Maltratos impunes
EL INFORME del Senado sobre la escasa respuesta penal a los malos tratos a mujeres no hace sino constatar lo que ya ha sido denunciado muchas veces en los m¨¢s diversos foros: que el burocratismo y la lentitud de la justicia, de un lado, y las deficiencias de la ley, de otro, se dan la mano para que las agresiones a la mujer en el seno de la pareja queden en gran medida impunes. La erradicaci¨®n de la violencia oculta que se produce en el seno del mundo familiar -14.711 denuncias por malos tratos en 1988, que representan el 5% de los casos reales- s¨®lo puede ser el resultado de la conquista efectiva de la igualdad a todos los efectos dentro de la pareja y de la evoluci¨®n de usos y costumbres en el m¨¢s amplio marco de la sociedad. Pero mientras ello no ocurra, las autoridades y sus agentes ya podr¨ªan ir haciendo algo para paliar el problema. El desinter¨¦s y la inhibici¨®n con que a veces act¨²an en la persecuci¨®n de los malos tratos denunciados son un claro est¨ªmulo para que se sigan cometiendo.El informe del Senado constituye, adem¨¢s de una denuncia, un diagn¨®stico certero sobre las causas que contribuyen a la impunidad penal de actos tan vergonzantes. A la vieja mentalidad social -vigente todav¨ªa en muchos jueces- que minimiza, e incluso legitima socialmente, la agresi¨®n, la prepotencia o el ejercicio del m¨¢s rancio autoritarismo contra los miembros m¨¢s d¨¦biles del grupo familiar se unen algunos de los males cr¨®nicos del funcionamiento del aparato judicial: poca atenci¨®n al testimonio directo del denunciante, negligencia en la recogida de pruebas o injustificado retraso en la pr¨¢ctica de las que se realizan y ausencia de adecuada vigilancia en la ejecuci¨®n de las sentencias. El resultado no puede ser m¨¢s desolador: denuncias archivadas o paralizadas, abundancia de sentencias absolutorias, condenas leves.
La responsabilidad de los jueces en la superaci¨®n de la actual situaci¨®n es fundamental. De ellos depende, por ejemplo, que el delito de lesiones no deje de serlo cuando el maltrato o el da?o f¨ªsico se producen en el marco familiar, o, incluso, que la violaci¨®n o la agresi¨®n sexual lo sean cuando tienen lugar en el seno de la pareja. Pero no s¨®lo son necesarias una mayor sensibilidad sobre la gravedad de este tipo de agresiones y una actuaci¨®n judicial m¨¢s diligente en su investigaci¨®n. Tambi¨¦n es urgente que desaparezca del C¨®digo Pena? cualquier atisbo de cobertura legal a la consideraci¨®n como atenuante del marco familiar en que se producen. Lo menos que se puede exigir es que conductas tan reprobables tengan la misma respuesta penal tanto dentro como fuera del contexto familiar.
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