El levante
El polver¨ªo que en el ferial se levantaba antes de la corrida permit¨ªa a los paulistas, que en Jerez son pr¨¢cticamente todos, ponerse el parche antes que la herida:?Pobre Rafael, c¨®mo va a poder torear con el levante!". La fuerza del levante era desde luego como para hacer un campeonato mundial de windsurfing. El levante trastorna los cuerpos y altera los esp¨ªritus. Se dice que Tarifa, donde m¨¢s fuerte sopla, da el mayor ¨ªndice de trastornos mentales. El reglamento vigente permite la suspensi¨®n de una corrida si el viento puede a?adir riesgo al ordinario de la lidia, pero no prev¨¦ que los toreros se vuelvan majaras por el levante. Desde luego, fue el protagonista.Con el levante como aliado, Rafael de Paula esper¨® en el tercio a su enemigo, con gran decisi¨®n. Pero, evidentemente, el viento le estorb¨® y justific¨® no ya la carencia de mando en las ver¨®nicas, sino tambi¨¦n la falta de sosiego. Su primer toro fue bueno y tontorr¨®n. El gitano apenas hizo que trastearlo y darle algunos cuartos de pases con la mano derecha, que no agradaron ni a sus m¨¢s fervorosos paisanos.
Jandilla / Paula, Espartaco, Litri
Toros de Jandilla, de desigual presentaci¨®n, nobles y blandos en general. Rafael de Paula: tres pinchazos y estocada corta ca¨ªda (pitos); media y dos descabellos (silencio). Espartaco: estocada (oreja); estocada desprendida y descabello (oreja). Sali¨® a hombros. Litri: estocada ca¨ªda (oreja); pinchazo y estocada ca¨ªda (ovaci¨®n). Plaza de Jerez, 5 de mayo. Segunda corrida de la Feria del Caballo.
Al cuarto, cojo descarado, el presidente se empe?¨® en no devolverlo, por lo cual se gan¨® una justificada bronca. A pesar de la cojera, extra?amente el toro no se cay¨® y casi qued¨® inc¨®gnito su comportamiento, ante la inhibici¨®n del jerezano, que enseguida opt¨® por matarlo. Sin duda alguna Paula y los paulistas tuvieron en el levante su gran coartada.
Espartaco torea con levante o con un cicl¨®n. Cambi¨® en su primero la muleta ordinaria por otra especial que deb¨ªa de tener dentro un regimiento de soldaditos de plomo. La militar muleta y su f¨¦rrea muleta no le dejaban en ning¨²n momento al descubierto. Es verdad que los muletazos fueron r¨¢pidos y muchas veces violentos, aunque generalmente el mando era evidente. Hab¨ªa que vencer al toro y al viento, y Espartaco pudo con ambos. Su primero acab¨® adem¨¢s con la embestida muy corta.
Actuaciones sobresalientes
La faena al segundo, aunque tambi¨¦n le estorb¨® el viento, tuvo m¨¢s enjundia. Los redondos, bajando mucho la mano y reboz¨¢ndose el toro en la muleta, fueron importantes. De las dos series de naturales, la primera careci¨® de inter¨¦s, pues toreaba con el pico, mientras que la segunda tuvo mucha m¨¢s ortodoxia y naturalidad. El p¨²blico pidi¨® las dos orejas -o al menos los pa?uelos, por el levante, se agitaban m¨¢s- y el presidente s¨®lo concedi¨® una con acertado criterio, pues premios tan importantes deben reservarse para actuaciones sobresalientes.Al Litri no le estorba el viento. Su peculiar estilo es compatible con velocidades de fuerza muy altas. Siempre que el viento no se lleve volando a su enemigo, el Litri no tiene problemas. Como da muchos trallazos, muchos tirones, muchos destemplados muletazos y se pasa los pitones muy cerca, todo eso es perfectamente posible hacerlo con el levante enfurecido. El Litri, con el levante, tambi¨¦n se enfurece m¨¢s, y templando o destemplando los pases, mira al tendido, gesticula, gui?a un ojo al director de la banda para que toque un pasodoble y, mientras, se pasa los pitones por la barriga. Brillaron con los palos El Mangui, El Ecijano, Leopoldo y Montoli¨². En el sexto, un aficionado le gritaba a Paula: "Rafael, pide el sobrero, que yo te lo pago". Evidentemente, aparte melifluas razones reglamentarias que lo imped¨ªan, el levante segu¨ªa soplando enfurecido y prest¨¢ndole un impagable servicio al gitano: continuaba siendo su coartada.
Babelia
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