Rafael de la Vi?a, se puso enfermo
El chaparr¨®n bajo el que se desarroll¨® la lidia por Rafael de la Vi?a del tercer toro de la tarde le cost¨® ponerse enfermo. Sali¨® de la plaza tiritando y as¨ª continu¨® en la habitaci¨®n del hotel, pese a ba?arse con agua caliente. En vista de que no reaccionaba, su apoderado, Justo Ojeda, llam¨® a un m¨¦dico, que comprob¨® que el torero ten¨ªa 40 grados de fiebre, consecuencia de un gran enfriamiento. Tras recetarle un fuerte tratamiento, le orden¨® que permanezca dos d¨ªas en cama.Ojeda, que comentaba que De la Vi?a ya lleg¨® a la plaza medio acatarrado, dec¨ªa que su torero hab¨ªa estado hecho un tio y se quejaba de la mala suerte:-"Rafael necesitaba destacar en Madrid para aumentar el n¨²mero de contratos". Su pr¨®xima actuaci¨®n es el 14 de junio, en la tradicional corrida de Asprona, en su tierra albacetense. Ojeda ha rechazado que de la Vi?a act¨²e en la feria de San Ferm¨ªn con los toros de Pablo Romero: "Prefiero que est¨¦ en su casa a que lidie eso tan malo".
Ruiz Miguel se lo tom¨® con humor: "Es que se puede torear en barca, pero no en submarino, que era lo que hac¨ªa falta con la tromba que cay¨®". Sonriendo tras su propia gracia, continuaba: "Con el nivel que alcanz¨® el agua y lo bajito que yo soy, me hubiera ahogado o necesitado un submarino".
Su comentario ven¨ªa a colaci¨®n porque antes de iniciarse el pase¨ªllo, los espadas y el presidente salieron a comprobaer el estado del ruedo que encontraron aceptable, y Ruiz Miguel le dijo: "Vamos a empezar y si llueve, toreamos en barca". "S¨ª, pero me refer¨ªa a una lluvia normal", razonaba en el hotel, "no el diluvio".
Decidi¨® el presidente
Ya en serio a?ad¨ªa que, como director de lidia, y en nombre de los tres matadores, hab¨ªa manifestado al presidente, a la muerte del tercer toro, que ¨¦l como autoridad deb¨ªa asumir la responsabilidad de decidir: "Me parece correcto que suspendiera porque el ruedo estaba impracticable para todos, pero a¨²n m¨¢s para los subalternos, que tienen que bregar m¨¢s con el toro'.
Se mostraba muy satisfecho de su labor frente al ¨²nico que mat¨®, sobre todo con el capote, y aseguraba que hab¨ªa merecido la oreja. "Adem¨¢s", arg¨²¨ªa, "hubo petici¨®n mayoritaria, lo que ocurre es que como el presidente tuvo pol¨¦mica por darla el otro d¨ªa a Espartaco, hoy no quiso repetir, y pagamos justos por pecadores". Su postrer comentario era para significar que a estas alturas de su carrera poco importa cortar una oreja m¨¢s o menos, aunque no queria despedirse de esta su ¨²ltima feria de San Isidro sin obtener alg¨²n trofeo.
Tom¨¢s Campuzano se consideraba muy perjudicado por la lluvia porque, en su opini¨®n, comenz¨® a caer cuando estaba centr¨¢ndose con el ¨²nico toro que mat¨®, y el p¨²blico se preocup¨® mas de abrir los paraguas y de porotegerse que de lo que acontec¨ªa en el ruedo. Calificaba a ese toro de dif¨ªcil, y lo explicaba: "No se entregaba con fijeza y te miraba esperando el decuido. Me cost¨® hacerme con ¨¦l, y cuando lo consegu¨ª, lleg¨® el agua".
Babelia
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