Tauromaquia
La tauromaquia no consiste s¨®lo en correr, burlar, torturar y ajusticiar reses bravas con sa?a o destreza bajo la bandera de la patria haciendo de esa matanza un espejo de gallard¨ªa. Gran parte de la basura nacional confluye en los ruedos, pero fuera de ellos existe otra forma de degradaci¨®n p¨²blica y privada que tambi¨¦n es tauromaquia. Por los destartalados pasillos de las audiencias y juzgados de Espa?a van los bedeles arrastrando carretillas cargadas de sumarios llenos de telara?as; en los quir¨®fanos de algunos hospitales hay ratas de medio kilo que se pasean entre los pies de los cirujanos. Eso es tauromaquia. Diputados golfos venden su voto por una raci¨®n de jam¨®n; marquesas de muy alta pechuga se funden en el bingo los arcones, bargue?os y cristos de marfil del siglo XIV; los se?oritos del sur en Marbella aplauden como palmeros la gracia de un ¨¢rabe riqu¨ªsimo cuando defeca dentro de la piscina ante un corro de invitados; un polic¨ªa siniestro compra a matones portugueses de ¨ªnfima calidad, los m¨¢s baratos del mercado, y luego en el casino echa en la ruleta todo el fondo de reptiles que le ha sobrado. Eso es tauromaquia. Guardias civiles muertos en atentado forman parte del paisaje; por la ruta de los conquistadores se ven todav¨ªa perros ahorcados en los alcornoques; tratantes de ganado invierten en cuadros de T¨¢pies; los ciegos espa?oles cortan el bacalao en los consejos de los bancos; intelectuales de izquierda presumen de matar marranos en las cacer¨ªas; algunos poetas se abaten sobre los pinchos de tortilla durante el entreacto de un exquisito concierto de Bach. Eso es tauromaquia.La sangre del verano espa?ol comienza de nuevo. Miles de toros van a ser torturados p¨²blicamente hasta el deg¨¹ello final, pero lejos de la plaza donde se celebra semejante miseria la corrida impregna la vida nacional desde hace siglos. Tauromaquia es todo lo pinturero, patri¨®tico y grasiento que palpita bajo el rabo de Al¨¢ sin desollar: el ajo como cultura, la sequ¨ªa como m¨ªstica, el garrote vil como sacramento y el descabello como desplante.
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