El amor absoluto
Hay amores livianos tan ef¨ªmeros como c¨¢lido soplo de viento; tambi¨¦n pueden ser sexuales, apasionados; otros, dulces, suav¨ªsimos o violentos, odiosos; raros son los espirituales e intelectuales; muy frecuentes los carnales; poco corriente los afectados e hist¨¦ricos. Del fracaso que conllevan estas formas de amar nace el deseo de un amor ¨²nico, al que todos aspiramos, y que absorba una vida ¨ªntegra. ?C¨®mo es este amor que podemos llamar absoluto?Ante todo debemos saber qu¨¦ es el absoluto. Hegel afirma: "Das absolute ist der geist", el absoluto es el esp¨ªritu, y ¨¦sta es su m¨¢s elevada definici¨®n. Entonces, el amor absoluto, ?es un amor de esp¨ªritu a esp¨ªritu, la conjugaci¨®n sorprendente de un di¨¢logo, el resultado dichoso de una afinidad descubierta? Hegel lo explica con toda claridad: "El amor absoluto es el yo que se refleja en otro ser diferente". De lo que se deduce que mi yo no es el que soy, es esa persona que est¨¢ ah¨ª, a quien miro y regocija mis ojos. Desde este momento descubro que mi realidad ¨ªntima se manifiesta en un ser ajeno, extra?o, que profundamente me afecta y deja perplejo. Sin embargo, en esta unidad se conserva la oposici¨®n yo y t¨². Por el contrario, Martin Buber piensa que s¨®lo el otro puede realizar el uno solitario, mediante la comunicaci¨®n de los esp¨ªritus (materialidad sonora de la palabra), para vivir un amor absoluto. El problema consiste en c¨®mo salvar las diferencias que caracterizan a los seres que han llegado a esta unidad amorosa. Existe siempre un peligro: que el odio brote del amor mismo y solidifique m¨¢s la ligaz¨®n ya tr¨¢gica. Por ello, el amor absoluto debe ser absolutamente absoluto, es decir, llegar a la total identidad con otro ser en la que desaparecen tanto armon¨ªas como discrepancias. Cabe tambi¨¦n la posibilidad que vea al otro como espejo de m¨ª mismo y su realidad desaparece sacrificada a mi realizaci¨®n personal. Igualmente, el otro puede creer que cumplo sus fines de egoc¨¦ntrico desarrollo individual y se destruyan nuestras subjetividades en una tortuosa lucha de dominio rec¨ªproco. Luego el absoluto no es esa idealidad armoniosa del esp¨ªritu, como afirma Hegel, ni basta amar espiritualmente para encontrar la dicha. Amor absoluto es el que siente un sujeto por otro al descubrir en ¨¦l la semejanza. En este caso, se ama no para s¨ª mismos, sino para compenetrarse y unirse, conservando la propia identidad y poder crear el sujeto ¨²nico, que solamente puede nacer de la objetividad mutua. Los que aman absolutamente no buscan la absorci¨®n del otro, y s¨ª, por el contrario, descubrir la realidad singular de cada cual, como esos personajes de Chejov para quienes el amor es un hallazgo sorprendente que s¨®lo m¨¢s tarde pueden explicarse.
Ahora bien, pensamos que el amor absoluto es fantasmal, porque si dos seres llegan a un punto de tan extrema coincidencia no pueden sentirse realidades independientes, son tan s¨®lo reflejos de una misma conciencia, confundi¨¦ndose en esa gran identidad sombr¨ªa. La esencia del amor absoluto es borrar las diferencias hasta el extremo que los amantes no pueden llegar al conocimiento rec¨ªproco y olvidan su realidad personal. Tanto se aman, que se desconocen absolutamente y parece como si no quisieran saber nada uno del otro. Gozan y se deleitan contempl¨¢ndose, embebidos por su deliquio amoroso, ajenos a sus mundos originarios. Aman sin explicarse el porqu¨¦ ni el para qu¨¦ del amor, sencillamente est¨¢ ah¨ª como identidad que impele el uno hacia el otro. El amor absoluto se revela como prisi¨®n rec¨ªproca de los amantes, para crear un todo de s¨ª mismos, ese uno plat¨®nico que ignora los otros seres y en el que desaparece el mundo real. As¨ª esta realizaci¨®n del yo en el t¨², que so?aba Emmanuel Mounier para escapar al egocentrismo burgu¨¦s, demuestra un amor que clausura a los amantes, separ¨¢ndoles de los seres humanos.
El amor absoluto lo expresa el personaje de L'amour fou, de Andr¨¦ Breton, para quien la locura amorosa es realizar un sue?o que, de repente, se encarna en un ser al doblar una esquina o cruzarse las miradas. La aspiraci¨®n secreta de muchos hombres y mujeres es sentir este amor loco. La liberaci¨®n del deseo sexual proporciona la libertad necesaria para vivir realmente el ideal escondido en el subconsciente y que s¨²bitamente se refleja en un rostro. Toda la poes¨ªa de Paul ?luard celebra "ese ¨²nico ser que acaba de confundirse con una realidad que el pensamiento y las palabras no alcanzan jam¨¢s". El deseo de una criatura imaginada en la infancia o aparecida una noche de insomnio influye de tal forma en la conducta de un individuo que puede situarlo en circunstancias favorables a su consecuci¨®n. "El azar", se?ala Andr¨¦ Breton, "es la coincidencia de una causalidad externa y una finalidad interna". Y narra el encuentro inesperado, en un caf¨¦ de Ville-neuve-les-Avignon el 29 de mayo de 1934, con una muchacha "escandalosamente bella". Al regresar a Par¨ªs, exaltado por el objeto de su amor, una noche abri¨® uno de sus libros y lee un poema titulado Tournesol, escrito en mayo de 1923: era la narraci¨®n anticipada de su aventura. El presentimiento es una conjetura que nace, seg¨²n los surrealistas, del libre juego imaginativo de la introspecci¨®n.
En las sombras de una realidad invisible viven el amor absoluto los protagonistas de La dama del perrito, ese maravilloso cuento de Chejov, asombrados de su encuentro al borde del mar en Yalta, y no saben por qu¨¦ se aman. "Hay algo en ella que inspira l¨¢stima", y se despide con el prop¨®sito de no verla nunca m¨¢s. Pero vuelve a buscarla una, otra vez, y se abrazan misteriosa, c¨¢lidamente. Est¨¢n unidos por sus sombras y se enternecen al mirarse entre penumbras, pues saben que su amor no tiene perspectivas ni futuro. "?C¨®mo liberarse, en efecto, de tan insoportables tormentos? Y les parec¨ªa que, pasado alg¨²n tiempo m¨¢s, la soluci¨®n podr¨ªa encontrarse, empezar¨ªa entonces una nueva vida maravillosa". Este amor absoluto, breve y ef¨ªmero es fantasmal e invisible como el esp¨ªritu. Recordemos otra historia corta de Chejov, Ojos negros, donde el sorprendente y maravilloso encuentro con la mujer ¨²nica en el balneario y su posterior abrazo clandestino el granero de una casa se disuelve en la memoria. El amante confiesa que de ese amor conserva solamente instantes delicados y supremos, pero ha perdido el hilo del recuerdo. Tambi¨¦n en los cuentos de Chejov que titula Era ella y El beso significan que nunca sabemos qui¨¦n es realmente el ser que estrechamos en nuestros brazos o nos da un beso en la oscuridad de una habitaci¨®n.
En el esp¨ªritu, como es infinito, la historia no tiene nunca fin. Tal es la conclusi¨®n de la Fenomenolog¨ªa del esp¨ªritu, de Hegel, esa gran historia novelada de la conciencia del hombre. Quiz¨¢ el amor absoluto es una quimera como Dios, una ilusi¨®n necesaria del conocimiento. Y puesto que el amor absoluto no tiene final, no puede realizarse nunca, es tan s¨®lo un encuentro que dura una ef¨ªmera eternidad. Nos deja siempre el sabor amargo del infinito, o crea la ansiedad desesperada del bien absoluto, apenas vislumbrado en esos tiernos abrazos fugaces, o del sol radiante del mediod¨ªa cuya b¨²squeda termin¨® por enloquecer a Van Gogh. "El absoluto mismo es la absoluta identidad consigo mismo" (Hegel). ?Esta soledad radical del amor es causa de la esquizofrenia anal¨ªtica?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.