La 'ruta de las sotanas'
Paul Touvier, el 'Barbie franc¨¦s', ha pasado 40 a?os escondido en conventos, protegido por un sector de la Iglesia
, La ma?ana del mi¨¦rcoles 24 de mayo, Paul Touvier, como siempre, ten¨ªa preparadas las maletas. Escondido en el convento de Saint-Fran?ois, junto a una capilla del siglo XVII, en la parte vieja de Niza, dorm¨ªa a¨²n cuando los gendarmes de Par¨ªs acabaron con una huida de m¨¢s de 40 a?os. Su vida fue un puro salto de convento a monasterio, de iglesia a abad¨ªa. Ahora, el Barbie franc¨¦s, de 74 a?os, duerme en la prisi¨®n de Fresnes, donde lo primero que hizo al llegar fue visitar al capell¨¢n. Procesado, entre otros delitos, por cr¨ªmenes contra la humanidad, su juicio se celebrar¨¢ en Par¨ªs no antes de dos a?os.
Antes de abandonar su ¨²ltimo refugio, Touvier pidi¨® que uno de los sacerdotes integristas de Saint-Fran?ois le impartiera la bendici¨®n. El prior Charles Moulin, disc¨ªpulo de ?c?ne, el santuario del obispo cism¨¢tico Marcel Lefebvre, hab¨ªa acogido dos semanas antes al fugitivo, junto a su mujer, Monique Berthet, y sus dos hijos, Pierre, de 40 a?os, y Chantal, de 37. Los gendarmes descubrieron en el veh¨ªculo de Touvier, que utilizaba el nombre de Paul Lacroix, un fichero detallado de todas las personas que le ayudaron, las conversaciones que mantuvo y los movimientos que efectu¨® durante su larga clandestinidad.Servicios de informaci¨®n
Con esas p¨¢ginas, fruto de su maniaca pasi¨®n por los servicios de informaci¨®n, el juez podr¨¢ reconstruir la verdadera historia del peregrinaje de Touvier y las complicidades que le acompa?aron. Por el momento se sabe que los gendarmes llegaron al convento de Niza tras haber inspeccionado el monasterio de Wisques, en la regi¨®n de Pas de Calais (norte de Francia), cuyo abad, G¨¦rard Lafond, refund¨® despu¨¦s de la II Guerra Mundial la Orden de los Caballeros de Notre Dame. Esta cofrad¨ªa seglar, integrada por unos 400 miembros, aparece como una de las principales instituciones protectoras del antiguo jefe de la milicia de Ly¨®n durante la ocupaci¨®n nazi.
Los gendarmes visitaron asimsimo el domicilio, en las cercan¨ªas de Par¨ªs, del responsable de la orden en la capital, Jean-Pierre Lef¨¨vre. La orden de caballer¨ªa de Notre Dame es una asociaci¨®n de derecho can¨®nico, cuyos integrantes, vestidos de gris y adornados con una cruz, efect¨²an trabajos de intendencia en manifestaciones religiosas, como el mantenimiento del orden en las procesiones. En el monasterio de M¨¦zi¨¨res-en-Brenne, cerca de Chateauroux, regentado por carmelitas integristas, donde Touvier hab¨ªa estado en abril, los polic¨ªas encontraron la pista definitiva.
Touvier naci¨® el 3 de abril de 1915 en Saint-Vincent-sur-Jabron (Alpes de la Alta Provenza), en una familia de seis hijos educados en el catolicismo tradicionalista por un padre, ex militar, que en 1940 se integr¨® en la Legi¨®n de Combatientes creada por el r¨¦gimen colaboracionista de Vichy.
Mal estudiante, el joven Touvier se dedica a cortejar a las muchachas, trabaja de empleado de paqueter¨ªa en la compa?¨ªa de ferrocarriles y frecuenta las ligas de extrema derecha. Ingresa en la Legi¨®n Extranjera y en 1942 entra en el Servicio de Orden Legionario del Gobierno del mariscal Philippe P¨¦tain, hasta que, un a?o despu¨¦s, su padre lo introduce en la milicia, en la que asciende inmediatamente al puesto de jefe de la Segunda Secci¨®n (servicios de informaci¨®n) de Ly¨®n, donde trabaja dos a?os con Klaus Barbie. Desde su cargo en las tropas de choque de Vichy colabora con la Gestapo en la caza de jud¨ªos, resistentes y comunistas.
"P¨¦tain es Francia"
Al producirse la liberaci¨®n, el abad St¨¦phane Vautherin, capell¨¢n de la milicia y primer fundador de la Orden de los Caballeros de Notre Dame, oculta a Touvier, que acaba de liberar a 42 prisioneros, a petici¨®n del arzobispo de Ly¨®n, monse?or Gerlier, a cambio de protecci¨®n. Probablemente, el obispo pretend¨ªa con su gesto lavar una imagen marcada desde noviembre de 1940, cuando dijo: "P¨¦tain es Francia, Francia es P¨¦tain" '
Comienza entonces la ruta de las sotanas de Touvier. Primero en distintas abad¨ªas de Par¨ªs, despu¨¦s en la regi¨®n de Ly¨®n o en Saboya, se cuenta al menos en medio centenar el n¨²mero de monasterios o conventos en los que el ex miliciano encontr¨® posada y anonimato. El 10 de septiembre de 1945, un tribunal de Ly¨®n le condena a muerte en rebeld¨ªa, sentencia que se repite el 4 de marzo de 1947 en Chambery (Saboya).
En agosto de ese a?o, el abad Duben acoge a Touvier y oficia su matrimonio con Monique Berthet, empleada en una instituci¨®n religiosa a la que el Barbie franc¨¦s hab¨ªa conocido en la clandestinidad. M¨¢s tarde, Touvier vive en el convento de Saint-Alban-en-Leysse, cerca de Chambery, donde su pista reaparece en 1963, y cuatro a?os m¨¢s tarde el abad de La Grande-Chartreuse, Andr¨¦ Poisson, lo contrata como secretario. Monique, la esposa de Touvier, trabaja asimismo en el monasterio como gu¨ªa. Uno de los visitantes, el cantante Jaeques Brel, entabla amistad con aquel empleado que se hace llamar Paul Berthet, le encarga la vigilancia de las obras de renovaci¨®n de un chal¨¦ en los Alpes y lo introduce en el mundo de las casas discogr¨¢ficas. As¨ª, el antiguo collabo puede editar un disco sobre la educaci¨®n sexual titulado El amor y la vida.
En esta ¨¦poca, el gran valedor de Touvier es, desde 19577, monse?or Charles Duquaire, secretario del arzobispo Gerlier hasta la muerte de ¨¦ste, en 1965, y posteriormente de su sucesor en la sede de Ly¨®n, el cardenal Jean
La 'ruta de las sotanas'
Villot, quien lo llev¨® tambi¨¦n como fact¨®tum a Roma al ser nombrado, en 1969, secretario de Estado del papa Pablo VI. Duquaire, ya fallecido, confes¨® que actu¨® por su cuenta al pedir en varias ocasiones desde 1964 la gracia para Touvier al general Charles de Gaulle, quien siempre la neg¨®. Antoine Wenger, bi¨®grafo de Villot, ha escrito que el cardenal simplemente "estaba al corriente de la actividad caritativa de su secretario en favor de un tal se?or Paul".Cuatro a?os despu¨¦s, en 1967, al prescribir los delitos por los que hab¨ªa sido condenado a muerte, Touvier obtiene un carn¨¦ de identidad con domicilio en el arzobispado de Ly¨®n. Pero pesan a¨²n sobre ¨¦l las penas accesorias, que ser¨¢n amnistiadas el 23 de noviembre de 1971 por el presidente Georges Pompidou. Touvier recupera los bienes confiscados y se le autoriza a residir en Francia, aunque, como se ve obligado a explicar Pompidou en una conferencia de prensa un a?o m¨¢s tarde, sigue gin gozar de los derechos c¨ªvicos. "Est¨¢ todav¨ªa afectado", destaca el presidente, "por lo que se llama muerte civil".
Ante el esc¨¢ndalo, las organizaciones de resistentes -entre ellos, los espa?oles Alexandre Mu?oz Rojo y Jos¨¦ L¨®pez Alder- presentan en 1973 seis querellas que en 1981 y 1982 conducen a dos ¨®rdenes de detenci¨®n internacional por "intentos de asesinato, detenciones ilegales, secuestros y cr¨ªmenes contra la humanidad", delitos que no prescriben. Touvier vuelve a la clandestinidad de los conventos, bajo la protecci¨®n de la Orden de los Caballeros de Notre Dame y de cat¨®licos integristas. En septiembre de 1984, una mujer entrega en la sede de Chambery del diario Le Dauph?n¨¦ Lib¨¦r¨¦ una esquela en la que se comunica el fallecimiento de Touvier, muerto a los 70 a?os.
Falsa muerte
Pero el jefe de la milicia de Ly¨®n viv¨ªa, como pudieron comprobar el pasado d¨ªa 24 los gendarmes dirigidos por el juez Jean-Pierre Getti, encargado ahora de un sumario impulsado desde 1987 por su antecesor en el caso, Claude Grellier. Touvier, que padece problemas de pr¨®stata, est¨¢ procesado por su participaci¨®n en cuatro delitos: el asesinato en 1944 de Victor Basch, presidente de la Liga de los Derechos Humanos, y de su esposa; el fusilamiento en Ly¨®n, el mismo a?o, de siete jud¨ªos; la detenci¨®n en 1943 y el env¨ªo a Auschwitz del matrimonio jud¨ªo Eisner, y la deportaci¨®n a campos de concentraci¨®n de 57 resistentes y refugiados pol¨ªticos espa?oles, de los que s¨®lo se salvaron nueve.
Las revelaciones han despertado los fantasmas del pasado, especialmente el colaboracionismo de una parte de la Iglesia. Pero Henri Amouroux, uno de los mayores expertos en ese per¨ªodo, recuerda tambi¨¦n la ayuda de los religiosos a jud¨ªos y resistentes perseguidos. El episcopado, mientras, se esfuerza en separar la parte del todo, a veces con mala fortuna, como el presidente de la Conferencia Episcopal y actual arzobispo de Ly¨®n, Albert Decourtray, que ha alertado ante posibles "ajustes de cuentas". El cardenal de Par¨ªs, Jean-Marie Lustiger ha declarado: "La posici¨®n de la Iglesia no era diferente de la de los franceses en esa ¨¦poca".
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