De concierto a sesi¨®n de jazz
En la madrugada del domingo 4, TVE-2 ofreci¨® desde el Lincoln Center de Nueva York la retransmisi¨®n en directo del estreno de Epitaph, obra del compositor y contrabajista de jazz Charles Mingus (1922-1979). Epitaph, dividida en 19 partes o segmentos -algunos de ellos muy conocidos, como Better git it in your soul-, es la obra m¨¢s importante de Mingus, autor que, por otra parte, dej¨® su carrera sembrada de obras importantes, desde Pithecantropus erectus hasta Cumbia and jazz fusion o Something like a bird.Epitaph ocup¨® a Mingus muchos a?os, pero hasta ahora no hab¨ªa sido objeto m¨¢s que de representaciones parciales. Hubo un intento de grabarla con p¨²blico en octubre de 1962, pero result¨® un fracaso; la sesi¨®n fue adelantada, las partituras no estuvieron a tiempo, Mingus discuti¨® a pu?etazos con el trombonista Jimmy Knepper, no hubo ensayos y el concierto se desarroll¨® entre continuos sobresaltos. A pesar de todo se edit¨® un disco, Town Hall concert, donde se recoge muy bien el ambiente de caos que rein¨® en aquella ocasi¨®n.
La atm¨®sfera del estreno televisado era distinta. La obra estaba completa y ordenada gracias a los esfuerzos de la viuda del autor, Sue Mingus, y el music¨®logo y compositor Gunther Schuller, famoso en estas tareas por haber restaurado muchas de las obras de Scott Joplin, en especial la ¨®pera Treemonisha. Los m¨²sicos hab¨ªan tenido tiempo de ensayar, aunque no mucho, y a las ¨®rdenes de Schuller se hab¨ªa reunido una orquesta donde estaban algunos de los profesionales m¨¢s competentes del jazz actual. Hist¨®ricos que hab¨ªan participado en el intento del Town Hall, como Snooky Young, Jerome Richardson, John Handy, el tuba Don Butterfield y el trombonista Britt Woodinan -que tendria una actuaci¨®n memorable en la segunda parte-, se mezclaban con figuras de la importancia del saxo George Adams, los pianistas John Hicks y Roland Hanna y los trompetistas Lew Soloff, Randy Brecker y Wynton Marsalis. Notable es el caso de Marsalis, una estrella que acept¨® un papel secundario, aunque con su ¨²nico solo en la primera parte -en el estilo del ellingtoniano Cootie Williams- hizo que el p¨²blico interrumpiera el concierto con aplausos, provocando as¨ª la primera respuesta jazzistica de la noche.Todos los m¨²sicosEsta puede ser la mejor valoraci¨®n del estreno de Epitaph: un acontecimiento planteado con las merecidas galas de una representaci¨®n cl¨¢sica se fue transformando en una sesi¨®n de jazz. Del paso de la severidad y hasta rigidez del principio a la sensaci¨®n de abandono y euforia del final fue responsable en parte Gunther Schuller, por su inteligente disposici¨®n de la obra. Pero los responsables principales fueron los m¨²sicos, todos los m¨²sicos, que poco a poco se olvidaron de formalidades y recobraron su personalidad. El ejemplo m¨¢s sorprendente fue el fagotista Michael Rabinowitz, quien en Wolverine blues hizo un solo tan vibrante y tan aut¨¦ntico que hasta lleg¨® a inclinar el fagot de manera parecida a como Lester Young inclinaba el saxo. A Mingus le hubiera gustado.
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