Leguina
Los socialistas han conseguido siempre gente encantadora para ponerla al frente de las instituciones madrile?as, sea la alcald¨ªa o la comunidad aut¨®noma. En el primer caso lo consiguieron por la calidad humana e interpretativa de aquel gran actor de car¨¢cter que fue Tierno Galv¨¢n y por la transparencia de Juan Barranco, la Cenicienta de los alcaldes, esa Cenicienta que ha vivido siempre pendiente de las 12 campanadas, sin el recurso de olvidarse en el palacio el zapatito de cristal.Durante las operaciones de acoso y derribo de Barranco y Leguina qui¨¦n m¨¢s qui¨¦n menos se ha sentido conmovido y algo trist¨®n porque peligraban personas encantadoras. En el caso de Leguina, triplemente encantador, porque tiene cartel de izquierda incorruptible, no se le conoce un l¨ªo de ninguna clase y adem¨¢s preside una autonom¨ªa indemostrable. Tan indemostrable que ni siquiera su himno es veros¨ªmil y su bandera parece un relato de Tolkien. En cierta ocasi¨®n, escrib¨ª cosas parecidas y Leguina me mand¨® un bomb¨ªn, tal vez para demostrarme que su comunidad existe. El bomb¨ªn existe, la Comunidad Aut¨®noma de Madrid, no. Es un contrasentido metaf¨ªsico, nacionalmetaf¨ªsico.
Pero yo a veces me pongo el bomb¨ªn a solas y confieso que me imprime car¨¢cter. Supongo que Leguina carg¨® mi bomb¨ªn al presupuesto de relaciones p¨²blicas y no al de fondos reservados, y en cualquier caso, para evitarle disgustos de auditor¨ªa, declaro p¨²blicamente que fue una inversi¨®n rentable. Leguina procede, como yo, del Felipe, aquel frente o lo que fuera que tan nutritivo ha sido como para aportar solomillo P¨¦rez Llorca y mollejas Julio Cer¨®n, sin olvidar la cap-i-pota Narciso Serra y los chicharrones Roca Junyent. Aquello no era un partido, aquello era un Museo del Hombre completo. De todos aquellos muchachos en flor, Leguina quedar¨¢ como un Trotski con bomb¨ªn al que encargaron el gobierno de Samarkanda. Ha preferido escribir novelas que vivirlas, y es que presidiendo lo que ¨¦l preside queda tiempo para escribir el Espasa.
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