Las tecnolog¨ªas reproductivas no liberan a la mujer
"?Con qu¨¦ derecho constitucional se puede exigir a una persona que renuncie para siempre a conocer a su padre biol¨®gico?". La pregunta la formul¨® el catedr¨¢tico de sociolog¨ªa de la universidad de Barcelona, Jes¨²s de Miguel, durante su intervenci¨®n en el sinriposlo sobre Reproducci¨®n y nuevas perspectivas en contracepci¨®n y planificaci¨®n, organizado por la Fundaci¨®n Internacional de la Salud y clausurado ayer en Alicante. De Miguel se refiri¨® de esta forma a la ley de t¨¦cnicas de reproducci¨®n asistida, en la que se establece la imposibilidad de conocer por parte del ni?o o de la ni?a inseminados artificialmente a su -padre biol¨®gico. Los problemas sociales generados por las nuevas tecnolog¨ªas de reproducci¨®n, el papel de los centros de planificaci¨®n y la interrupci¨®n farmacol¨®gica del embarazo fueron algunos de los temas que se debatieron en el simposio. Seg¨²n los expertos, las t¨¦cnicas de reproducci¨®n asistida originan diversos conflictos, a la vez que no resuelven los problemas de la mujer.
Conflictos sociales
El soci¨®logo afirm¨® que "las nuevas tecnolog¨ªas no conducir¨¢n a la libertad de la mujer porque, en definitiva, la mujer no domina la reproducci¨®n". De Miguel se centr¨® principalmente en resaltar los conflictos sociales que se derivan de la aplicaci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas de fecundaci¨®n. "Hasta ahora, todos los esfuerzos se dedican a investigar estas t¨¦cnicas, pero nadie se preocupa de las repercusiones que tendr¨¢n en el futuro", se?al¨®. Para Gonzalo L¨¢zaro, ginec¨®logo del hospital del doctor Peset Aleixandre, de Valencia, las tecnolog¨ªas de reproducci¨®n no son escogidas libremente por las mujeres, ya que se han realizado bajo el dominio masculino para concienciar a la mujer que tiene que ser madre. "Los abortos se realizan como hace un siglo, aunque es la mayor o una de las mayores demandas por parte de las mujeres. Sin embargo, en la fertilizaci¨®n in vitro, que no es un problema real de este colectivo, se invierten todos los millones que sean necesarios. Incluso el profesional que ejerce la anticoncepci¨®n est¨¢ empezando a sentirse molesto porque no es un trabajo reconocido socialmente.Por su parte, Antonio D¨ªaz, director m¨¦dico del Hospital General de Valencia, uno de los centros en los que se ensay¨® el compuesto abortivo denominado RU-486, asegur¨® que los centros de planificaci¨®n familiar deben asumir toda la problem¨¢tica de la pareja para borrar esa dualidad que existe de que la fertilizaci¨®n in vitro es lo bueno y la interrupci¨®n voluntaria del embarazo, lo malo.
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