Pitagorica y cansina
Peter Greenaway es un cineasta que se inici¨® en el campo del cortometraje y del documental despu¨¦s de haber demostrado sus aptitudes como pintor. Greenaway prefiere catalogarse antes como artista e intelectual que como cineasta, y considera al s¨¦ptimo arte como un mero veh¨ªculo de expresi¨®n, donde expone sus ocurrencias exc¨¦ntricas, a menudo m¨¢s esnobs que intelectuales.Ahora, y tras la sorprendente El contrato del dibujante, la inaguantable Zoo y la petulante El vientre de un arquitecto, nos ofrece la ¨²ltima muestra de su personalidad en Drowning by numbers (Conspiraci¨®n de mujeres), donde narra la historia de tres mujeres -que responden al mismo nombre y representan la juventud, la madurez y la tercera edad- que ahogan a sus respectivos maridos . Pero, como ocurre en la filmograf¨ªa del gal¨¦s, lo que sobresale es la forma en que presenta su historia.
Drowning by numbers (Conspiraci¨®n de mujeres)
Direcci¨®n: Peter Greenaway. Gui¨®n: Peter Greenaway. Fotograf¨ªa: Sacha Vierny. M¨²sica: Michael Nyman. Producci¨®n: Kess Kasander y Dennis Wigman. Reino Unido, 1987. Int¨¦rpretes: Bernard Hill, Joan Plowright, Joely Richardson, Jason Edwards. Estreno en Madrid. Cine Renoir (V. 0.).
Para Greenaway, que sabe rodearse de buenos t¨¦cnicos -el fot¨®grafo Sacha Vierny y el m¨²sico Michael Nyman-, los actores no cuentan mucho. Greenaway llena la pantalla de m¨²ltiples elementos, juega al desdoblamiento de personalidades, de juegos y azares, y nos lanza su discurso formal pretencioso, barroco y repetitivo, imponiendo las reglas de su jerogl¨ªfico pasatiempo filinico. Conspiraci¨®n de mujeres, premiada por su contribuci¨®n art¨ªstica en Cannes de 1988, vuelve a insistir en las preferencias esteticistas de Peter Greenaway, de inclinaciones pitag¨®ricas y amante de las simetr¨ªas matem¨¢ticas y geom¨¦tricas.
Del 1 al 100
Durante las escenas del filme van apareciendo los n¨²meros 1 al 100, pintados sobre determinados objetos de la acci¨®n, sobre los personajes y sobre los animales que est¨¢n en el filme. Esta boutade es ofrecida al espectador a modo de juego y pasatiempo. Lo mejor que tiene dicho jueguecito es que al aparecer el n¨²mero cien se acaba y con ¨¦l la pel¨ªcula.El petulante Greenaway ha sabido una vez m¨¢s captar la atenci¨®n con Drowning by numbers, t¨ªtulo que si es tomado en serio puede inducir a cierta indignaci¨®n y que si, al contrario, se asume como una posible distracci¨®n, pronto se torna cansino y mon¨®tono.
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