"No podemos dejarnos llevar por pasiones, sino hacer justicia"
Los magistrados de la colza creen que no ha sido comprendido su veredicto
Los magistrados Siro Garc¨ªa, de 52 a?os, y Javier G¨®mez de Lia?o de 39, ponentes de la sentencia de la colza, consideran que los aceiteros no tuvieron intenci¨®n de matar, sino de enriquecerse. Unos condenados actuaron "con ego¨ªsmo, y otros, con ligereza", porque no les import¨® el riesgo, a pesar de que conoc¨ªan el peligro de su acci¨®n. Ambos magistrados comprenden a los afectados y hasta se solidarizan con ellos, pero precisan que son jueces y no pueden dejarse arrastrar por pasiones, sino hacer justicia. Aunque satisfechos de su trabajo, creen que no ha sido comprendido su veredicto y puntualizan que en el ¨²ltimo momento tuvieron que rebajar las penas para tres de los condenados.
Siro Garc¨ªa y Javier G¨®mez de Lia?o han afrontado juntos la responsabilidad de la sentencia y tambi¨¦n prefirieron responder conjuntamente a las preguntas formuladas en esta entrevista realizada ayer.Pregunta. La gente se pregunta por qu¨¦ se ha convocado a tantas personas que han vivido la tragedia del s¨ªndrome t¨®xico para leerles un fallo que no iba a ser de su agrado.
Respuesta. Por tres razones: porque el fiscal y las partes lo pidieron y la sociedad lo reclamaba porque el tribunal no tiene miedo, no puede tenerlo, ya que somos jueces, y porque creemos que los incidentes se hubieran producido fuera la sentencia que fuera.
P. Al acabar la lectura de los hechos probados, al final de la ma?ana, s¨®lo gritaban cuatro personas...
R. El d¨ªa que se inici¨® el juicio tambi¨¦n empezaron gritando unos pocos, pero luego se les sumaron muchos m¨¢s. Siempre ha habido un sentimiento de cadalso respecto a los acusados, tanto el 30 de marzo [primer d¨ªa del juicio, en 19871 como ayer en la lectura de la sentencia. En este pa¨ªs, y en la humanidad en general, todav¨ªa existe, y muy a flor de piel, un deseo de venganza.
P. Es una reacci¨®n muy humana.
R. Naturalmente, pero es que una cosa son las reacciones humanas, donde lo que predominan son sentimientos y emociones, y otra son las reacciones de los jueces que deben impartir justicia, a la medida de los hombres y entre los hombres, aplicando el derecho de acuerdo con la Constituci¨®n.
P. Ustedes pod¨ªan haber condenado a penas m¨¢s altas.
R. No apreciamos que los industriales tuvieran el prop¨®sito directo de matar, sino el af¨¢n desmedido de enriquecerse. A pesar de que por sus conocimientos profesionales sab¨ªan que el aceite era t¨®xico, los industriales confiaban en que al llegar al p¨²blico, tras un proceso de refino, el veneno hubiera desaparecido. Lo que ocurre es que el riesgo no se elimin¨®, y por eso son condenados. En unos predomin¨® el ego¨ªsmo, y en otros, la ligereza. Si realmente hubi¨¦ramos cre¨ªdo que hab¨ªa prop¨®sito de matar, la existencia de veneno hubiera convertido el homicidio en asesinato, porque el uso de ese medio mortal es una agravante espec¨ªfica. Esta tesis no fue sostenida por ninguna acusaci¨®n.
P. Pero las penas pudieron ser m¨¢s elevadas.
R. La eficacia de las penas no se mide por la gravedad de las mismas, sino por su rigurosidad. En caso contrario, nos llevar¨ªa a una espiral que podr¨ªa concluir hasta en la aceptaci¨®n de la pena de muerte, que por supuesto, y en cualquier orden y situaci¨®n, rechazamos.
P. Hab¨ªa quien solicitaba que las condenas fueran acordes con la gravedad del caso, porque parece m¨¢s castigado robar un par de coches que 600 muertos
R. Es una barbarie jur¨ªdica condenar por el resultado, como tambi¨¦n lo es el derecho penal del autor, propio de la ¨¦poca de los nazis. La gente puede decir "pero es que esos se?ores son unos sinverg¨¹enzas m¨¢ximos". No, no se les puede condenar por lo que sean, sino por lo que han hecho. No se puede juzgar personas, sino conductas. Estas doctrinas est¨¢n ya superadas. A prop¨®sito, recordamos un suceso ocurrido en la zona de Zafra (Badajoz) en la que un vinatero mezcl¨® en sus vinos arseniato s¨®dico en lugar del ¨¢cido c¨ªtrico, ocasionando m¨¢s de una docena de muertes y m¨¢s de 400 lesionados. En aquella ocasi¨®n, -puntualiza G¨®mez de Lia?o- la sentencia de la que fui ponente conden¨® al vinatero a seis a?os de prisi¨®n por imprudencia temeraria profesional con resultado de muertes y lesiones. Esa sentencia fue confirmada por el Tribunal Supremo en 1987.
Solidaridad con afectados
P. Algunos afectados les han acusado de ligereza.
R. ?Es que alguien puede pensar que, despu¨¦s de 15 meses de proceso y de 11 meses m¨¢s de trabajos de elaboraci¨®n, la sentencia es ligera o fr¨ªvola?
P. Los comentarios entre los afectados eran: "?Y para esto 11 meses?".
R. Por esto, 11 meses. Porque poco hubiera costado dictar una sentencia en un mes si s¨®lo se hubiera pretendido dar satisfacci¨®n apasiones y no hacer justicia, confrontando prueba tras prueba, por un mecanismo cient¨ªfico cr¨ªtico, que es el que impone la Constituci¨®n. Porque se han confrontado m¨¢s de 3.000 fichas para la apreciaci¨®n de las pruebas. Por eso, precisamente meses.
P. A los afectados no les han gustado las condenas.
R. Seguro que si nos encontramos integrados en ese grupo de afectados hubi¨¦ramos reaccionado igual, los sentimientos hubieran sido los mismos; pero en el momento en que la Constituci¨®n nos encomienda una funci¨®n determinada, cual es la de administrar justicia, nos tenemos que limitar a eso. Estamos muy sensibilizados con el problema de los afectados. Ante una tragedia de estas caracter¨ªsticas, c¨®mo no te vas a solidarizar con esta gente; hasta en las pasiones. Pero en nuestra funci¨®n de jueces no podemos actuar de otra manera distinta a como lo hemos hecho.
P. El fiscal afirma que tal vez la acusaci¨®n no ha llegado a probar la culpabilidad de los acusados.
R. Por lo menos no de todos. Las acusaciones ni siquiera estaban de acuerdo entre ellas. Hab¨ªa hasta cinco grupos, que ped¨ªan la aplicaci¨®n de distintos preceptos penales para los mismos hechos. Discrepaban sobre si hab¨ªa intencionalidad o no, si se pod¨ªan acumular las penas; sobre la casi totalidad de los aspectos del proceso hab¨ªa infinidad de discrepancias entre ellos. Adem¨¢s, muchas de las estafas y falsedades no se han probado. No se llevaron al juicio testigos fundamentales, y tal vez se descuidaron algunos aspectos, ya que testigos que hab¨ªan reconocido a un vendedor ambulante, por ejemplo, ante la Guardia Civil, en el juicio no lo reconoc¨ªan. Y es que en la duda hay que aplicar la presunci¨®n de inocencia.
P. Ustedes han dictado sentencias pol¨¦micas, que les han acarreado severas cr¨ªticas por su exquisito respeto a los derechos de los acusados.
R. Es el precio que hay que pagar por la independencia.
Rebaja de penas
P. Se comenta que varias penas fueron revisadas.
R. La sentencia fue deliberada y votada inmediatamente despu¨¦s del juicio, como ordena la ley; pero despu¨¦s, al redactar los hechos probados, nos dimos cuenta de que nos hab¨ªamos equivocado, porque para ser coherentes con lo probado en el juicio -no sospechas o indicios que luego no pudieron ser demostrados- tuvimos que rebajar las penas de tres procesados. Concretamente, las de Juan Miguel Bengoechea, de 26 a 20 a?os; Ram¨®n Ferrero, de 18 a 12, y Jorge Pich, de 16 a 10 a?os. Era una simple adecuaci¨®n de las penas a los hechos y calificaci¨®n jur¨ªdica de los mismos.
P. ?Por qu¨¦ se agrupan los tres delitos?
R. Hay una cosa que est¨¢ clara. Estabamos operando con unos hechos que son anteriores a la reforma de 1983. Tal vez la gente no ha reparado en esto. La ley fue modificada pensando en lo ocurrido en este suceso para castigar posibles nuevos casos como ¨¦ste, pero no se puede aplicar al presente porque la reforma es posterior a los hechos, y la Constituci¨®n establece la irretroactividad de las leyes penales m¨¢s desfavorables para los acusados a la vigente cuando ocurrieron los hechos.
P. Tambi¨¦n hubo quien solicit¨® la declaraci¨®n de la responsabilidad del Estado.
R. S¨ª, pero la legislaci¨®n espa?ola no permite que se pueda condenar a nadie que no haya sido o¨ªdo, y nadie de la Administraci¨®n estaba procesado en este juicio. El sumario fue desglosado porque las pruebas respecto a los funcionarios estaban muy retrasadas. Adem¨¢s de que entorpecer¨ªan el juicio contra los industriales del aceite, no parec¨ªa l¨®gico que unos y otros fueran juzgados juntos, como tampoco lo ser¨ªa que el autor de un atraco lo fuera con el delegado del Gobierno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Manifestaciones
- Fiscales
- Magistratura
- Manifestaciones v¨ªctimas
- Declaraciones prensa
- Javier G¨®mez de Lia?o
- Siro Garc¨ªa P¨¦rez
- Protestas sociales
- Colza
- S¨ªndrome t¨®xico
- V¨ªctimas
- Intoxicaci¨®n alimentaria
- Malestar social
- Enfermedades raras
- Enfermedades
- Gente
- Intoxicaci¨®n
- Problemas sociales
- Medicina
- Sucesos
- Proceso judicial
- Salud
- Sociedad
- Justicia