Votar libre
EN LOS pa¨ªses miembros de la Europa de los doce, entre el 70% y el 80% de la normativa econ¨®mica y social con incidencia directa en los intereses y aspiraciones de los ciudadanos ser¨¢ adoptada, en el curso de los pr¨®ximos 10 a?os, en las instituciones comunitarias. As¨ª pues, las generaciones actuales asistir¨¢n al fen¨®meno hist¨®rico de la transferencia a favor de organizaciones supraestatales de una parte sustancial de la soberan¨ªa atribuida a los Estados desde los albores de la modernidad. Este hecho generar¨¢, casi de forma autom¨¢tica, una nueva estructura de poder de la que saldr¨¢n beneficiarios y perdedores que, en algunos casos, no coincidir¨¢n con los que existen actualmente.Las instituciones de la Comunidad Europea est¨¢n faltas actualmente del grado de legitimidad democr¨¢tica -por la forma de elecci¨®n y posibilidades de control- que caracteriza a sus equivalentes nacionales. Las competencias del Parlamento Europeo, ¨²nico organismo de elecci¨®n directa del entramado institucional de la CE, son bastante limitadas en comparaci¨®n con las de las dem¨¢s instituciones que dirigen la Comunidad. El desfase entre las estructuras burocr¨¢ticas y las representativas es consecuencia del existente entre las fuerzas econ¨®micas, que hace tiempo emprendieron el camino de la superaci¨®n de las barreras nacionales, y los partidos pol¨ªticos, m¨¢s reticentes a traspasar el umbral estatal.
La oposici¨®n antifranquista, que hab¨ªa compartido con la izquierda europea las reticencias hacia lo que fue calificado como Europa de los mercaderes, acab¨® asociando, a partir de los a?os setenta, la idea de Europa al objetivo de recuperaci¨®n de las libertades. Esa identificaci¨®n, asumida luego por la mayor¨ªa de los ciudadanos, explica que, seg¨²n indican diversas encuestas, los espa?oles figuren hoy entre los europeos m¨¢s favorables a avanzar en el camino hacia la unidaa pol¨ªtica comunitaria. En contraste con esa aspiraci¨®n, los pol¨ªticos espa?oles apenas han desbordado los ¨¢mbitos de la pol¨¦mica dom¨¦stica a la hora de plantear sus ofertas electorales cuando lo que se decida en los pr¨®ximos a?os en la Europa comunitaria afectar¨¢ m¨¢s a la vida de los ciudadanos espa?oles, para bien o para mal, que el juego pol¨ªtico nacional.
La campa?a que ahora finaliza ha estado presidida por dos hechos pol¨ªticos de orden interno. De una parte, el esbozo de alianza de las fuerzas de centroderecha que suponen los pactos en algunos municipios entre el PP y el CDS. De otra, la oleada de informaciones sobre infidelidades ideol¨®gicas, sobornos y otras corrupciones que han afectado seriamente la imagen de los pol¨ªticos profesionales.
Lo primero ha servido para descubrir una faceta relativamente in¨¦dita en los a?os m¨¢s recientes de administraci¨®n socialista: que se ha acabado el paseo militar del PSOE por los diferentes Gobiernos centrales, aut¨®nomos o municipales, y que la oposici¨®n, de derechas o de izquierdas, quiere arrancar parcelas de poder, aunque para ello haya de recurrir a alianzas, algunas de ellas espurias desde el punto de vista ideol¨®gico. Como consecuencia de esta actitud se ha percibido de forma n¨ªtida la resistencia de muchos pol¨ªticos instalados a abandonar sus posiciones, recurriendo para ello a m¨¦todos que no hubieran osado utilizar para acceder a las mismas.
Por otra parte, las denuncias de corrupci¨®n han venido a confirmar algo sobre lo que ya llam¨® la atenci¨®n Max Weber: que a los pol¨ªticos, a diferencia con otras profesiones, se les juzga siempre por lo peor del gremio. Y no es justo. La pr¨¢ctica de la democracia ha ense?ado a los espa?oles a convivir con la imperfecci¨®n: la distancia con el modelo ideal no tiene por qu¨¦ llevar a la desesperaci¨®n. La democracia, sistema de opini¨®n p¨²blica, permite que los esc¨¢ndalos se conozcan. Y combatirlos. Porque lo que nadie podr¨¢ impedir es que los electores ejerzan libremente su derecho al voto. La tentaci¨®n de la abstenci¨®n, en s¨ª misma leg¨ªtima, puede resultar comprensible. Pero poco contribuye a fortalecer los recursos con que cuenta el sistema democr¨¢tico para defenderse frente a quienes abusan de ¨¦l.
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