El frente del Ej¨¦rcito chino
Deng Xiaoping logra el respaldo de los militares a cambio de darles mayor poder en los asuntos del Estado
ENVIADO ESPECIALHoras despu¨¦s de que el primer ministro chino, Li Peng, anunciara la noche del pasado viernes 19 las medidas de excepci¨®n para acabar con la "anarqu¨ªa" que imperaba en Pek¨ªn desde hac¨ªa una semana, el peque?o y anciano Deng Xiaopin, el hombre m¨¢s poderoso de China, viajaba al interior del pa¨ªs para tratar de recomponer la unidad dentro del Ej¨¦rcito en su calidad de presidente de la comisi¨®n militar.
La situaci¨®n era cr¨ªtica. El comandante en jefe del Cuerpo 38 se hab¨ªa negado a que sus hombres entraran en la capital para desalojar a los estudiantes de su reducto de democracia, la plaza de Tiananmen, el coraz¨®n de Pek¨ªn, y circulaban rumores de que la milicia simpatizaba con muchas de las reivindicaciones de un movimiento pac¨ªfico con el que se hab¨ªan solidarizado d¨ªas antes millares y millares de chinos de toda condici¨®n social.El veterano dirigente era consciente de la gravedad de la crisis, que incomprensiblemente los gobernantes del pa¨ªs hab¨ªan dejado crecer desde hac¨ªa un mes sin saberle dar una respuesta. ?l la hab¨ªa dado el 26 de abril con un dur¨ªsimo editorial publicado por el Diario del Pueblo, el ¨®rgano del partido comunista, en el que se aconsejaba acabar sin m¨¢s dilaciones con ese "c¨¢ncer subversivo".
Sin embargo, las palabras del n¨²mero uno no fueron del todo escuchadas. Las fisuras en la direcci¨®n se agrandaban y el enfrentamiento entre conservadores y reformistas llegaba a extremos insoportables. El secretario general del partido, Zhao Ziyang, aconsejaba prudencia y di¨¢logo con los universitarios, dado que algunas de sus quejas -corrupci¨®n del funcionariado, libertad de prensa y reforma de la educaci¨®n- eran justas.
Deng Xiaoping, -cargado de a?os -est¨¢ a punto de cumplir 85- pero l¨²cido y consciente de su fortaleza en el seno de las fuerzas armadas, fue tanteando el terreno. Comenz¨® por las unidades fieles y termin¨® manu militari con las dem¨¢s amenazando con aplicar todo el peso de la ley marcial si manten¨ªan su desobediencia. Evidentemente, aceptaron las ¨®rdenes del viejo luchador, el pol¨ªtico m¨¢s incombustible de China, que ha superado en su larga carrera p¨²blica tres ca¨ªdas. Pero no se fueron con las manos vac¨ªas.
Los efectos para las fuerzas armadas de la grav¨ªsima crisis que ha vivido China esta primavera, y que est¨¢ a punto de cerrarse con un golpe de mano del ala m¨¢s dura del partido, pueden ser, pese a todo, ventajosos en lo que respecta a obtener un papel m¨¢s preponderante del que ten¨ªan hasta ahora en la sociedad. Deng ha logrado el respaldo incondicional de los jefes militares, pero, al parecer, ¨¦stos le han arrancado a cambio la promesa de que tendr¨¢n mayor participaci¨®n en los asuntos de Estado y se aumentar¨¢ el presupuesto militar, y garant¨ªas de que el partido ser¨¢ a partir de ahora m¨¢s fiel a la l¨ªnea ortodoxa del marxismo-leninismo.
P¨¦rdida de protagonismo
El Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n (EPL), fundado por Mao Zedong para luchar contra las tropas reaccionarias del Kuomintang de Chang Kai Shek, ha ido perdiendo protagonismo desde la revoluci¨®n cultural (19661976) y sobre todo a ra¨ªz del proceso de modernizaci¨®n que inici¨® Deng Xiaoping hace 10 a?os. Su presencia en el comit¨¦ central se ha reducido a m¨ªnimos hist¨®ricos, aunque la presidencia de la naci¨®n, un cargo bastante decorativo, la ocupa el general Yang Shangkun, ¨ªntimo amigo de Deng y que ahora ha desempe?ado un papel relevante.En cualquier caso, los mandos militares no se han opuesto al proceso de reforma puesto que tambi¨¦n se ha permitido, aunque en menor grado que en otros campos, el desarrollo de la industria militar. Sin embargo, el EPL sigue siendo un ej¨¦rcito muy atrasado y no ha logrado en estos a?os convencer a las autoridades de la necesidad de incrementar los gastos militares. Una an¨¦cdota de su pobreza la ilustra el que los m¨¢s de tres millones de soldados que lo integran deben proporcionarse ellos mismos el calzado. Los sueldos no son muy altos y la introducci¨®n de los rangos ha provocado malestar entre quienes se han visto relegados.
El establecimiento de la ley marcial ha colocado al EPL en un papel de represor del pueblo, una misi¨®n que jam¨¢s hab¨ªa tenido hasta ahora. Todo ello es lo que ha precipitado una crisis en los mandos. La poblaci¨®n ha batallado estos d¨ªas mano a mano contra los gobernantes para ganarse la simpat¨ªa de la soldadesca con un clima de comprensi¨®n y de camarader¨ªa similar al que vivi¨® Portugal durante la revoluci¨®n de los claveles.
El Gobierno comprendi¨® que las tropas se resistir¨ªan a disparar contra sus compatriotas y cambi¨® de t¨¢ctica. Inici¨® un bombardeo propagand¨ªstico subrayando que el enemigo no era el estudiantado, sino un peque?o grupo de personas. Las fuerzas armadas chinas siguen estando muy ideologizadas. Sus miembros son primero comunistas y despu¨¦s militares. No tienen esp¨ªritu de casta.
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