Amazonia es tambi¨¦n un problema nuestro
La acelerada destrucci¨®n que desde hace unos a?os afecta al bosque tropical h¨²medo es una de las alteraciones ecol¨®gicas a escala planetaria m¨¢s significativas. Las observaciones con sat¨¦lites indican que cada a?o desaparecen 157.000 kil¨®metros cuadrados de ese tipo de bosque, m¨¢s de un tercio de la superficie peninsular espa?ola. En los ¨²ltimos 10 a?os, esa tasa puede haberse incluso acelerado en Amazonia, ese inmenso espacio forestal extendido entre Brasil (al que corresponde la mitad), Ecuador, Per¨², Colombia, Bolivia, Venezuela y los territorios de las antiguas Guayanas.Ese proceso no debe ser considerado por los espa?oles -o los europeos- como un asunto que afecta exclusivamente a lejanos territorios selv¨¢ticos sino como algo que nos concierne muy de cerca. Se compara a veces el bosque amaz¨®nico con un pulm¨®n que proporciona gran parte del ox¨ªgeno necesario para la vida terrestre. En realidad, sin embargo, el ox¨ªgeno producido por los bosques tropicales v¨ªrgenes es exactamente igual al consumido por ellos y los complejos ecosistemas que representan. Otro tanto ocurre con la energ¨ªa que captan, que es devuelta finalmente en la misma cantidad, y que tiene como objeto el hacer funcionar la compleja maquinaria del ecosistema amaz¨®nico, asegurando su estabilidad. La importancia clim¨¢tica fundamental del espacio forestal amaz¨®nico es el mantenimiento de una enorme masa vegetal con una ingente cantidad de carbono (en forma reducida) que de otro modo se encontrar¨ªa (en forma oxidada) en la atm¨®sfera, contribuyendo al efecto invernadero, grave amenaza clim¨¢tica para toda la Tierra.
Los frecuentes incendios recientes del bosque amaz¨®nico (se estima que en los dos ¨²ltimos a?os afectaron a una superficie pr¨®xima a la de Espa?a) devuelven el carbono oxidado a la atm¨®sfera. Cuando se reemplaza la enorme masa vegetal del bosque por la mucho m¨¢s exigua (por unidad de superficie) de pastos o cultivos, la diferencia en contenido de carbono aparece en la atm¨®sfera, contribuyendo al temido efecto invernadero.
Esa transformaci¨®n de la selva en pastos y cultivos hab¨ªa despertado grandes esperanzas en el pasado, pues se estimaba err¨®neamente el potencial de los suelos amaz¨®nicos capaces de soportar tan exuberante cobertura arb¨®rea. Sin embargo, desprovistos de su cubierta natural, la mayor¨ªa de esos suelos ha proporcionado rendimiento muy peque?os (por ejemplo una producci¨®n ganadera 15 veces menor que la de una pradera natural centroeuropea). Esto es debido a la pobreza de la mayor¨ªa de los suelos y al hecho de que el bosque natural tiene un ftincionamiento peculiar, manteniendo los nutrientes minerales en su propia masa vegetal.
Junto a su importancia mundial en el intercambio de gases atmosf¨¦ricos, la selva amaz¨®nica representa tambi¨¦n una inmensa maquinaria que regula los procesos de evaporaci¨®n, precipitaci¨®n y mantenimiento del ciclo hidrol¨®gico. Del orden del 60% de las intensas lluvias amaz¨®nicas procede de la propia autoalimentaci¨®n h¨ªdr¨ªca, sin aportes a partir del mar. En ese proceso tiene un papel importante la compleja estructura de la vegetaci¨®n, f¨¢cil de deteriorar, alterando as¨ª relaciones energ¨¦ticas globales, como ocurrir¨ªa tambi¨¦n con los cambios de reflexi¨®n (o albedo) de la superficie amaz¨®nica tras la eliminaci¨®n del bosque.
Amazonia representa tambi¨¦n un inmenso reservorio de diversidad biol¨®gica y gen¨¦tica, sin com¨²n medida con nuestros territorios. Contiene probablemente millones de especies de organismos vivos, en gran parte no identificados todav¨ªa cient¨ªficamente. Entre las ya conocidas se contabilizan, por ejemplo, m¨¢s de 1.000 especies d¨ªstintas de peces, del orden de 3.000 especies diferentes de ¨¢rboles de gran tamafflo y un n¨²mero abrumador de aves e insectos (¨¦stos, en gran parte desconocidos todav¨ªa). S¨®lo de forma muy rudimentaria podemos barruntar la utilidad bio tecnol¨®gica de ese patrimonio amenazado, cuya merma repre senta un empobrecimiento para toda la humanidad.
La desestabilizaci¨®n de los ecosistemas amaz¨®nicos afecta adem¨¢s, de forma directa e in mediata, a poblaciones humanas. Varios millones de indios hab¨ªan vivido durante miles de a?os en el espacio amaz¨®nico poniendo en pr¨¢ctica modos de uso de recursos integrados ar m¨®nicamente en el medio. Esas poblaciones experime ntaron una gran disminuci¨®n num¨¦rica y una brutal desestabilizaci¨®n de sus sistemas de vida y culturas ancestrales. De forma paulatina, esos sistemas de uso arm¨®nico, estables en el tiempo, van siendo reemplazados por formas de uso agresivas, incompatibles con una producci¨®n sostenida y responsables de las alteraciones globales ya mencionadas.
Es evidente que los europeos no podemos permanecer indiferentes frente a esos acontecimientos, fundamentalmente por dos tipos de razones:
1. El car¨¢cter mundial de las repercusiones ambientales se?aladas.
2. La patente responsabilidad en esos procesos a trav¨¦s de empresas y actividades extractivas y el mantenimiento de un marco de relaciones injusto y desequilibrado. Ser¨ªa una inmensa hipocres¨ªa reducir la responsabilidad de los problemas de Amazonia a los Gobiernos de los territorios que la componen, sin tener en cuenta el papel de empresas, acuerdos, inercados, etc¨¦tera, europeos, norteamericanos y japoneses.
Para que la conciencia de los problemas de Amazonia no se quede en una mera fuente de preocupaci¨®n est¨¦ril podemos actuar e intentar aportar remedios por v¨ªas adecuadas. Para esas acciones de apoyo, que deben pasar por el escrupuloso respeto de la soberan¨ªa de los Gobiernos amaz¨®nicos, van abri¨¦ndose distintos cauces. Entre ellos est¨¢ la fundaci¨®n internacional para la creaci¨®n de una gran zona de reserva, apoyada entusiastamente por el cantante de rock Sting, o la Comisi¨®n Pro Amazonia Espa?a, que se integra, con otras com¨ªsiones europeas, en la Oficina Europea para el Medio Ambiente (EEB), en Bruselas. El resultado definitivo de esas iniciativas depende en gran medida de nuestra participaci¨®n. Hay quienes estiman en s¨®lo 20 a?os la duraci¨®n del bosque amaz¨®nico si las actuales circunstancias persisten. En todo caso, la situaci¨®n es cr¨ªtica y exige la adopci¨®n de remedios inmediatos: "Amazonia, ahora o nunca".
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