"Babel es una bendici¨®n", dice Jean Harzic, secretario general de las Alianzas Francesas
En su opini¨®n, Europa tiende hacia el pluriling¨¹ismo y el di¨¢logo de las culturas
La influencia de una lengua no se mide por el n¨²mero de personas que la hablan, seg¨²n piensa Jean Harzic, secretario general de la organizaci¨®n internacional de Alianzas Francesas. Y aunque el franc¨¦s est¨¢ destinado a mantener su importancia en el mundo, est¨¢ claro que ha perdido su car¨¢cter mesi¨¢nico. Ya no se trata de exportar una cultura, opina, sino de mantener el di¨¢logo de las culturas, que es la consigna de nuestro tiempo. Por lo dem¨¢s, no parece que un solo idioma se vaya a imponer, al menos en Europa, y el futuro parece ser el del plurding¨¹ismo. "Babel es una bendici¨®n, no una maldici¨®n".
El franc¨¦s es m¨¢s hablado hoy que en v¨ªsperas de la Revoluci¨®n Francesa de 1789, explica Harzic para contradecir la idea de que su lengua ha perdido la primac¨ªa en beneficio del ingl¨¦s, lo que ¨¦l en modo alguno niega, si bien advierte que no es precisamente el n¨²mero de hablantes lo que define la importancia de un idioma.Antes de la toma de la Bastilla, cuenta, la mayor parte de la poblaci¨®n de Francia no hablaba franc¨¦s sino m¨²ltiples dialectos, en tanto que el franc¨¦s se reservaba para las clases altas, en Francia y en otros pa¨ªses.
Que buena parte de Guerra y paz, de Tolstoi, fuera escrita en franc¨¦s, al igual que cierto n¨²mero de novelas brasile?as del siglo XIX es, sobre todo, indicio de alienaci¨®n en aquellas sociedades que hab¨ªan abdicado hasta ese extremo de su propio idioma.
A finales del siglo XX el franc¨¦s se encuentra en pleno desarrollo, explica el secretario general de la organizaci¨®n internacional de Alianzas Francesas. Es sabido que lo primero que pregunta un franc¨¦s cuando se encuentra en el exterior es si hay un colegio en su lengua para sus hijos, de modo que Francia dispone de la mayor red de educaci¨®n en el mundo, y esto es algo, dice, que nadie discute.
Remotos lugares
Existen liceos o alianzas francesas en remotos y peque?os lugares de Am¨¦rica, Asia y sobre todo ?frica, y en algunos pa¨ªses la demanda es muy fuerte. En Hong Kong, por ejemplo, 9.000 personas estudian franc¨¦s en estos momentos, por m¨²ltiples razones: ya sea porque desean emigrar a Canad¨¢, ya sea porque comercian con el continente africano en ese idioma.Es cierto que el franc¨¦s se alimenta de una reputaci¨®n hist¨®rica. Jean Harzic se encontraba en la Alianza Francesa de Buenos Aires en plena dictadura, y una joven exclam¨® un d¨ªa durante una clase que el franc¨¦s es el idioma de la libertad. "Quiz¨¢ lo fuera para ella", comenta Harzic, "pero habr¨ªa que haberles preguntado tambi¨¦n a los j¨®venes argelinos del tiempo de la independencia qu¨¦ pensaban sobre ello... Aunque tambi¨¦n para ellos era un idioma de libertad, puesto que con ¨¦l hablaban entre s¨ª".
Harzic es un pied noir (Pie negro), es decir, un franc¨¦s nacido en ?frica, y en su caso precisamente en Argel. ?l se define como pied noir angl¨®fono, toda vez que esa fue la primera cultura por la que se interes¨® seriamente. Hoy a sus 52 a?os de edad, habla varios idiomas tras haber vivido en los cinco continentes.
Espa?a, que tendr¨ªa unas condiciones hist¨®ricas id¨®neas para la expansi¨®n de su cultura en Suram¨¦rica, por ejemplo, carece de una red como la que disponen los franceses con sus liceos y alianzas, los ingleses con el British Council, los alemanes con el Goethe Institut. (Los italianos disponen del Instituto Dante Alighieri). Existe el proyecto Cervantes, anunciado en el programa socialista, pero hasta el momento no puesto en pr¨¢ctica.
Harzic advierte que en modo alguno va a comentar un proyecto de un pa¨ªs que no es el suyo, precisa que no lo conoce lo suficiente, y considera que todo intercambio cultural es un enriquecimiento, y m¨¢s si se realiza sobre la base de la tolerancia y la libertad, base de la cultura europea. Comenta sin embargo que lo m¨¢s importante para que se lleve a t¨¦rmino un proyecto de ese alcance es que exista la voluntad pol¨ªtica necesaria.
Cuesti¨®n de tiempo
Jean Harzic es uno de los convencidos de que la uni¨®n de Europa es s¨®lo una cuesti¨®n de tiempo. Llegado hace poco de Asia, se dedica ahora a recuperar Europa, lo que le es muy f¨¢cil toda vez que se siente en casa igual en Italia o en Espa?a que en Holanda.Cree que unos europeos son m¨¢s europe¨ªstas que otros: por ejemplo los italianos. "Es preciso que Europa deje de remover sus sentimientos de culpa por su pasado imperialista. Europa es un colectivo fundamentalmente desinteresado, edificado sobre valores esencialmente humanistas, y es necesario que asuma sus responsabilidades en el mundo... sin olvidar que Europa es tambi¨¦n el Este. No es comprensible Europa sin personajes como Chaikovski o Tosltoi".
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