Los sonidos del silencio
En la primera cr¨ªtica que escribiera Salman Rushdie, y en su refugio, sobre The facts: a novelists autobiography, autobiograf¨ªa del escritor norte americano Philip Roth, aparecida en The Observer el pasado 28 de febrero, Rushdie se interes¨® por la reacci¨®n que suscit¨® la novela Goodbye, Columbus y contaba c¨®mo Roth "fue acusado de antisemita, de jud¨ªo que se autodesprecia, y c¨®mo en una conferencia en la Yeshiva University de Nueva York se dio cuenta de que no s¨®lo se discrepaba de ¨¦l sino que se le odiaba. Sus respuestas a la difamaci¨®n han sido -si se me perdona esta nota personal- muy emocionantes, incluso de ayuda, a este escritor igualmente asediado".M¨¢s adelante, Rushdie se?alaba otro p¨¢rrafo de Roth, en el que ¨¦ste escribe: "Este grupo (los jud¨ªos) cuyo amparo una vez me hab¨ªa ofrecido tanta seguridad era en s¨ª mismo fan¨¢ticamente inseguro. Mi humillaci¨®n fue la m¨¢s afortunada ruptura que pude haber tenido. Qued¨¦ marcado". Tras este p¨¢rrafo, Rushdie reflexiona: "Parece hablar directamente, profundamente, no s¨®lo a, sino para m¨ª". Rushdie conclu¨ªa que "la verdad (the Truth) probablemente hubiera sido menos interesante que los hechos (the facts)".
Segunda cr¨ªtica
La segunda cr¨ªtica, aparecida el 14 de mayo, era sobre el libro What am I doing here de su amigo Bruce Chatwin, recientemente fallecido, y estaba encabezada con este significativo t¨ªtulo: Antes de que la voz que perdimos cayera en el silencio.
Rushdie destacaba de este libro, una selecci¨®n personal de ensayos, retratos, an¨¦cdotas y meditaciones de viaje, el ensayo The very sad story de Salah Bourguine, "que utiliza un asesinato interracial en Marsella para desvelar el desagradable asunto del colonialismo franc¨¦s en el Norte de ?frica" y que "es una las cosas m¨¢s v¨ªvidas escritas jam¨¢s sobre este dif¨ªcil tema". Rushdie calificaba What am I doing here como una "autobiograf¨ªa de la mente" ya que Chatwin, "un hombre de gran coraz¨®n y profundos sentimientos, raramente dejaba que ¨¦stos llegaran a su prosa".
Rushdie no reflexiona ahora en p¨²blico, porque quiere mantener la m¨¢xima discreci¨®n posible. La alerta es extrema. Ya no hay escapadas como la de hace unos meses para hablar con los estudiantes de Oxford, charla suspendida al poco de iniciada la cena, cuando la polic¨ªa vi¨® a un grupo de ¨¢rabes en la calle que le infundi¨® sospechas.
Ni hay respuesta afirmativa a la llamada llegada de Italia de que se presente como candidato en las elecciones europeas. Se trata de dejar pasar el tiempo, disfrazada la identidad, y esperar a que ceda la tensi¨®n desatada por el im¨¢n Jomeini el pasado 14 de febrero cuando conden¨® a muerte al escritor indo-brit¨¢nico por considerar blasfemo su libro Versos sat¨¢nicos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.