Intermedio en el Caribe
Tertulias, deporte y juegos de cartas, actividades de los 'etarras' deportados en Santo Domingo
.Antxon Etxebeste y Bel¨¦n Gonz¨¢lez Pe?alva -el matrimonio, como les llaman en Santo Domingo- se levantan a las seis de la ma?ana. Los dos activistas de ETA tienen su dormitorio particular mientras los otros cuatro se reparten en otras dos habitaciones.
Los activistas llevan un r¨¦gimen de vida moderado, contenido y sistem¨¢tico. Est¨¢n las 24 horas del d¨ªa custodiados por polic¨ªas. No pueden cometer abusos porque tampoco disponen de suficiente dinero. El capit¨¢n Guerrero, encargado de su custodia, les env¨ªa semanalmente pesos para comprar comida y bebida. Ellos se han quejado de no disponer de suficientes medios econ¨®micos, aunque probablemente comiencen a recibir fondos de la organizaci¨®n. La veterana activista del comando Madrid prepara el desayuno para todos. Jugos de frutas y caf¨¦ suelen ser su primera comida.
A excepci¨®n de Antxon, que nunca practica deporte, los etarras se turnan diariamente para salir temprano al ol¨ªmpico de Santo Domingo. En pantalones cortos y zapatillas de deporte salen del apartamento y llegan hasta el estadio, donde practican jogging y algunos ejercicios. A su regreso, algunos de ellos pasean hasta el supermercado, donde compran alimentos para el almuerzo. Visitan diariamente La Francesa, donde compran el pan. Vuelven lentamente. El hast¨ªo y el tedio parece envolverles.
Ya no hay periodistas acechando alrededor del edificio. Su r¨¦gimen de vida se ha normalizado, aunque la propietaria del apartamento contin¨²a presionando para que salgan de la casa. Los vecinos del edificio 45 de la calle de Agust¨ªn Lara esquina a Lope de Vega han calmado sus protestas y su inicial nerviosismo, aunque prefieren que los etarras sean trasladados a otro lugar. Los servicios de informaci¨®n de Santo Domingo, sin embargo, no parece que tengan intenci¨®n de moverlos a otra ¨¢rea. Actualmente est¨¢n negociando con un inquilino de la planta sexta su salida. Los vecinos temen que ese nuevo apartamento sea la casa de otro grupo de etarras que pudieran ser trasladados a la Rep¨²blica Dominicana.
A las diez de la ma?ana los activistas se encierran en el apartamento 602. Juegan al tute, ven televisi¨®n, escriben cartas, leen los peri¨®dicos, escuchan m¨²sica y charlan. No tienen otro tipo de distracciones. En algunas ocasiones suben a la azotea del edificio a tomar el sol y refrescarse con el agua de una manguera.
Bel¨¦n suele preparar la comida, aunque Antxon, aficionado a la cocina, la ayuda en algunas ocasiones. Normalmente toman ensalada Y vegetales cocidos con alguna carne. Casi nunca toman pescado o arroz. Los etarras pasan las horas de calor dentro del apartamento. Nunca salen hasta las cuatro o las cinco de la tarde, cuando la temperatura ha descendido y suele llegar una ligera brisa. Como siempre, se turnan para pasear.
No suelen variar sus horarios, aunque siempre hay excepciones. Antxon y Bel¨¦n hicieron una larga excursi¨®n por Santo Domingo. Salieron en la ma?ana con una peque?a mochila a la espalda con alimentos y bebida para todo el d¨ªa. Visitaron el malec¨®n y la zona colonial de la ciudad. Otro d¨ªa se trasladaron hasta el parque Quisquella, un centro de atracciones para ni?os donde no resistieron la tentaci¨®n de montar en coches de choque y cn algunos otros aparatos, seg¨²n han comentado los polic¨ªas de su servicio de protecci¨®n.
No disponen de excesivas medidas de seguridad, aunque siempre est¨¢n alerta durante sus salidas, especialmente Bel¨¦n, que huye cada vez que descubre a un periodista o a personas extra?as. M¨¢s cauto es Ignacio Arakama Mend¨ªa, Macario, quien en escasas ocasiones sale del apartamento. La vida clandestina de los dos activistas del comando Madrid marca hasta su mirada.
Saben que est¨¢n abocados a una larga deportaci¨®n. Pero tambi¨¦n est¨¢n convencidos de que la ¨²nica salida es la negociaci¨®n. Est¨¢n a la espera.
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