No aptas para la lidia
Contra los interesados criterios que ponen en tela de juicio la validez de los an¨¢lisis t¨¦cnicos que actualmente se realizan en la secci¨®n veterinaria de la Escuela Nacional de Sanidad para descubrir la posible manipulaci¨®n de las astas del toro de lidia, hay que insistir en proclamar de forma rotunda e inequ¨ªvoca la validez y fiabilidad de los mismos, pues ¨¦stos vienen avalados por prestigiosos profesores en la materia. Y es de agradecer en este sentido la labor que han venido desarrollando en estos a?os los ilustres profesionales de la veterinaria encargados de dichos an¨¢lisis, expertos muy cualificados en todo lo relacionado con el toro de lidia. Puede afirmarse, sin temor, que las astas dictaminadas como positivas en dichos an¨¢lisis han sido manipuladas artificialmente en un ciento por ciento de los casos, aunque es muy posible que algunas manipuladas artificialmente, por causas muy diversas -entre otras, por dar el m¨¢ximo de garant¨ªa a los posibles infractores-, se dictaminaron como negativas, aunque hubiese la casi certeza moral y cient¨ªfica de que hab¨ªan sido sometidas al indeseable trabajo de los llamados afeitadores.Resulta curioso comprobar que quienes manejan m¨¢s directamente el negocio taurino vuelcan todos sus esfuerzos en este delicado tema por transferir responsabilidades de unos a otros, minimizar la cuesti¨®n y, lo que es m¨¢s grave, desacreditar a los profesionales y a las t¨¦cnicas que emplean para descubrir el fraude en los preceptivos an¨¢lisis. Lo l¨®gico y lo verdaderamente positivo para la fiesta ser¨ªa, por el contrario, que los estamentos m¨¢s directamente responsables del funcionamiento del espect¨¢culo taurino se esforzaran por alcanzar un acuerdo y erradicar de una vez por todas esta lacra de la manipulaci¨®n de las astas, que atenta directamente contra la esencia misma del espect¨¢culo. S¨ª, me estoy refiriendo a ganaderos, empresarios y toreros. Cuando el fraude se produce, hay, ciertamente, al final del proceso, un ¨²nico beneficiario: el torero. Pero quienes se pliegan a las exigencias de ¨¦stos o de sus mentores -ganaderos o empresanos- no son menos responsables materiales o morales que aqu¨¦l.
Cuantificar la extensi¨®n del fraude es tarea poco menos que imposible. Pero lo que s¨ª se puede hacer, y para esta temporada desde el Ministerio del Interior ya se han dado las instrucciones pertinentes a los delegados del Gobierno y gobernadores civiles, es extremar el rigor en los reconocimientos previos y rechazar aquellas reses que presenten anomal¨ªas en sus astas, ya sea por causas naturales o artificiales, como "no aptas para la lidia". Lo que resulta intolerable -e intentamos poner remedio- es que salten a la arena en cualquier plaza de toros reses con una cornamenta impresentable, defectuosa a todas luces, sea por la mano del barbero o por causas naturales. Esas reses hay que desecharlas sin contemplaciones. Pero para ello se requiere inexcusablemente el concurso y el asesoramiento t¨¦cnico de los veterinarios, pues ellos son, en definitiva, quienes deben prestar asistencia t¨¦cnica imprescindible al presidente de los festejos, para que ¨¦ste pueda dictaminar finalmente con buen criterio y la m¨¢xima objetividad, sin da?ar los leg¨ªtimos intereses de nadie.
Sin querer exculpar de las responsabilidades que en este tema pudiera tener la Administraci¨®n, es preciso decir que la soluci¨®n al problema del afeitado no est¨¢, ni va a estar nunca, en acrecentar las medidas de vigilancia policial, sino en que, de una vez por todas, ganaderos, empresarios y toreros digan basta ya a un intolerable fraude que se comete contra quienes mantienen el espect¨¢culo taurino: los espectadores; v¨ªctimas pasivas ¨¦stos de los manejos de unos pocos p¨ªcaros, que pueden hacerle m¨¢s da?o a la fiesta que todas las posibles resoluciones que contra la misma nos puedan venir del mism¨ªsimo Parlamento Europeo o de los lamentos de los incansables activistas contra la fiesta de los toros, encuadrados en determinadas asociaciones dedicadas presumiblemente a la protecci¨®n de los animales.
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