Titulares que confunden
Los titulares de las informaciones han de ser inequ¨ªvocos y concretos y responder fielmente a la informaci¨®n. Del incumplimiento de esta norma del Libro de estilo de EL PAIS hay reiterada constancia en esta secci¨®n: rara es la transgresi¨®n del mandato que no sea advertida por alg¨²n lector. ?ltimamente, por dos veces se ha desobedecido el precepto.Uno. El 70% del profesorado de ense?anza privada fue ayer a la huelga rezaba el titular (19 de abril) de una noticia. En su desarrollo resultaba que ese porcentaje era el estimado por los sindicatos que hab¨ªan convocado el paro. As¨ª lo se?ala Rafael Sanz, secretario general de la Confederaci¨®n Espa?ola de Centros de Ense?anza (CECE), quien se queja al defensor de los lectores de falta de objetividad y de presentar la informaci¨®n de forma sesgada.
El redactor Esteban Barcia, firmante de la noticia, explica que en los titulares relativos a las recientes jornadas de huelga de la ense?anza privada se ha procurado, "siempre que lo ha permitido el espacio destinado a la cabeza de la informaci¨®n", precisar que las cifras de huelguistas eran las proporcionadas por los sindicatos convocantes. "En el de la informaci¨®n del 19 de abril", agrega, "es obvio que esa precisi¨®n no nos cab¨ªa". No
cab¨ªa, no, tal como estaba redactado el titular, a?adir seg¨²n los sindicatos convocantes. El espacio habr¨ªa que haberlo buscado, y recursos existen para ello. Sin la menci¨®n de la fuente que facilitaba el dato quedaba da?ada la fidelidad del titular.
Dos. "Los 200.000 musulmanes espa?oles formular¨¢n sus deseos hoy, ¨²ltimo d¨ªa del mes del ayuno isl¨¢mico": ¨¦ste era el sumario del reportaje titulado La noche m¨¢s hermosa del Ramad¨¢n (EL PAIS, 2 de mayo).
La cifra de 200.000 musulmanes espa?oles extra?¨® a un lector. ?Tantos espa?oles son de religi¨®n mahometana? Sigui¨® leyendo, y ya en la segunda l¨ªnea del texto la cosa resultaba otra. No, no eran musulmanes espa?oles, eran musulmanes residentes en Espa?a, que no es lo mismo. De ello se queja al ombudsman. ?Por qu¨¦ esa titulaci¨®n que confunde?
Fue un claro error en la redacci¨®n del sumario. En Espa?a residen, efectivamente, unos 200.000 musulmanes -agrupados en 20 colectivos-, la gran mayor¨ªa marroqu¨ªes. Pero musulmanes espa?oles se calcula que habr¨¢ unos 4.000.Protecci¨®n de menores
En una informaci¨®n datada en Badalona (EL PAIS, 3 de mayo) se contaba la detenci¨®n del hijo de un hombre asesinado con ensa?amiento en Santa Coloma. El muchacho, acusado por la polic¨ªa de encubrir a los autores del crimen, tiene 14 a?os. Con su nombre y apellido figuraba en la informaci¨®n.
Un lector preocupado por los problemas de la juventud recuerda al ombudsman la ley y el reglamento de los Tribunales Tutelares de Menores: est¨¢ prohibido publicar el nombre y apellidos -"y cualquier otra circunstancia por la que ¨¦ste pueda ser conocido"- del menor detenido o denunciado. Esta norma, que se ven¨ªa cumpliendo, ha sido quebrantada en esta ocasi¨®n.
Se da la paradoja de que la noticia mencionaba tambi¨¦n a otros detenidos -¨¦stos mayores de edad- en relaci¨®n con el asesinato, pero de ellos s¨®lo sefacilitaba el nombre y las iniciales de los apellidos.
El redactor jefe Jos¨¦ Mar¨ªa Izquierdo reconoce que "deb¨ªan haber figurado las iniciales y no el nombre del chaval de 14 a?os". "La reserva era obligada", dice. Como posible descargo alega que "se escribi¨® el nombre completo por ser el hijo del asesinado, con lo cual era obvio, al menos, el apellido".S¨®lo para expertos
Los errores e imprecisiones en materia geogr¨¢fica suelen menudear en los medios de comunicaci¨®n; lo que ya no menudea tanto es lo contrario: la menci¨®n meticulosa y rigurosa de sitios que, en ocasiones, ni los m¨¢s versados en la disciplina ser¨ªan capaces de localizar sin la ayuda de un atlas de refinada cartograf¨ªa. Este caso se da en una cr¨®nica del enviado especial de EL PAIS a Namibia.
Erik van Ees contaba el pasado d¨ªa 2 c¨®mo se hab¨ªan desplegado las fuerzas de la ONU en aquel territorio. El p¨¢rrafo merece la pena reproducirse:"El primer grupo de 120 polic¨ªas holandeses, irlandeses y suecos estaba en su puesto en Katima Mulilo, en el extremo de la franja de Caprivi, en Rundu, en el r¨ªo Kavango, fronterizo con Angola, en la ciudad de Oshakati y en la base a¨¦rea de Ondangwa, en Owamboland central, y en Ruacana, en la frontera, y Upowo, en Koakoland, al oeste. Se abri¨® una oficina en Katutura, el municipio negro de las afueras de Windhoek". La ristra de ex¨®ticos top¨®nimos aturde a cualquiera.
Francisco Javier Cortijo escribe al defensor de los lectores: "A no ser que uno sea un experto en geografia africana, dificilmente podr¨¢ situar el lugar en que se encuentran las tropas de la ONU". S¨®lo ve dos soluciones: una redacci¨®n m¨¢s concisa y clara o un mapa ilustrativo de la zona.
El jefe de la secci¨®n Internacional, Luis Mat¨ªas L¨®pez, admite de inmediato: "El lector tiene toda la raz¨®n". "No s¨®lo ¨¦l", dice, "sino m¨¢s de un catedr¨¢tico de Geograf¨ªa, y desde luego, yo mismo, nos ver¨ªamos en un apuro para situar todos los lugares que se citan en la cr¨®nica". Mat¨ªas promete que la pr¨®xima vez se mencionar¨¢n menos nombres o se publicar¨¢ un mapa. Y agrega: "?sta es, por otra parte, la norma establecida para estos casos".
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