?Viajeros, al tren!
Ya es asombro popular: la cantidad de espacio, en los Medios de Formaci¨®n de Masas, m¨¢s cada a?o, cada mes, cada d¨ªa, cada hora, que cuesta convencer a la gente de que ha salido todav¨ªa un auto nuevo: ¨¦chenle un vistazo a este mismo Rotativo en que parece que he tenido la suerte de que me hayan dejado meter el cuezo, emparedado entre una p¨¢gina de anuncio de auto y la siguiente; y si no se les cae la cara de verg¨¹enza de mirar la pantalla televisiva, echen un c¨¢lculo del coste millonario y progresivo de los anuncios de auto, y luego me dir¨¢n, que seguro que se quedan cortos.Y es natural: ?qu¨¦ cantidad de fe no se requiere para hacer creer a estas alturas, 80 o 90 a?os de Ford para ac¨¢ con el mismo cuento, que ha salido un auto? Pero el caso es que esa fe es necesaria para seguirle encajando autos y m¨¢s autos al personal: si no, ?qu¨¦ iba a ser del Capital y del Estado y de los Puestos de Trabajo?
Pero esa fe hay que pagarla, Y se pone m¨¢s cara cada d¨ªa. Tampoco me han dicho lo que le pagan a este Rotativo por sacar en su suplemento dominical, creo que desde hace la tira de meses, una historia y glorificaci¨®n del Autom¨®vil por entregas. Miren lo que me transmiten de una portadilla de dicho suplemento: "Los espa?oles no estaban a principios de siglo por el progreso. Y el progreso significaba autom¨®vil, como medio de transporte, como alternativa a los tranv¨ªas en el medio urbano y a los trenes en el transporte interurbano. Mientras otros pa¨ªses compensaban posteriormente su desinter¨¦s inicial, nuestro pa¨ªs se empe?aba en seguir de espaldas a la realidad". Les est¨¢n hablando (en 1989, pero con el estilo de 1929) de un adelanto y desarrollo que tiene casi un siglo de vejez; y, siendo la estupidez y la mentira el arma necesaria del Dominio, no es frecuente, no, que la necesidad de la explotaci¨®n llegue a obligar a decir el rev¨¦s de la verdad tan descaradamente.
?O le quedar¨¢n todav¨ªa a alguno de nuestros lectores dudas de cu¨¢les son los medios de transporte ¨²tiles y poderosos y de que el Capital les est¨¢ imponiendo desde hace generaciones los in¨²tiles y los impotentes? ?O vivir¨¢ todav¨ªa alguno en el enga?o de confundir la fuerza del Capital (y el Estado a su servicio, o viceversa), la fuerza de la venta masiva de cacharros con la potencia de las m¨¢quinas en s¨ª mismas?
Verdad que siguen todav¨ªa a estas alturas, infames y vendidos de Ellos, abriendo nuevas autopistas, hasta cavando algunos subterr¨¢neos para autos todav¨ªa, como queriendo hacer creer que por ah¨ª se va a aliviar el problema que la venta masiva de autos les ocasiona; y hasta, aqu¨ª en Madrid mismo, algunos ingeniosos concejales est¨¢n con las v¨ªas de bordillo para buses, a punto de inventar el tranv¨ªa, aquel cuyos ra¨ªles hizo hace 40 a?os arrancar la imposici¨®n de los transportes urbanos a gasolina y sin ra¨ªl, cuya imbecilidad vemos hoy d¨ªa florecer en todo su esplendor.
S¨ª, pero aqu¨ª nosotros tenemos que ponernos serios, y mientras tanto...
Mientras tanto es lo que importa, mientras dura este viaje. Porque la llegada... "Lo peor es la llegada", que dec¨ªa don Antonio Machado, hablando en tren. Y tan peor: como que es... ?el Futuro!; o s¨¦ase (?sssch!) la Muerte, pero Ellos no la mencionan con ese nombre: prefieren EL FUTURO, la llegada.
Pues justamente, entre las mil maneras en que hemos recordado las ventajas palpables del ferrocarril en cuanto a utilidad y potencia para viajeros o mercanc¨ªas, que el lector puede ver mismo en el manifiesto de la Coordinadora pro ferrocarril que sacamos hace unos a?os, estaba, por lo que toca al uso para viajeros, ¨¦sta: que en tren el viaje (a poco que Ellos dejaran desarrollar las posibilidades de acomodo y soltura que en la estructura misma del tren est¨¢n, a poco que hubieran dejado -barato relativamente, al lado de sus derroches billonarios- multiplicarse los trenes de lujo para que fueran todos de lujo y para usuarios cualesquiera), el viaje en tren era sencillamente un tramo de la vida, donde suced¨ªan cosas, donde se hac¨ªan cosas, las que pudieran hacerse o suceder en los otros tramos, y m¨¢s a¨²n, por las mudanzas de tierras fuera y los tratos con gente dentro, un tramo de los m¨¢s interesantes y vivideros; de manera que el Regar era lo de menos, a nadie le angustiaba ni (quitando los retrasos desmesurados, que ¨¦sos no se deb¨ªan al ferrocarril, sino a la RENFE quiero decir al impedimento de desarrollo del ferrocarril por otros intereses) a nadie le preocupaba mayormente la llegada y hasta pod¨ªa a menudo, con un poco de suerte, convertirse la llegada y el destino en mero pretexto para el disfrute del viaje era el mientras tanto lo que val¨ªa.
Y eso es, por cierto, algo que por razones de la estructura misma del invento, no puede decirse lo mismo de los aviones o los autobuses, ni desde luego de los autos personales.
Pues bien, ahora estos Se?ores tienen que hacerle creer al p¨²blico (y cre¨¦rselo Ellos mismos los primeros -claro) que lo ¨²nico que importa es la llegada, y por tanto, que de lo que se trata es de llegar cuanto les; y ¨¦sa ser¨¢ toda su medida de progreso y su raz¨®n para imponer los medios de transporte que cuadren a la vez con sus infames intereses y con sus simples ideales. As¨ª que, de rebote, el viaje se reduce cada vez m¨¢s a un mero tr¨¢mite, un tiempo vac¨ªo mientras llega el Futuro, el destino, y por lo tanto un tiempo aburrido por esencia, como se demuestra en que Ellos previsoramente se lo llenan a usted (?no nota lo vac¨ªo que era?) con Tele y con V¨ªdeo, igualito en los trenes r¨¢pidos que en los buses y aviones. ?No ve usted ya que lo que hab¨ªa que hacer era llegar cuanto antes?, ?pasar el viaje como un tr¨¢mite, sin darse cuenta de que pasa? As¨ª le roban a usted la vida.
Pero ?a qui¨¦n diablos le hace falta llegar tan inconteniblemente, hasta el punto de sacrificar y vaciar tramos y tramos de vida con tal de llegar m¨¢s pronto? Pues ya saben: a cuatro ejecutivos de Dios que tienen que estar ma?ana en Pernambuco, siendo a su vez evidente que el propio negocio y la Empresa a la que sirven (invariablemente, productora de inutilidades) est¨¢ ya constituida precisamente de modo que les haga falta esta ma?ana en Pernambuco. Y esa necesidad imb¨¦cil de llegar como el rayo, que la Empresa les impone a los ejecutivos de Dios, ¨¦sa quieren seguir vendi¨¦ndosela a la gente como necesidad y aspiraci¨®n de la poblaci¨®n entera, y por tanto, ¨²nico ideal para el lanzamiento de los medios de transporte hacia el Futuro.
Tal es lo que estos d¨ªas, por ejemplo, est¨¢ promoviendo la imposici¨®n, por Estado y Capital aconchabados, de planes de coste mort¨ªfero y estupidez sublime como el Alta Velocidad y el Ajuste de V¨ªas a la Europea, que... ?O quedan todav¨ªa en alg¨²n lector restos de fe en que esos Planes sean el progreso del ferrocarril, alguna duda de que
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esos Planes no tienen otro fin que conseguir, a¨²n m¨¢s de prisa, la muerte del ferrocarril, de las v¨ªas ¨²tiles para el com¨²n de los ciudadanos?
Aqu¨ª mismo, en este Diario, ya les han explicado de qu¨¦ se trata, y se lo explicaron m¨¢s en unas reuniones p¨²blicas que convocaron unas bandas de mancebos sensibles para los pasados d¨ªas 11 a 13: el Alta Velocidad ni es tren ni nada: es una idea para competir con el Avi¨®n y joder tierras y gentes para servir al citado ideal de los ejecutivos del Futuro. La V¨ªa a la Europea (que, con el procedimiento de cambio de ejes agilitado, siempre barat¨ªsimo en comparaci¨®n, pu?etera falta que hace ni siquiera para hacer la Europa Ferroviaria de Nuestros Sue?os) lo que significa en el mientras tanto, que es la vida, es poner en obras media Pen¨ªnsula, (?no se trata de crear Puestos de Trabajo, eh, socialistas, sindicaleros?), multiplicar luego, por cuarenta los puntos de cambio de ejes que ahora se hacen, en dos puntos, si se quiere enlazar la Red a la Europea con las, l¨ªneas que no se hayan ajustado al ancho, y al fin, producir la muerte de todas esas l¨ªneas que ?para qu¨¦, si se siguen haciendo pistas y vendiendo autos? Repasen, repasen ustedes el g¨¦nero que les venden.
Pero bueno, por hoy, ya que ese t¨®pico de la v¨ªa y el tren como alegor¨ªa y s¨ªmbolo de la vida y de lo que pasa nos anda as¨ª rondando, sigamos usando de la alegor¨ªa, y dirij¨¢monos con ella a los corazones que hasta a los ejecutivos de Dios deben de seguirles latiendo un poco por debajo de la solapita de la chaqueta de ejecutivo.
Ustedes, Se?ores, creen, naturalmente, en el Futuro: tienen que creer: ¨¦se es el ideal que les gu¨ªa y les justifica de todas las estafas y destrozos del mientras tanto, ¨¦sa es la fe necesaria para la funci¨®n de administrar la muerte que compete a Estado y Capital, a quienes ustedes, Se?ores, sirven, ya como ejecutivos de la Empresa y la Banca, ya como ejecutivos del Gobierno y sus dependencias (Sindicatos incluidos), ambos, por lo dern¨¢s, perfectamente acordes, as¨ª en sus ideales como en sus intereses, seg¨²n se ve, por ejemplo ilustre, en el negocio de la Gasolina (y consiguiente imposici¨®n de autos y autopistas), del que Empresa Privada y Hacienda Estatal sacan y se reparten equitativamente las enormes tajadas que ustedes saben. No cabe duda: tienen ustedes que creer en el Futuro y que en el Futuro est¨¢ el Auto: porque, si no, ?con qu¨¦ cara?
Bueno, pues lo que les digo es que, con tanto creer en el Futuro, lo que les pasa es que est¨¢n ustedes a punto de perder el tren -quiero decir que est¨¢n a punto de perder la vida.
Vamos, ya s¨¦ que vida para el Capital y el Estado no es m¨¢s que el cr¨¦dito, la fe, esto es, el Futuro, o s¨¦ase la muerte. Pero ustedes, se?ores, por muy ejecutivos de Dios que sean, tienen que tener algo todav¨ªa de hombres comunes y corrientes, de los que viven como se puede, de los que no tienen m¨¢s vida que el mientras tanto, que no viven de ideales, que no quieren que les vac¨ªen el viaje por m¨¢s r¨¢pido que se lo hagan (puede uno aburrirse a muerte en media hora, en tres minutos), que lo que desean es que les dejen viajar un poco vivos, disfrutando un poco del viaje, a velocidades comunes y corrientes, y que no tienen de veras prisa por llegar a ning¨²n sitio, a ¨¦se que ustedes saben.
Y aun dejando ya sus corazones y yendo un poco m¨¢s afuera, al bolsillo donde se guardan las tarjetas de cr¨¦dito, aunque s¨®lo sea como negociantes, sean ustedes del Gobierno, sean de la Empresa, que da lo mismo, les aviso que est¨¢n ustedes empe?¨¢ndose en un negocio malo, por pura obstinaci¨®n en sus ideales, por creer que el Auto est¨¢ en el Futuro y que lo que hay que hacer es seguir matando al tren y al ferrocarril, con el Alta Velocidad, con la V¨ªa Europea, con todos los planes enloquecidos a que la inercia del Capital parece empujarles irresistiblemente.
Pero ustedes saben que ese cuento est¨¢ ya muy visto, que el negocio de imposici¨®n de medios de transporte in¨²tiles est¨¢ ya muy explotado, que chirr¨ªa por todos sus embragues y carburadores, como el coste creciente de su publicidad denuncia.
Me dir¨¢n a lo mejor que bueno, que puede, pero que otros 30 a?itos ya tirar¨¢ el asunto, y que para entonces, todos calvos, o la mayor¨ªa; y que hayan quedado atr¨¢s machacadas en aras del Futuro las tierras y las vidas de las gentes ?a qui¨¦n le va a doler para entonces?
Pero, hombres, es que no: es que esas cuentas ni siquiera son de buenos negociantes; que los m¨¢s listos lo demuestran en que son los primeros que saben abandonar el cacharro a tiempo, nada m¨¢s que empieza a sonar a chatarra, y cambiar de v¨ªa con presteza. Ya hace a?os que invit¨¢bamos a los Capitales a espabilarse y darse prisa a reciclarse, dejar a tiempo una explotaci¨®n ya vieja y m¨¢s que saturada y adelantarse a reinvestirse en industrias m¨¢s realistas y seguras (con m¨¢s futuro, diablos) en tranv¨ªas y metros, en trenes ¨²tiles y corrientes, en v¨ªa f¨¦rrea, en tendidos el¨¦ctricos a las cuatro esquinas.
Volvemos ahora, con m¨¢s urgencia, a avisar a los m¨¢s clarividentes de ustedes, managers del Capital, a pegar a tiempo ese cambiazo, a ser un poco m¨¢s materialistas y no quedarse atr¨¢s, presos de unos ideales que ya resultan demasiado caros y poco productivos. Y ustedes, los managers de la Administraci¨®n, que cre¨ªan que, sin el ingreso enorme que gasolina y autos y autopistas le suministran, no va a poder el Estado sostenerse, bah, no teman: sean m¨¢s imaginativos y recapaciten que, con el reciclaje y las reinversiones del Capital hermano, tampoco van a faltarle al Estado impuestos y medios de mantenerse; ea, ¨¢nimo, que la Administraci¨®n de la Muerte tiene vida para rato, hombres. Y ustedes, los managers del Sindicato, sean tambi¨¦n intr¨¦pidos, y adelante por las nuevas v¨ªas: si lo que hace falta es que la gente siga trabajando, sin necesidad, para que no d¨¦ guerra, no se preocupen: tambi¨¦n con la multiplicaci¨®n de v¨ªas f¨¦rreas, de tendidos el¨¦ctricos y de trenes de lujo para el pueblo tienen ustedes asegurada la creaci¨®n de Puestos de Trabajo, tantos y mejores que con el servicio a la impotencia del Auto y el Astrob¨²s y el Avi¨®n y el Camionazo y sus secuelas del Alta Velocidad y la V¨ªa a la Europea; as¨ª que lo mismo pueden seguir ustedes reivindicando y haciendo currar a sus currantes en cosas ¨²tiles que en inutilidades y futuros: a ustedes ?qu¨¦ m¨¢s les da, hombres?
En fin, lo que les digo -no digan que no se les avisa: que se den prisa, que cojan el tren ahora, que no vayan a perder el tren. Ya ver¨¢n qu¨¦ bien nos lo pasamos todos mientras dura el viaje.
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