Demagogia
Parec¨ªa que se iba a salir de la pantalla. Ah¨ª estaba, colgando del marco del televisor como cuelga la bruja de las marionetas de la embocadura de su teatrillo. Soltando bramidos y asustando a los ni?os. Estoy hablando de Alfonso Guerra y de un mitin que dio en no s¨¦ qu¨¦ sitio. De pronto se abalanz¨® hacia delante, la nariz se le afil¨® y comenz¨® a aullar: "?Quieren quitar a Barranco porque es hijo de obreroooo! ?No soportan que Juanito sea hijo de un pe¨®n de alba?iiiiil! ?No lo soportaaaaan". O desmesura semejante. S¨®lo que m¨¢s largo, m¨¢s repetitivo, m¨¢s t¨®rrido, m¨¢s desaforado, con m¨¢s interjecciones, m¨¢s tr¨¦molos incendiarios y m¨¢s vocales. Hab¨ªa que verlo para poder creerlo.Ya s¨¦ que el mitin es una pieza de oratoria que no suele dirigirse al intelecto de las gentes, sino a sus instintos m¨¢s bastardos. Pero aun as¨ª hay l¨ªmites en el achicharramiento de cerebros. Ver a nuestro vicepresidente convertido en un bolchevique de opereta daba grima. Flaco favor le hac¨ªa a "Juanito" y al PSOE: parec¨ªa puesto ah¨ª por el enemigo. No se puede sembrar tanta demagogia sin recoger tormentas.Desde luego tambi¨¦n hay riqu¨ªsimos y desfachatados populares que ahora pretenden ser el ¨¢ngel tutelar de los obreros. Pero la demagogia duele m¨¢s cuando viene de aquellos que todav¨ªa se llaman socialistas. Una cre¨ªa que cultivar el enga?o y el embrutecimiento de las masas no era un objetivo de la izquierda. Pero ah¨ª est¨¢ Alfonso Guerra, tan fino, tan educado y exquisito. Tan adobado de Mahler y Graci¨¢n, tan sensible ¨¦l con su Machado. Y berreando indecentes simplezas electorales sin ning¨²n espasmo de pudor en su almita de artista. El refinado Guerra debe de considerar en muy poco a los ciudadanos cuando pretende arengarles con recursos tan bajos.
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