En busca de los secretos del cerebro
El Congreso de EE UU concede a Miguel Mar¨ªn-Padilla el principal premio de neurociencia de ese pa¨ªs
Miles de horas, "muchas de ellas sin ver nada", durante 25 a?os, estudiando el cerebro con las t¨¦cnicas de Ram¨®n y Cajal, han servido para que el m¨¦dico espa?ol Miguel Mar¨ªn-Padilla reciba el premio de neurociencia m¨¢s importante que se otorga en Estados Unidos: el Jacob Javits, concedido hace unos d¨ªas por el Congreso, a la perseverancia y tenacidad de un investigador que trata ahora, en la universidad de Dartmouth (New Hampshire), de responder a la pregunta de si existe una transformaci¨®n neuronal en la epilepsia.
Mar¨ªn-Padilla cuenta que parece "imposible que esto me haya ocurrido a m¨ª, un murciano, que se lo hayan dado a un espa?ol". Casi no se atreve a llamarse disc¨ªpulo de Cajal, s¨®lo seguidor, pero ha demostrado en Estados Unidos que las t¨¦cnicas de "platas reducidas" de don Santiago y su compa?ero de Nobel de medicina en 1906, el italiano Golgi, son "una v¨ªa arcaica, pero absolutamente v¨¢lida, de exploraci¨®n del cerebro".Miguel Mar¨ªn-Padilla, nacido en Jumilla se define "como un f¨®sil cient¨ªfico". "?Usted sabe lo largos que son 25 a?os buscando?". Trabaja en solitario, junto con su microscopio normal, no el electr¨®nico, "que no me dejar¨ªa ver el ¨¢rbol de las neuronas, present¨¢ndome s¨®lo una hoja", con la esperanza de saber alg¨²n d¨ªa algo sobre el cerebro. "No sabemos nada, no sabemos por qu¨¦ hablamos, por qu¨¦ pensamos, por qu¨¦ movemos las manos y, por supuesto, por qu¨¦ otros no pueden hacerlo".
"Cuando me escribieron comunic¨¢ndome el premio (400.000 dolares para ¨¦l y 300.000 m¨¢s para la universidad donde trabaja, que se traducen en siete a?os para continuar sus investigaciones) no me lo cre¨ªa. Pens¨¦ que se hab¨ªan equivocado. No me atrev¨ª a dec¨ªrselo a nadie". Ahora ya se lo cree, pero insiste en que "no me lo merezco". Piensa este doctor espa?ol que se lo han dado por su constancia y porque utiliza m¨¦todos muy antiguos pero fruct¨ªferos.
Con paciencia
Mar¨ªn-Padilla asegura con una humildad insistente que "yo no soy una autoridad. Me han complicado la vida. S¨¦ algo, pero no me considero un experto. No quiero formar parte de ese mundo en el que todos saben de todo. Creo que no s¨¦ de nada, y acaso, algo de una parte del cerebro". Se define como un hombre "muy sencillo". Est¨¢ casado con una m¨¦dica pediatra de Puerto Rico que tambi¨¦n estudi¨® en Espa?a, y tiene dos hijos.No se considera un h¨¦roe, "S¨®lo un hombre de gran paciencia". Define su trabajo como de una "complejidad astron¨®mica". "Sabemos todo del ri?¨®n, del coraz¨®n, pero nada del cerebro. Es una inmensa laguna. S¨ª, los psic¨®logos interpretan, te dicen lo que es, pero lo desconocen en absoluto. No sabemos lo que es la epilepsia, la enfermedad de Alzheimer, el retraso mental, la esquizofrenia, el autismo. No sabemos c¨®mo est¨¢ hecho el cerebro".
Y Mar¨ªn-Padilla ha dedicado su vida a intentar aprender. S¨®lo "porque cuando le dices a alguien en este pa¨ªs, en el que se buscan satisfacciones inmediatas, que es un trabajo para 25 a?os, ninguno se apunta". Este m¨¦dico, "yo era un estudiante listo, pero s¨®lo estudiaba bien lo que me gustaba", podr¨ªa estar ahora en la facultad de Medicina de Granada, donde estudi¨® y opt¨® a una plaza acad¨¦mica en 1955 y le rechazaron.
Porque le interesaba m¨¢s el entendimiento de las enfermedades que los enfermos, dej¨® la consulta pedi¨¢trica en Cartagena, y en 1956, sin saber una palabra de ingl¨¦s, se embarc¨® en la aventura norteamericana. De las ocho ofertas que le llegaron, eligi¨® a voleo la m¨¢s pr¨®xima al aeropuerto de Nueva York. Un hospital en New Jersey donde, como interno, "lo pas¨¦ horrible".
Luego se especializa en patolog¨ªa pedi¨¢trica en Boston, en el Instituto Mallory, y de all¨ª a Dartmouth. "En este pa¨ªs hay muchas facilidades, y si no cae algo es por tu culpa". Confiesa que "trat¨¦ de volver a Espa?a como un desesperado, porque uno es espa?ol y no se te va nunca". Pero "Espa?a est¨¢ llena de espa?oles y la desconfianza es inmensa. Las instituciones son all¨ª muy d¨¦biles, al rev¨¦s que aqu¨ª".
Cerebro de los ni?os
Decidido ya a quedarse en EE UU, Mar¨ªn-Padilla se hace norteamericano en 1964 y comienza a estudiar en serio el cerebro de los ni?os. En 1967, con una beca norteamericana, vuelve a Madrid a estudiar las t¨¦cnicas del nobel aragon¨¦s. Y regresa enseguida a Dartmouth, donde es ahora profesor de patolog¨ªa y de pediatr¨ªa. El a?o pasado fue elegido como el mejor docente. Y realiza todas las autopsias pedi¨¢tricas del centro.Estas actividades le ocupan unos seis meses al a?o. El resto lo dedica a investigar como un lobo solitario. "Me escondo en la universidad, en mi despacho. Me convierto para algunos en un individuo que viene de un pa¨ªs subdesarrollado y s¨®lo quiero que me dejen trabajar tranquilo". Trabaja con la mano, ayudado por una cuchilla de afeitar (Cajal lo hac¨ªa con una navaja barbera) para realizar los cortes cerebrales, que ti?e despu¨¦s de fijarlos, en la plata. As¨ª comienza a ver las neuronas en tres dimensiones, dentro del bloque, y c¨®mo se comunican entre s¨ª. Una neurona, explica, tiene 20.000 sinapsis, recibe por tanto 20.000 informaciones. Yo quiero ver c¨®mo las recibe, c¨®mo las distribuye, qu¨¦ hace con ellas.
Fundamentalmente, el doctor Mar¨ªn-Padilla trabaja sobre la corteza motora primaria, responsable del movimiento de manos y pies, del tama?o de un dedo me?ique. Ha descubierto la existencia en esa corteza (Cajal s¨®lo las vio en el cerebelo) de lo que ha llamado "c¨¦lulas en cesto", que modulan la funci¨®n motora especializada. Lo defini¨® en 1969, "pero hasta 1984 no me creyeron. Ahora est¨¢ en todos los libros"
Explica que "lo m¨¢s importante que he hecho, lo que va a durar", es el establecimiento del origen doble de la corteza cerebral en los mam¨ªferos, que le ocup¨® desde 1971 a 1978. "Este nuevo concepto supone una ruptura total con los conceptos cl¨¢sicos de la neurolog¨ªa mantenidos por cientos de a?os". Sus estudios sobre la estructura neuronal le han llevado a la fijaci¨®n actual -lleva desde 1979 y a¨²n cree que le quedan al menos dos a?os para demostrar algo s¨®lido- de descubrir la posible estructura de la epilepsia. "?Qu¨¦ pasa en el cerebro cuando se le da?a, antes de nacer y despu¨¦s de nacer? Quiero saber si hay transferencia neuronal despu¨¦s de un da?o y qu¨¦ tipo de transformaci¨®n. As¨ª quiz¨¢ un d¨ªa se podr¨ªa explicar un ataque epil¨¦ptico. Hay que tener en cuenta que ya hace 2.500 a?os Hip¨®crates descubri¨® la epilepsia, y seguimos sin saber lo que es".
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