Santiago Onta?¨®n
A Santiago Onta?¨®n lo conoc¨ª ya un poco tarde, a la vuelta de sus extraordinarios a?os en Par¨ªs. ?Qu¨¦ veloz manera de envolverle a uno con su simpat¨ªa y su gracia! Animador irresistible, tanto hablando como cantando con profundidad y temblor los cantos populares de su verde y marinera Cantabria. Nuestra imparable amistad se ensanch¨® sobre todo durante la guerra civil, en la Alianza de Intelectuales Antifascistas, cuando Santiago era nada menos que un soldado de la caballer¨ªa republicana, siendo reclamado por Mar¨ªa Teresa Le¨®n como escen¨®grafo para las guerrillas del teatro del Ej¨¦rcito del Centro, que ella dirig¨ªa, a la vez que para el teatro de arte y propaganda, en el de la Zarzuela de Madrid.En aquellos a?os terribles y maravillosos, Santiago Onta?¨®n hizo todo lo que Mar¨ªa Teresa le ped¨ªa, pues Santiago estaba capacitado para ello: actor, cantante, escen¨®grafo, buen¨ªsimo escritor de lo que llam¨¢bamos teatro de urgencia. Un prodigio. Nada mejor que Santiago para salvar situaciones dif¨ªciles.
"?Onta?¨®n!", le gritaba Mar¨ªa Teresa con cierta voz de mando, y Santiago ya sab¨ªa que ten¨ªa que obedecer, salvando cualquier situaci¨®n, por muy dificil que ¨¦sta fuese. ?l cre¨® los magn¨ªficos decorados para la obra sovi¨¦tica La tragedia eptimista; para Los t¨ªteres de cachiporra, de Federico Garc¨ªa Lorca; para la zarzuela Ch?teau Margot, y sobre todo, su m¨¢s grande creaci¨®n en aquel momento, para mi adaptaci¨®n de la Numancia, de Cervantes, que se represent¨® durante la defensa de Madrid, y luego en Montevideo, dirigida e interpretada por Margarita Xirgu. Al lado de mi obra El adefesio estren¨® tambi¨¦n Margarita Xirgu La casa
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