Intelectuales brit¨¢nicos piden la abolici¨®n de la ley contra la blasfemia

M¨¢s de 200 intelectuales y pol¨ªticos brit¨¢nicos han firmado un llamamiento para la abolici¨®n de la ley contra la blasfemia, que protege en exclusiva a la fe cristiana. Los musulmanes brit¨¢nicos quieren que la ley cubra tambi¨¦n al islamismo, y para ello se van a manifestar dentro de una semana en Londres. Los signatarios creen que la ampliaci¨®n del alcance de la ley generar¨ªa muchos m¨¢s problemas de los que resolver¨ªa.

Los novelistas Martin Amis, Malcom Bradbury y Fay Weldon, junto al actor John Cleese, el fil¨®sofo Alfred Ayer y el pol¨ªtico Michael Foot figuran entre los firmantes del llamamiento, que se produce mientras una ley atraviesa con lentitud y pocas posibilidades de ¨¦xito la mara?a procedimental de Westminster y casi en v¨ªsperas de que los musulmanes se manifiesten para pedir que la ley cubra tambi¨¦n su fe.Los musulmanes se sienten discriminados frente a los cristianos y sostienen que s¨ª hubiese existido la ley que ellos reclaman Salman Rushdie no hubiese podido publicar Los vers¨ªculos sat¨¢nicos, que ellos consideran blasfemo. El s¨¢bado que viene van a manifestarse en Londres para reclamar la destrucci¨®n del libro y pedir la ampliaci¨®n de la ley, en tina concentraci¨®n que hace unos d¨ªas se esperaba pudiera atraer a medio mill¨®n de personas y que los organizadores dicen ahora que ser¨¢ de entre 25.000 y 50.000 fieles.

"Est¨¢ creciendo el n¨²mero de personas que quieren la abolici¨®n de esta ley", comenta un portavoz del grupo signatario."Muy raras veces es aplicada con ¨¦xito, y extenderla a otros grupos religiosos abrir¨ªa el camino a acciones desde todos los lados".

Tony Benn es uno de los promotores de la propuesta legislativa de abolici¨®n, que ha tenido buen eco inicial en el Parlamento. Benn cree que la ¨²nica salida es la abolici¨®n: "Extender la ofensa de la blasfemia para proteger todas las religiones requerir¨ªa una definici¨®n legal de lo que es religi¨®n y podr¨ªa abrir una pesadilla de demandas judiciales que, de ser aceptadas, silenciar¨ªan a humanistas, ateos, herejes y librepensadores". Seg¨²n Benn, el caso de Rusdhie ha demostrado los peligros de tal acci¨®n.