Jos¨¦ Luis Miranda

"Yo me pregunto: ?podr¨¦ yo entretener y seducir al p¨²blico?". ?se es su reto personal. De momento lo ignora. Pero afrontar¨¢ al p¨²blico como un torero, "qued¨¢ndose muy quieto para escuchar mientras pasan los sentimientos". Eso es al menos lo que dice el protagonista de Ram¨ªrez, su obra por la que gan¨® el ¨²ltimo Premio Tirso de Molina de teatro. Jos¨¦ Luis Miranda, largo, delgado y un tanto deslavazado, de 49 a?os, ha debatido su vida entre la medicina y el teatro. En una ocasi¨®n, hace a?os, gan¨® la medicina. Ahora podr¨¢ empezar a pensar lo contrario. Todo depender¨¢ del p¨²blico.

Ram¨ªrez gana 300 millones de pesetas en la loto y se lo gasta ¨ªntegramente en torear un toro en la Maestranza de Sevilla. Llega a perder casi toda su fortuna y la obra termina cuando, vestido de luces, pone su pie en la arena sevillana. Jos¨¦ Luis Miranda, nacido en Archidona (M¨¢laga), ha introducido en su obra de teatro su pasi¨®n m¨¢s ¨ªntima: el toreo, un arte que ha practicado alguna vez, aunque nunca sin dar el estoque final, y del que no duda en decir que le ha producido "una satisfacci¨®n que no he tenido con ninguna otra experiencia Est¨¢ convencido de que las sensaciones que transmite el torero al p¨²blico no son las que ¨¦l siente. "A m¨ª me gusta mucho contar lo que dijo una vez Luis Miguel Domingu¨ªn. ?l dijo que torear era llevar a un animal, en este caso el toro, por donde ¨¦l no quiere ir y t¨² s¨ª quieres, y adem¨¢s llevarlo despacio. Esto es el colmo de la maldad. Para m¨ª, el torero representa al burlador de la muerte. Es un personaje imposible. Lo que da prestigio a los toros es el torero muerto. Los vivos son los que le procuran la ilusi¨®n al p¨²blico de burlar a la muerte".Jos¨¦ Luis Miranda tiene una fe casi ciega en las cosas que dice le dan suerte, que define como el "cuidado de los detalles". Le gustan los juegos permanentes por la calle. Por ejemplo, cuando pasea, deja a su acompa?ante abandonado a su suerte, sin raz¨®n l¨®gica, y ¨¦l baja la acera, da un rodeo a un coche aparcado y vuelve, como si nada, a su recorrido inicial. S¨®lo hay una raz¨®n: las matr¨ªculas de los coches por los que ha pasado son pares o impares, o sumadas dan una cifra m¨¢gica, o divididas dan tres, cualquier cosa.. "As¨ª voy por la calle. Qu¨¦ trabajo, ?verdad? La compensaci¨®n que tiene es que te hace ir muy despierto".

Otra obsesi¨®n y otra suerte: la obra de teatro por la que gan¨® el Premio Tirso de Molina, y que se estrenar¨¢ en noviembre, la escribi¨® entre el d¨ªa de San Juan y el de Santiago, y puso el seud¨®nimo de Facultades, como el toro que una tarde luminosa dio suerte y nombre a Espartaco en la Maestranza de Sevilla.

Le gusta palpar la vida y le horrorizan los museos. "Las cosas hay que descubrirlas siempre desde abajo. Por ejemplo, los listos dec¨ªan que el mejor es Mozart. Para m¨ª, Mozart era una palabra aplastante hasta que le descubr¨ª y adem¨¢s descubr¨ª que era el mejor. Ten¨ªan raz¨®n los listos, pero hasta que no le descubres desde abajo no les puedes dar la raz¨®n. ?Y por qu¨¦ era el mejor? Porque uni¨® su angustia vital con la m¨²sica. Y es que el origen del artista es la angustia. ?Y qu¨¦ es la angustia? El miedo a lo desconocido. ?Y qu¨¦ es lo desconocido? Todo".