Retribuciones militares
JES?S DE LA SERNA
El ombudsman y la direcci¨®n de EL PA?S han recibido varias cartas de lectores que se quejan a prop¨®sito de las informaciones; publicadas sobre el incremento del salario de los militares (14 y 16 de abril). Algunos se?alan posibles errores en la tabla de retribuciones elaborada por EL PA?S, si se compara con los datos derivados del decreto que establece los incrementos y la ley de Presupuestos.El autor de las informaciones, Carlos Y¨¢rnoz, no excluye que pueda haberse deslizado alg¨²n error. Porque ocurre, explica, que "el Ministerio de Defensa no ha facilitado informaci¨®n alguna sobre los sueldos reales que percibir¨¢n a partir de ahora los militares, ni sobre las variaciones que supondr¨¢n para la masa salarial". Y¨¢rnoz se lamenta de que Defensa "tampoco ha accedido a que alg¨²n t¨¦cnico del departamento interprete para los medios de comunicaci¨®n la compleja legislaci¨®n (leyes de Presupuestos Generales del Estado, ley de la Funci¨®n P¨²blica, ley de Retribuciones Militares de 1984 y, finalmente, el decreto aprobado recientemente) para determinar cu¨¢les eran hasta ahora los salarios militares y cu¨¢les ser¨¢n a partir de ahora".
El redactor, a la vista de tanto secretismo -sobre un asunto que "de ninguna manera puede considerarse secreto", dice-, intent¨® por su cuenta "desentra?ar esa compleja legislaci¨®n", que adem¨¢s contiene muchos conceptos, en algunos casos de dificil interpretaci¨®n "para alguien no habituado a manejarlos".
Aclaremos, pues, que las tablas de la evoluci¨®n de las retribuciones militares publicadas el d¨ªa 16 "son de elaboraci¨®n propia". Algunos comunicantes han se?alado que los datos que se dan en ellas son los correctos; otros, como hemos dicho, discrepan de ellos. Como bien dice Y¨¢rnoz, la norma elemental del periodista es contrastar la informaci¨®n. Pero la negativa del Ministerio de Defensa -y as¨ª lo dijo en ambas cr¨®nicas- no lo hizo posible.
De las cartas recibidas merece la pena individualizar la de Antonio ?vila Pablos: una frase de la informaci¨®n del d¨ªa 16 "no se atiene al principio period¨ªstico de precisi¨®n y claridad".
Con este decreto, escrib¨ªa el periodista, el crecimiento de la masa salarial es de un 15,8% "con respecto a la fijada el pasado enero, mes en que los sueldos militares ya subieron como los del resto de los funcionarios". Para el lector, esto se puede interpretar de dos maneras: una, que en esas fechas coinciden la subida de los militares y la subida del resto de los funcionarios (nada que objetar), y otra, que los sueldos militares ya subieron como los del resto de los funcionarios; como, es decir, de la misma manera, en la misma medida y, por tanto, en el mismo porcentaje.
Y¨¢rnoz admite que pudo interpretarse esa frase no en su aspecto temporal sino cuantitativo, es decir, que los salarios de los militares hab¨ªan crecido "como los del resto de los funcionarios", en la misma cuant¨ªa. Y no es as¨ª. La posible duda, a?ade, queda disipada en la misma p¨¢gina cuando se dice que en junio de 1984 se aprob¨® una ley para equiparar los sueldos militares a los del resto de los funcionarios y que meses m¨¢s tarde, los sueldos de los funcionarios civiles fueron incrementados y, de nuevo, las retribuciones militares quedaron por debajo hasta hoy. "Por tanto quedaba claro que ni en enero ni en los cinco a?os anteriores hubo retribuciones entre los militares y el resto de los funcionarios". Aclarado lo que estaba poco claro.
Estupor
Con el t¨ªtulo Los partidos vascos preparan una respuesta conjunta ante las amenazas de ETA a sus dirigentes, EL PA?S public¨® el d¨ªa 17 una cr¨®nica, remitida desde Bilbao por Victorino R. de Az¨²a, que ha producido "una gran preocupaci¨®n" al lector Jon Andoni Aldekoa. En carta al ombudsman manifiesta que, como ciudadano vasco de a pie, tambi¨¦n se siente amenazado por el terrorismo y que su primera reacci¨®n al leer aquello fue de estupor: "?De modo que los dirigentes pol¨ªticos de este pa¨ªs s¨®lo tienen iniciativas o reacciones cuando son ellos los directamente amenazados? ?Hasta tal punto ha podido llegar la corrupci¨®n moral de este pa¨ªs?".
La cr¨®nica, en efecto, arrancaba con lo avanzado en los titulares. A continuaci¨®n anunciaba que el objetivo de la reuni¨®n de los dirigentes pol¨ªticos vascos era reafirmar la unidad de los partidos y su protagonismo en torno al acuerdo para la pacificaci¨®n de Euskadi. En el segundo p¨¢rrafo retomaba el principio: "Las amenazas contra los dirigentes pol¨ªticos considerados por ETA traidores o vendidos, en particular los del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Eusko Alkartasuna (EA) y Euskadiko Ezkerra (EE), saldr¨¢n sin duda sobre la mesa durante la cumbre de Ajuria Enea". Y recog¨ªa unas palabras del portavoz de la presidencia del Ejecutivo aut¨®nomo: "No podemos callarnos ante este tipo de cosas y algo habr¨¢ que decir".
Aldekoa cuenta que cuando ley¨® los dem¨¢s peri¨®dicos se tranquiliz¨®, porque se dio cuenta de que los dirigentes pol¨ªticos vascos "preparaban una respuesta conjunta bien distinta de la anunciada por EL PA?S". "El mensaje dado en la Prensa del d¨ªa siguiente", se?ala, "tampoco hac¨ªa especial menci¨®n a las supuestas amenazas". Los diarios informaban de un llamamiento a la sociedad vasca a "no dejarse amilanar ni por las amenazas ni por las acciones de los violentos". "La Prensa vasca", concluye, "me reconcili¨® con mi clase pol¨ªtica, despu¨¦s de que EL PA?S me hiciera perder mi fe en ella".
Victorino R. de Az¨²a explica que el comunicado de ETA "conten¨ªa, entre otras cosas, una frase susceptible de entenderse como una amenaza directa a los dirigentes pol¨ªticos de algunas formaciones nacionalistas". As¨ª lo interpretaron, dice, el PNV, EE y la presidencia del Gobierno vasco. "El primer partido", a?ade, "respondi¨® con una declaraci¨®n de su ejecutiva; el segundo se mostr¨® partidario de una contestaci¨®n conjunta en la cumbre de Ajuria Enea, y la presidencia del Gobierno de Vitoria, convocante de la reuni¨®n, consideraba obligado, seg¨²n declar¨® un portavoz, abordar la cuesti¨®n". Eusko Alkartasuna no cre¨ªa necesaria respuesta alguna. A juicio de De Az¨²a, "no se trataba de un reflejo autodefensivo de ciertas personas particulares, sino de una cuesti¨®n pol¨ªtica de inter¨¦s p¨²blico notorio y de car¨¢cter noticioso porque introduc¨ªa una novedad: la respuesta a las amenazas dirigidas a los responsables de los partidos en tanto que depositarios de la representaci¨®n popular". Para el cronista, esto no era contradictorio, sino complementario, con la reafirmaci¨®n de la unidad de los partidos frente a ETA y la proclamaci¨®n ante la sociedad vasca de un mensaje de esperanza sobre el fin de la violencia. "As¨ª lo reflejaba la informaci¨®n", a?ade. "Aquella previsi¨®n de algunos portavoces, recogida de forma destacada por EL PA?S, no se materializ¨® luego con una referencia expl¨ªcita en el texto de la declaraci¨®n final". Seg¨²n Az¨²a, las diferencias entre los partidos llevaron a un texto de compromiso donde se salvaba el esp¨ªritu de unidad y la coincidencia en la estrategia, "declaraci¨®n que puede entenderse como elocuente respuesta a las amenazas de ETA".
Por su parte, el redactor jefe Jos¨¦ Mar¨ªa Izquierdo cuenta que, basados sobre todo en la informaci¨®n del aludido segundo p¨¢rrafo de la cr¨®nica, "en la secci¨®n se opt¨® por titular en esa direcci¨®n, que parec¨ªa m¨¢s novedosa". "Elegir esa parte", a?ade, "no significa negar la totalidad, que era, de nuevo, condenar el terrorismo de ETA".
No, no se negaba la totalidad; pero se destacaba tanto una parte que al lector Aldekoa le produjo estupor y le hizo perder su fe en la clase pol¨ªtica vasca: "Me pareci¨®, despu¨¦s de leer EL PA?S", dice en su carta, "que era cuando menos cobarde y fr¨ªvola". Y no es as¨ª.
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