El ¨²ltimo grito de Takum¨¢
El mundo occidental civilizado deber¨ªa, aunque s¨®lo fuera desde su visi¨®n ego¨ªsta de las cosas, se?ala el autor, frenar el etnocidio y el gecocidio que est¨¢ provocando entre las etnias ind¨ªgenas y su entorno porque con ello descubre su propio inter¨¦s y todo el saber oculto de las ya escasas culturas ind¨ªgenas del planeta
En la luna llena de julio de 1974, durante la celebraci¨®n de los ritos funerarios del Kuarup en el alto Xing¨², estuve conviviendo durante dos meses en la maloca de Takurn¨¢, el jefe de la tribu kamayura. Takurn¨¢, el paje¨¦ (hechicero) m¨¢s importante del alto Xing¨², se est¨¢ muriendo, herido de muerte por "un rayo", seg¨²n dice Sting en su ¨²ltimo libro.Con la muerte de todos los hechiceros y paje¨¦s ind¨ªgenas de las distintas etnias del planeta, la ciencia farmacol¨®gica occidental pierde conocimientos imprescindibles para descubrir las claves de muchos de los males que aquejan a nuestra supuesta superior sociedad civilizadora.
No nos damos cuenta de que matando a los indios, matando a los ind¨ªgenas en Indonesia, Irian Jaya, Bangladesh, Filipinas, Australia o la India, o en muchos otros lugares donde todav¨ªan viven culturas diferentes a la nuestra, matamos nuestra supervivencia como especie tambi¨¦n. Mat¨¢ndoles a ellos, deforestamos tambi¨¦n sus selvas y destrozamos su medio ambiente, desequilibrando el delicado equilibrio del planeta.
Ten¨ªamos que recordar ahora que un 25%. de la farmacopea moderna procede de las selvas tropicales. Los indios Chacoboo de Bolivia, por ejemplo, utilizan 649 especies vegetales en una hect¨¢rea de selva, ninguna de ellas conocida y menos a¨²n clasificadas por la bot¨¢nica occidental. Los shamanes dan? en Irian Jaya y Pap¨²a Nueva Guinea manejan m¨¢s de 6.500 plantas curativas de las que nuestra bot¨¢nica carece de conocimiento. Todas las tribus amaz¨®nicas conocen sistemas de curaci¨®n que nuestra ciencia todav¨ªa no ha tenido tiempo de estudiar, y ma?ana... ma?ana ser¨¢ demasiado tarde. Solamente el Instituto del C¨¢ncer de Estados Unidos tiene clasificadas 2.000 especies tropicales que pueden prevenir este mal.
S¨®lo en el norte de Brasil y sur de Venezuela vive el mayor grupo ind¨ªgena amaz¨®nico, los yanomamis, unos 18.000 ind¨ªgenas repartidos entre los dos pa¨ªses, que est¨¢n siendo atacados por una avalancha de 50.000 garimpeiros (buscadores de oro). Otros grupos ind¨ªgenas est¨¢n en total extinci¨®n, con tribus y culturas de s¨®lo 40 o 60 individuos.
Tribus de Ecuador, Colombia, Bolivia, Paraguay, Venezuela Guayana son atacadas por el hombre blanco, que invade sus tierras para realizar proyectos de dudosa rentabilidad econ¨®mica y alt¨ªsimo costo ecol¨®gico y cultural.
El proyecto Calha Norte intenta militarizar el norte de Brasil; los proyectos Polonoroeste y Xing¨² de grandes presas y el proyecto minero karaj¨¢ (tribu hoy enextinci¨®n) amenazan de muerte a los ¨²ltimos 150.000 ind¨ªgenas que quedan en Brasil. Desde que Cabral lleg¨® a aquellas tierras, m¨¢s de tres millones de indios han sucumbido al genocidio del hombre blanco, acabando con ellos, sus idiomas, sus mitolog¨ªas, sus culturas milenarias y, entre otros, sus conocimientos de la farmacopea, que podr¨ªan ser tan ¨²tiles a nuestra medicina, que actualmente mueve 40 billones de d¨®lares en f¨¢rmacos sintetizados de especies tropicales.
Intereses ego¨ªstas
No son ya meros intereses humanitarios los que nos obligan a defender las culturas en extinci¨®n, son nuestros intereses ego¨ªstas y nuestra civilizaci¨®n los que tienen que hacer que impidamos el genocidio que est¨¢ sucediendo en distintos lugares del mundo y aprendamos de los indios. ?D¨®nde est¨¢n los 4.000 waimiri-atroari? ?Qu¨¦ queda de los ¨²ltimos kreen akaror¨¦s? ?De los patixio? ?De los boniwa?... Todas las tribus que hace pocos a?os viv¨ªan hoy est¨¢n en fase de destrucci¨®n,y muchas han desaparecido ya, perdi¨¦ndose con ellas su conocimiento herbolario y su delicado equilibrio con el entorno, as¨ª como muchas claves de la felicidad que el hombre moderno no encuentra en el materialismo de nuestra cultura.El problema se discute en los Gobiernos de la CE. Y hasta Jacques Delors ha hablado con los Gobiernos amaz¨®nicos para evitar la deforestaci¨®n y negociar la deuda p¨²blica, con vistas a preservar esos patrimonios de la humanidad antes de que acabemos con ellos.
Adem¨¢s, los gritos de organizaciones como Survival International, a lo largo de los ¨²ltimos 20 a?os, han tratado de mitigar la labor destructora del hombre; y personas como Sting y Jean Pierre Dutilleux invierten su tiempo, su prestigio y su dinero en ayudar a grupos ind¨ªgenas como los kayapos de Raoni, y luchan por defender a las ¨²ltimas tribus. Nuestra sociedad, cuando Sting se vaya, tiene que seguir siendo consciente de que existe la posibilidad, a trav¨¦s de campa?as internacionales, de defender a los ¨²ltimos representantes de las culturas milenarias de su extinci¨®n y ayudarles a defender la propiedad de sus tierras, sus vidas y sus culturas.
Son muchos los casos que Survival denuncia a la opini¨®n p¨²blica mundial en Sud¨¢n, Etiop¨ªa, Nicaragua, Bangladesh, India, Australia, etc¨¦tera, y tambi¨¦n critica a los pa¨ªses y los centros decisorios donde se atenta contra los ind¨ªgenas. Estas campa?as poco a poco cambian las pautas de los pol¨ªticos.
El hombre supuestamente civilizado est¨¢ sojuzgando y consiguiendo la uniformidad cultural y el aniquilamiento de sistemas de valores distintos a los suyos con cr¨ªmenes y genocidios contra la humanidad. Con el fondo de 1992, sirva de reflexi¨®n que en Am¨¦rica quedan 484 culturas diferentes y en Brasil, por ejemplo, 150 tribus, todas ellas en proceso de extinci¨®n. Luego todav¨ªa queda alguna esperanza...
Hoy, que Sting, Raoni, Jean Pierre Dutilleux, Megar¨¦n y Cuervo Rojo est¨¢n clamando justicia a la sociedad espa?ola, podemos pensar que podr¨ªamos ser parte del problema o parte de la soluci¨®n al problema, luchando unidos todos por estas causas que distintas organizaciones defienden en los foros mundiales.
El canto desgarrador de este bardo moderno debe hacernos creer todav¨ªa en el ser humano y en que todos juntos podemos cambiar el curso de la historia y evitar la repetici¨®n de otro genocidio que hoy, hoy, est¨¢ sucediendo en tantos lugares del mundo.
Diego de Azqueta Bernar es presidente de Survival International espa?ola.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.