es un guitarrista prodigioso y, como otros que encontraron expresi¨®n en un territorio que abol¨ªa fronteras entre el jazz y el rock, ha sido en el jazz donde ha encontrado fuentes de aprendizaje. En sus manos hay destreza, pero tambi¨¦n la madurez de quien ha ido sumando valores a su concepci¨®n musical. Disfruta tocando y, si tiene a su lado a su amigo Carles Benavent, no se encuentra f¨¢cilmente la hora de acabar.
Max Suny¨¦ con Caries Benavent y Salvador Niebla
Caf¨¦ Central. Madrid. Hasta el 16 de abril.
Benavent es otro virguero, para algunos el mejor bajista europeo, y deber¨ªa volver a plantearse una nueva proyecci¨®n fuera de nuestra escena. Es un m¨²sico sorprendente, el bajista con manos de pianista y de guitarrista, el bajista impecable.
Salvador Niebla es el firme apoyo de sus compa?eros de cuerdas. Su solidez, su energ¨ªa funky, no se acercan nunca a la inexorabilidad de la locomotora; no golpea en el yunque, es verdadero swing lo que agita. Entre los tres se establece ese grado de comunicabilidad, de interacci¨®n, que consigue que el jazz pueda ser hasta una experiencia gentilmente avasalladora.
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