Dustin Hoffman, experto en Shakespeare
Peter Hall ha dicho de Shylock que "resulta maravillosamente rentable para cualquiera que interprete a Shakespeare por primera vez". No es un juego de palabras sobre las obsesiones financieras del personaje; se refiere a que pese a aparecer tan s¨®lo en cinco escenas de la obra, Shylock consigue dominar por completo El Mercader de Venecia. Con la direcci¨®n de Hall, experto en Shakespeare, la interpretaci¨®n del novato Dustin Hoffman resulta asombrosamente rentable.
El Shylock de Hoffman, a peque?a escala y de voz grave, vestido con su t¨²nica ce?ida y con dos tirabuzones enmarcando su rostro barbado, no es un ex¨®tico extranjero ni un florido charlat¨¢n, sino un astuto e ir¨®nico individuo, con cara de p¨®ker y mirada esquiva que mueve la cabeza como un paranoide. En sus habituales peleas con Antonio y los otros cristianos antisemitas, su cara se endurece en un esfuerzo de paciencia, terrible, casi c¨®mico. Cuando saca el pa?uelo para limpiarse con cuidado los restos de saliva, contin¨²a hablando con quienes le atacan como si el desagradable incidente lo hubiera provocado un p¨¢jaro. Hoffman, menudo y cabez¨®n, a?ade un componente l¨²dico a la inclinaci¨®n de su personaje hacia la autosuficiencia.
El Mercader de Venecia Teatro Rose, Londres
Fotograf¨ªa: Luciano Tovoli. Decorados: Ezio di Monte. M¨²sica: Armando Trovaioli. Montaje: Francesco Malvestito. Int¨¦rpretes: Marcello Mastroianni, Massirno Troisi, Marina Vlady, Paolo Panelli, Pamela Villoresi. Estreno en Madrid: cine Alphaville.
Sin pretender hacer un Shylock sentimental, Hall ha in troducido algunos toques que evocan su perfil humano, poniendo ¨¦nfasis en la figura del jud¨ªo que durante a?os ha sido tratado de forma inhumana. En un breve y gracioso mon¨®logo, su criado Launcelot Gobbo (un magn¨ªfico Peter Hugo-Daly) cuenta como fue agredido con una tetera que m¨¢s que nada desment¨ªa que el jud¨ªo le matara de hambre. M¨¢s en serio, Hall da un cariz perverso y perturbado a la escena en la que Shylock sale a cenar y deja a su hija Jessica a cargo de la casa.Es un momento crucial de la obra porque es la ¨²nica vez que vemos al jud¨ªo en la intimidad, liberado de la necesidad de disimular ante los cristianos. Si se quiere retratar a Shylock como a un villano sin coraz¨®n, el texto te permite demostrar la falta de amor de las relaciones que mantiene con su hija. Pero Hoffman y la billante interpretaci¨®n que Francesca Buller hace de Jessica, logran un variante sentimental de la escena.
Escena del juicio
No toda la obra alcanza este alto nivel. Tampoco la interpretaci¨®n de Hoffman, que aunque tiene momentos brillantes, no logra una imagen coherente y viva. Particularmente, en su s¨²bito y creciente ¨¢nimo vengativo o en los momentos de alta emoci¨®n en la escena del juicio, es una actuaci¨®n que parece no saber a d¨®nde se dirige. Coherente es, ciertamente, aunque algo desconcertante, la interpretaci¨®n que Geraldine James hace de Porcia. Las r¨ªgidas condiciones del testamento del padre de Porcia podr¨ªan crispar a cualquier mujer, pero Hall y James han enfatizado este aspecto de su exclusi¨®n por encima de cualquier otro y lo han llevado m¨¢s all¨¢ de su triunfo de Bassanio. Hall parece haber olvidado que es posible ser riguroso con la obra y lograr al mismo tiempo una escenificaci¨®n amena.?Hay compensaciones? Fundamentalmente la soberbia interpretaci¨®n de Francesca Buller como Jessica. Del reparto cabe destacar a Michael Siberry, como Gratiano, y Leight Lawson en Antonio.
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