Lo que se juegan las empresas
Seg¨²n reza el viejo aforismo period¨ªstico, el inter¨¦s que un contecimiento suscita en las personas suele ser directamente proporcional a la proximidad que tenga con ellos, o en todo caso, a la influencia que dicho acontecimiento pueda ejercer en esos mismos ciudadanos. Desde este punto de vista, para muchos electores espa?oles, el factor proximidad es difuso o incluso inexistente ante los pr¨®ximos comicios europeos.Por otra parte, estas elecciones europeas se producen en un mal momento para la clase pol¨ªtica espa?ola, cuya imagen se ha visto afectada por los ¨²ltimos y sonados episodios de transfuguismo y sospechas de compra y venta de votos que se han producido en relaci¨®n con Gobiernos aut¨®nomos y municipales.
Es cierto que estos casos afectan a una exigua minor¨ªa, como tambi¨¦n es cierto que es injusto tomar la parte por el todo y descalificar al conjunto de una clase dirigente que ha sido capaz de realizar una transici¨®n a la democracia tan brillante como pac¨ªfica.
Pese a todo, y siendo realistas, debemos convenir que la opini¨®n p¨²blica est¨¢ muy sensibilizada contra la pol¨ªtica y que estos dos factores, falta de proximidad y mala imagen coyuntural, se al¨ªan para hacer temer una fuerte abstenci¨®n el d¨ªa de las elecciones europeas.
Y sin embargo, el pr¨®ximo 15 de junio los espa?oles nos jugamos muchas cosas. En orden de importancia, realmente nos jugamos mucho m¨¢s que cuando se producen elecciones auton¨®micas y municipales, aunque pocos tengan conciencia de que esto es as¨ª.
La adhesi¨®n de Espa?a al Mercado Com¨²n, en 1986, fue en s¨ªntesis una gran operaci¨®n de cesi¨®n de soberan¨ªa a favor de una instancia supranacional que a partir de ese momento ten¨ªa capacidad para imponer ciertas obligaciones a sus miembros.
Esta capacidad coactiva de la Comunidad Europea sobre los Estados se ve¨ªa limitada, no obstante, por el derecho de veto que cada pa¨ªs pod¨ªa ejercer en el caso de que no deseara que entrase en vigor una norma.
Otra garant¨ªa para los Estados era que la fuente de la normativa comunitaria era el Consejo de Ministros de la Comunidad, es decir, un ¨®rgano formado por ministros de cada naci¨®n.
Por ¨²ltimo, si a pesar del derecho de veto y de haber estado presente en la decisi¨®n un ministro de su pa¨ªs, prosperaba una norma que no agradaba a alg¨²n Estado, siempre le cab¨ªa la posibilidad de imponer en su territorio las suficientes trabas, aranceles, filtros t¨¦cnicos o sanitarios o cualquier otra argucia que suavizara, o simplemente incumpliera, la norma comunitaria.
Pero a mediados de 1987, cuando entra en vigor el Acta ¨²nica Europea, las reglas del juego cambian casi totalmente. El Acta ¨²nica es un conjunto de reformas de los tratados constitutivos de las Comunidades Europeas, reunidas en un solo texto legal y, cuyos tres puntos m¨¢s importantes son, precisamente:
- La abolici¨®n del derecho de veto, de manera que a partir del Acta ?nica las decisiones se pueden tomar por mayor¨ªa, no por unanimidad.
- La transferencia al Parlamento Europeo de funciones legislativas cada vez mayores, que comparte con el Consejo de Ministros de la Comunidad, para tener as¨ª un ¨®rgano legislativo propio.
- La abolici¨®n para el 1 de enero de 1993 de todas las trabas, normas espec¨ªficas y barreras proteccionistas que a¨²n persisten en la Comunidad. Es decir, la consecuci¨®n a fecha aja del gran mercado interior o mercado ¨²nico europeo, para todo tipo de bienes, servicios, capitales y mano de obra.
En resumen, si la adhesi¨®n en 1986 fue una gran cesi¨®n de soberan¨ªa, la aceptaci¨®n del Acta ¨²nica en 1987 ampli¨® los l¨ªmites de esta cesi¨®n hasta horizontes todav¨ªa imprevisibles. Por eso, lo que vaya a ser la vida de los espa?oles en los a?os venideros se parecer¨¢ m¨¢s a lo que se establezca en los grandes centros de decisi¨®n eu-
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Lo que se juegan las empresas
Viene de la p¨¢gina anteriorropeos que a lo que se legisle en el Parlamento nacional o en las comunidades aut¨®nomas.
Y no estoy hablando de grandes modelos ni de ret¨®ricas grandilocuentes sobre la construcci¨®n de Europa. Estoy hablando de cu¨¢nta fruta vamos a poder vender, o de cu¨¢nto vino nos van a dejar producir, o de qu¨¦ impuestos tendremos que pagar, o de si nos van a reconocer o no nuestros t¨ªtulos profesionales en el mercado de trabajo europeo. Nada m¨¢s tangible ni m¨¢s concreto.
El Parlamento Europeo est¨¢ llamado a ser uno de los centros de decisi¨®n m¨¢s importantes. Por eso el 15 de junio es algo pr¨®ximo.
Vamos a empezar a dise?ar una C¨¢mara legislativa que a la larga marcar¨¢ su impronta en la manera de ser de Europa, y dir¨¢ si vamos hacia un modelo intervencionista o liberal, hacia una Europa din¨¢mica o esclerotizada, hacia un continente de ciudadanos o hacia una superestructura llena de bur¨®cratas.Para las empresas espa?olas, inmersas en un proceso de internacionalizaci¨®n y de adaptaci¨®n a las duras condiciones de la competencia comunitaria, la composici¨®n del Parlamento Europeo no puede sernos indiferente.
El modelo de representaci¨®n en Europa nos dir¨¢ a la larga c¨®mo ser¨¢ la econom¨ªa y la empresa del futuro. Por eso es fundamental que adquiramos conciencia lo antes posible de que los comicios del pr¨®ximo 15 de junio, por encima de ret¨®ricas y de empachos de pol¨ªtica coyuntural, son para nosotros tan cercanas y cruciales como unas generales, y que de una alta participaci¨®n depender¨¢ que el modelo de Europa sea el que realmente queremos.
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