Una revoluci¨®n reconvertida
El r¨¦gimen sandinista busca un nuevo rumbo para adaptarse a los tiempos
Los habitantes del barrio de Juan Emilio Canales, de Managua, se vieron sorprendidos la pasada semana por la sentencia de una juez de la capital que hab¨ªa decidido devolver a su antiguo propietario una vivienda ocupada despu¨¦s de la revoluci¨®n. Cuando se supo que la casa pertenec¨ªa a un guardia somocista, alguna gente del barrio protest¨® contra la decisi¨®n, y tuvo que intervenir el propio presidente de la Rep¨²blica decidiendo que la vivienda no era ni para el propietario ni para los ocupantes, sino para el Estado.
En realidad, la juez Ruth Chamorro, protagonista del incidente, cre¨ªa actuar en sinton¨ªa con los tiempos. Unos d¨ªas antes hab¨ªa sido desalojada en el norte del pa¨ªs una cooperativa, que hab¨ªa llegado a criar 320 cabezas de ganado, para devolver las tierras a su antiguo propietario. Seg¨²n los trabajadores, hay, al menos, otras tres cooperativas a punto de correr la misma suerte. En todos los casos, las autoridades aducen que los cooperativistas no han sabido explotar las tierras con el rendimiento suficiente.No son casos aislados. El presidente Daniel Ortega se reuni¨® la semana pasada durante dos d¨ªas con grandes, medianos y peque?os productores agr¨ªcolas con el fin de escuchar sus demandas. El procedimiento es en s¨ª mismo sorprendente si se tiene en cuenta que algunos de los que acudieron al centro de convenciones Olof Palme de Managua para hablar con las autoridades sandinistas estaban hace algunos a?os en prisi¨®n por orden de esas mismas autoridades.
Ante esos propietarios, la mayor¨ªa de ellos de posiciones pol¨ªticas muy alejadas del sandinismo, Ortega se comprometi¨® a poner orden en su econom¨ªa de una manera racional, sin m¨¢s confiscaciones ni aspiraciones socialistas. Dio garant¨ªa de que la propiedad privada ser¨¢ respetada y advirti¨® a los trabajadores agr¨ªcolas que no podr¨¢n ocupar tierras ajenas simplemente porque ¨¦stas no est¨¦n cultivadas.
En las calles de Managua, las vallas publicitarias en las que se anuncian las casas de venta de d¨®lares, permitidas desde hace tres meses, roban el espacio a la propaganda pol¨ªtica. Discreta pero inequ¨ªvocamente, el Gobierno abre paso a los inversores privados, los incita a la producci¨®n con promesas de ¨ªndole econ¨®mica y pol¨ªtica. Ortega ha invitado incluso a los empresarios a que lo acompa?en en su gira europea.
Pocas semanas antes de que Ortega se comprometiese en El Salvador ante sus hom¨®logos centroamericanos a introducir reformas que permitiesen elecciones libres, el Gobierno hab¨ªa anunciado un plan de ajuste al gusto del mejor r¨¦gimen de econom¨ªa de mercado. El gasto estatal fue dr¨¢sticamente reducido, a costa principalmente de los despidos masivos en las empresas estatales y en los ministerios. El primer resultado de ese plan es la ca¨ªda de la inflaci¨®n hasta un 20% mensual -m¨¢s de 100 veces menos que el a?o anterior-, pero expertos econ¨®micos no creen que esta mejora se pueda confirmar si no se produce un pacto del Gobierno con los empresarios.
Esta pol¨ªtica se ve salpicada por proclamas revolucionarias que crean confusi¨®n entre los productores y alientan a los sandinistas m¨¢s radicales. Esta misma semana, el vicepresidente Sergio Ram¨ªrez advirti¨® en un discurso que las elecciones convocadas para el a?o pr¨®ximo son para "consolidar el poder revolucionario".
Los dirigentes sandinistas son conscientes de que un buen sector de sus bases -las que tienen que intentar ganar las elecciones del 25 de febrero- se siente decepcionado por el rumbo que toma el pa¨ªs. Ortega tuvo que contemplar hace unos d¨ªas en Le¨®n c¨®mo un significativo n¨²mero de personas levant¨® su brazo cuando el presidente pregunt¨® desde la tribuna si alguien desaprobaba la decisi¨®n del Gobierno de liberar a los antiguos guardias somocistas.
Desilusi¨®n
No s¨®lo son las bases. Algunos dirigentes del nivel medio est¨¢n pensando en volver a sus asuntos privados, a sus estudios abandonados o viajar al extranjero, sin ocultar su desilusi¨®n por el abandono de hecho de muchos de los prop¨®sitos iniciales de la revoluci¨®n. "Por esta revoluci¨®n pusimos antes la vida, ahora ponemos el culo", comenta un funcionario.
Los propios comandantes fueron el mi¨¦rcoles pasado incapaces de entusiasmar a unas 2.000 personas que se hab¨ªan reunido en un acto gris de inicio delas celebraciones del 102 aniversario de la revoluci¨®n, el pr¨®ximo d¨ªa 19 de julio.
La oposici¨®n percibe todo esto como s¨ªntomas de debilidad, y lanza su asalto al poder con m¨¢s rabia que nunca. El grupo de los catorce, que re¨²ne a las principales fuerzas antisandin¨ªstas, ha denunciado que las reformas aprobadas en la semana pasada por la Asamblea Nacional presagian un fraude electoral y ha amenazado con boicotear los comicios.
Observadores independientes consideran que esta declaraci¨®n tiene mucho de propaganda preelectoral, y se inclinan a creer que las reformas aprobadas por el Parlamento constituyen el m¨ªnimo suficiente para garantizar un proceso democr¨¢tico. Ni una sola enmienda presentada por los partidos opositores ha sido recogida, pero la nueva ley electoral incluye la distribuci¨®n pluripartidista del tiempo de la propaganda en televisi¨®n y otros aspectos, como el voto de los residentes en el extranjero.
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